Crítica: The Black Dahlia Murder "Nightbringers"

Son pocas las veces en las que uno es testigo del crecimiento de una banda, con The Black Dahlia Murder, sin embargo, creo que la sensación es generalizada y los de Michigan han hecho los deberes durante los últimos diez años. Sin hacer mucho ruido, sin levantar demasiado polvo, siendo considerados por muchos como una banda más de death metal, con un toque simpático, aires de deathcore en algunos momentos y una actitud distendida que a muchos ha confundido porque tras esa máscara, Black Dahlia Murder están logrando convertirse en una reconocida marca de death, fiable en estudio pero también cada noche. Quizá sea el logo y los bonitos diseños de sus portadas o merchandising (ese por el que sus seguidores son capaces de vender a sus parejas e hijos y que alenta a la banda a vender desde las clásicas camisetas y sudaderas a llaveros del mítico Cecil Hotel por el que pasó el asesino, tangas, pipas e incluso carne desecada), quizá sea su habilidad y solvencia como músicos en directo o una carrera que a partir de “Nocturnal” (2007) -y con la excepción de “Deflorate” (2009)- nos ha dado alegrías del tamaño de “Everblack” (2013), “Abysmal” (2015) o este “Nightbringers”. Lo cierto es que no sé exactamente cuándo fechar mi afición por su música, quizá fue tras la gira de “Everblack” -un álbum que crece dentro de uno con cada escucha y cuya gira está tomando tintes de leyenda cuando muchos de sus seguidores literalmente se derretirían por escuchar de nuevo sus canciones en directo- o quizá es algo tan sencillo como que a menudo recurro a su música cuando quiero escuchar algo de calidad, sin grandes pretensiones o alardes (lo más importante), pero con buenas canciones.

Así, de manera contundente y ligeramente pesada, arranca “Widowmaker”, recordándome a “Miasma” pero con mejor producción. Trevor Strnad, chilla hasta el desquicie, hasta parecer un gañido, el tempo es pulsado como si de una ametralladora se tratase por un Alan Cassidy verdaderamente intratable en perfecta comunión con Lavelle. Nada es casualidad, The Black Dahlia Murder pueden parecer divertidos pero no dan tregua ni en directo ni en estudio. Algo que se siente en “Of God And Serpent, Of Spectre And Snake”, más machacona y pasada de revoluciones pero más melódica gracias a su riff. “Matriarch” hunde sus raíces en “Nocturnal”, de hecho no sería chocante escucharla en aquel álbum como “Nightbringers” recuerda a los suecos In Flames pero con más arrojo y desgarro, con más estómago y menos azúcar, como les está ocurriendo desde hace muchos años.

En “Jars” las cosas se ponen serias; The Black Dahlia Murder pueden presumir de una propuesta tan técnica como el que más a pesar de ese sentimiento deathcore o el regusto melódico, una tendencia que en “Kings of the Nightworld” llevarán al extremo gracias al magnífico trabajo de Eschbach y Ellis y uno de los riffs más pegadizos de todo “Nightbringers” hasta la monstruosa perfección de tres minutos y medio que es “Catacomb Hecatomb”.

Para un cierre acorde a “Nightbringers”, “As Good as Dead” con ese comienzo más groovy hasta el vendaval de mala leche en el que se convierte o “The Lonely Deceased” tirando de una épica inaudita en el encanto de serie B que posee la banda de Strnad, haciendo sonar su gruesísimo riff por Amon Amarth pero con más ferocidad, más riesgo y, claro, más velocidad que nuestros queridos vikingos (sin contar con ese brillante puente acústico que, siento de nuevo repetirme, hará las envidias de los de Fridén y sus seguidores)

Un álbum que sabe bien y atruena aún mejor y que bien puede entenderse, sin duda, como el mejor de la banda hasta la fecha sino fuese porque sabe a continuación de “Everblack” y “Abysmal” (pese a la buscada frescura de su sonido y esa producción tan orgánica) y esto, que sin ser tampoco un defecto, por otro lado produce un grato sentimiento de reencuentro; porque nadie suena como The Black Dahlia Murder. Un placer reencontrarse con ellos en “Nightbringers”, seguiremos informando desde la pista de sus próximos conciertos en nuestro país (junto a Cannibal Corpse, ni más ni menos), una banda capaz de sumirte en ese placentero estado de espera que precede a Halloween, da igual la fecha en la que suenen sus canciones, The Black Dahlia Murder tienen encanto, joder si lo tienen…


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