Crítica: Blood Incantation “Starspawn”

Soy consciente de que en Internet el ritmo es vertiginoso y la mayor parte de los que escriben suelen reseñar discos con pocas horas de vida tras su filtrado, cuando apenas lo han escuchado por primera vez, a lectores a los que no les interesa qué se publicó ayer y devoran con ansia, pero sin degustar. Pero hay algunos a los que no nos interesan las visitas, las lecturas y sus dichosos ‘clicks’ porque no vivimos de esto y ni siquiera nos lo hemos planteado, que disfrutamos de la música y nos da completamente igual escribir sobre un álbum publicado hace meses, como es el caso de “Starspawn” de Blood Incantation. Como cualquier aficionado al metal, suelo comprar vinilos en tiendas como Hells Headbangers, Van Records o Dark Descent Records -entre muchísimas otras- siendo estos últimos los que publicaron la cuidada pero modesta edición del álbum que nos ocupa. Fueron muchas las semanas de espera hasta que recibí “Starspawn” en vinilo, mucho después de que algunos lo encumbrasen y otros posasen con él en Instagram, como si de una gran pieza de un día de pesca se tratase. Es por eso que, con el mismo arranque de honestidad que siento por las bandas que respeto, acudí al Bandcamp de Blood Incantation y decidí comprar mi copia digital a los de Colorado (exactamente igual que hice con su EP “Interdimensional Extinction” de 2015). Podréis pensar que soy un romántico o un completo imbécil por aquello de pagar por lo que uno puede descargar gratis, pero la respuesta es mucho más sencilla; sigo creyendo justo y necesario comprar, ayudar o recompensar a esas bandas que no pueden vivir de esto y para los que la venta de un solo álbum sigue importando, aquí no se trata de alimentar el ego de ningún artista sino de conseguir que pueda seguir componiendo música, dedicándose a lo que más ama y nos hace felices al resto. Diez euros me siguen pareciendo una auténtica miseria en comparación con la cantidad de horas de trabajo que hay tras un álbum y la satisfacción de seguir escuchando su obra, de saber que van a poder continuar gracias a cientos o miles de personas como yo. Además, no voy a negarlo, soy coleccionista y, como tal, estamos viviendo una auténtica época dorada aquellos que compramos música; hay maravillosas ediciones a precios realmente asequibles.

Pero también está siendo un gran momento para los amantes del death metal (podríamos hacerlo extensible a otros subgéneros) que está viviendo un gran momento de esplendor gracias a Internet y su repercusión, siendo muchos los discos que a lo largo de año pasado nos sorprendieron. Es por eso que cuando la gira de Blood Incantation y Spectral Voice pasó por nuestro país, ni lo dudé y no me equivoqué, fue una gran noche con ambas formaciones compartiendo el escenario de una diminuta sala que, por desgracia, ni siquiera mostró lleno absoluto. La ironía de nuestros días; mientas miles de personas posan con tus discos en sus manos en diferentes ediciones y colores, parecen incapaces de comprarte una entrada.

Grabado íntegramente de manera analógica, “Starspawn”, respira aires de clásico de culto; esa clase de discos atemporales que, independientemente de su éxito, trascienden como influencia para futuras generaciones. Es verdad que la banda liderada por Paul Riedl ahonda en una temática muy manida en el metal en general, pero es esa mezcla claustrofóbica, siniestra, de malignidad galáctica, la que hace única a “Starspawn”, un álbum al que quizá -y poniéndonos muy puntillosos- la única pega que podríamos ponerle es quizá el orden de las canciones porque, por lo demás, la batería de Isaac Faulk es densa y rica en matices, como el bajo de Jeff Barret mientras que las guitarras de Kolontyrsky y Riedl, a pesar del recorte de agudos, suenan excepcionalmente bien; oscuras y siniestras pero con ese puntito de riesgo tan apropiado en la temática espacial. Un camino recorrido nada fácil con tres demos y un split (precisamente con Spectral Voice, algo que no es de extrañar cuando tres de sus miembros pertenecen a Blood Incantation; Paul Riedl, Morris Kolontyrsky y Jeff Barrett), además del magnífico EP “Interdimensional Extinction” hasta llegar a su primer álbum, este “Starspawn” que se ha coronado como uno de los mejores lanzamientos del año pasado.

La desolación de “Vitrification of Blood (Pt.1)” con sus trece minutos puede parecer excesiva para abrir un álbum y habría funcionado infinitamente en la recta final de “Starspawn”, a modo de flamante clímax. Pero hay que reconocer que hay que estar muy seguro de uno mismo para abrir con semejante pieza; la pesadez de las guitarras es tan sólo momentánea y tras esa gruta en la mismísima superficie de un planeta extraño que parece ser la garganta de Riedl, toda la banda parece coger velocidad y encabronarse mientras Faulk les guía con su fuerte pegada tras la batería, justo cuando las guitarras parecen despegar. No es de extrañar que, pese a lo pedestre del riff, de lo animal de su propuesta y lo crudo de su estética, tras Blood Incantation se escondan unos músicos de tal habilidad que hagan que trece minutos pasen en un santiamén gracias a la narración y lo natural de la evolución de la pieza.

En “Chaoplasm” pisarán a fondo con un magnífico trabajo de Riedl y Kolontyrsky a las guitarras, en constante diálogo, como deslumbrante es la hipervelocidad de Faulk en una arrolladora propuesta sideral de death metal a la antigua usanza pero con auténtica mala leche y unos solos equilibrados y pensados con matemática precisión. “Hidden Species (Vitrification of Blood Pt. 2)” encaja a la perfección con su primera parte y cuesta entenderla como una composición plenamente death si atendemos a su riff inicial, plenamente groovy, ese toque pesado en su desarrollo, acercándola a una suerte de death-doom o esos últimos cuatro minutos en los cuales parecemos estar navegando en el interior de la USCSS Nostromo y estar llegando a un volcánico planeta de fuerte hedor a azufre, una ambientación ideal gracias a unos efectos que le dan mucho sabor y, de nuevo, Kolontyrsky rayando la superficie con la violenta agresividad de sus acerados solos.

Otro ejemplo de cómo una canción habría funcionado mucho mejor si sirviese como interludio es “Meticulous Soul Devourment” cuya penúltima posición le resta impacto y deja todo el peso en la profunda y de cierto aire thrash, “Starspawn”, que da nombre al álbum e incluye un puente en el que Faulk y Barret parecen marcar el ritmo de Blood Incantation, sintiéndose más libres que nunca, acercando su compás al de la fusión más pura hasta que la épica del solo de Kolontyrsky y la garganta de Riedl nos vuelvan a situar en este corto (poco más de treinta minutos) pero inusual viaje en el que, sin embargo, la pericia de Blood Incantation y la profundidad de una obra como “Starpawn” es capaz de sumergirnos y que nos preguntemos dónde demonios nos hemos metido durante la última media hora. Si uno de los grandes propósitos del arte es precisamente evadirnos de la realidad, Blood Incantation han logrado la cuadratura del círculo; pocas veces escucharás un álbum tan breve que sea capaz de meterte de lleno en su mundo con tanta facilidad.


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