Crítica: Havok "V"

Vayamos por partes, "Conformicide" (2017) no me disgustó, ni me pareció un mal álbum pese a todos sus defectos, aunque lo considere un bajón notable respecto a "Unnatural Selection "(2013) y, mi favorito, "Time Is Up" (2011), por lo que mis expectativas con Havok estaban casi intactas. Por otra parte, la llegada de Brandon Bruce al bajo hace justicia al sonido de la banda y suena poderoso en “V”, además el trabajo de los propios Havok y Mark Lewis tras los mandos, logra que el álbum suene como un cohete, por no hablar de la portada; obra del genial Eliran Kantor que, quizá por deformación, me recuerda muchísimo al tipo de obras que, seguramente, Chuck Schuldiner (si hubiese seguido entre nosotros) habría escogido para alguna de sus nuevas obras, esas que nunca escucharemos. Por desgracia, es algo de lo que no podremos ser testigos pero, en el caso de que Metallica hubiesen fallecido en otoño del 86 en aquella fría carretera sueca o Mustaine hubiese sucumbido a sus adicciones, Havok nos habrían deleitado con lo que habrían grabado dos décadas después, sin necesidad de Delorean alguno. Y es que mi mayor problema con “V” es lo que es y podría haber sido; me estoy refiriendo a una banda que, en efecto, practican thrash pero poseen un nivel instrumental sobresaliente y, sin embargo, al revés que Warbringer, parecen haber saqueado, sin rubor alguno, las arcas de los de San Francisco, entre otros.

 

No es que la introducción de "Post-Truth Era" suene a “Blackened” o “Betrayed By Technology” sea puro Megadeth (como “Merchants Of Death”), sino la sinvergonzonería de no ocultar mejor sus huellas en la arena, de recurrir a referencias más oscuras del thrash, en lugar de clásicos que permanecen en la memoria de todos. Que “Fear Campaign” suene "Kill 'Em All" (1983) y puedas incluso cantar “Hit The Lights” sobre su riff principal o “Ritual Of Mind” un plagio descarado de “Eye Of The Beholder”. Pero, y espero que el lector esté de acuerdo; es muy diferente plagiar, además de fácil, y camuflarlo como homenaje, que sentarse y estrujarse los sesos. Pero es el momento que nos toca y el público de Havok está en una peligrosa veintena o primeros de sus treinta, una generación que consume discografías completas en un fin de semana y cuyo conocimiento se limita a lo que reza Wikipedia, como para que les pidas que te hablen de Coroner, Deathrow, Watchtower, Psyhoctic Waltz, Mekon Delta o muestren algo de sentido crítico con los riffs de su banda favorita.

 

Lo que más me duele es ser testigo del magnífico sonido y la buenísima ejecución. De escuchar piezas como las mencionadas, “Phantom Force” o “Panpsychism” y confirmar, no sin pena, que Havok poseen un potencial tan enorme como la oportunidad perdida, que “V” podría haber sido el disco que les aupase a lo más alto, que el bajo hace retumbar cualquier equipo de música y, a pesar de los robos, quizá sea su mejor trabajo desde "Time Is Up" (2011), que cerrar con la mencionada “Merchants Of Death” seguramente haga poner los ojos en blanco a Mustaine y “Don’t Do It”, a pesar de sus ocho minutazos de rigor, posee el sonido de “A Tout le Monde" y las líneas de bajo de Ellefson, para encabronarse y terminar con “In My Darkest Hour”, pero pasada de revoluciones. 


Me gustaría preguntarle a David Sánchez, su vocalista, si era necesario. A ese genio que es Reece Scruggs, guitarrista de Havok, si no podía haberse lucido sin sacar a relucir su amor por los clásicos del thrash y rompernos el cuello con sus propios riffs pero, mucho me temo, que Havok no cuenta con que haya seguidores que sí tengan memoria o hayan vivido la época dorada del thrash, y se conforman con descargas de testosterona de cuarenta y cinco minutos en minúsculas salas repletas de veinteañeros que, en el mejor de los casos, habrán escuchando “Reign In Blood” (1986) un par de veces y para los que “Hardwired... to Self-Destruct” (2016) es un disco tan digno como “St. Anger” (2003) posee ideas interesantes, ajenos al descaro de Havok y la escasez de ideas que no ayuda a un subgénero caduco que, paradójicamente, ha envejecido bastante mal en comparación con otros más extremos y menos ‘underground’. Una auténtica pena…


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