Crítica: Crowbar "The Serpent Only Lies"

Imagínate que la banda de metal más popular del mundo te encarga la realización de la portada de su primer álbum de estudio en ocho años y tú, no se sabe cómo, terminas entregando el diseño que otra banda –mucho menos popular- ideó para su propio disco hace dieciocho años y solventas el desaguisado riéndote de todo y de ellos, evidenciendo aún más tu falta de profesionalidad.; ¿quién coño conoce a Crowbar? Eso es lo que le ocurrió decir a Dimitri Scheblanov de Herring & Herring, cuando justificó su trabajo y el de Turner Duckworth para el esperadísimo “Hardwired... to Self-Destruct” de Metallica y su más que razonable parecido con “Odd Fellows Rest” (1998) de Crowbar en uno de esos momentos en lo que merece más la pena callarse a abrir la boca y disipar cualquier duda sobre tu estulticia ante la mirada de Lars Ulrich, sabedor de que cada paso de Metallica será examinado con lupa por millones de personas. Por suerte para algunos, parece que la sangre no llegó al río y Crowbar decidieron no tomar acciones legales, ¿se imagina alguien si hubiese ocurrido al revés? Por todos es sabido el celo de los abogados de Metallica cuando enviaron un aviso a la banda tributo canadiense Sandman por utilizar la tipografía de los de San Francisco…

Pero vayamos a lo que nos importa porque amar la música –y más en concreto un subgénero como es el metal- y no conocer a Crowbar carece de todo sentido y más cuando Kirk Windstein parece haberse empeñado en recordarnos a todos que había vida tras Phil Anselmo y Down, tras un “Lifesblood For The Downtrodden” (2005) y los seis años que lo separaron de “Sever The Wicked Hand” (2011) que, aunque correcto, no fue más que un simple calentamiento para el notable “Symmetry In Black” (2014) y este “The Serpent Only Lies” (2016) que continúa su senda y, aunque a Windstein le hubiese gustado dar un pasito más, es imposible negar que a pesar de no haberse alejado de las coordenadas de Crowbar y su anterior trabajo, es uno de los trabajo más sólidos del año pasado aunque inevitablemente siempre quede a la sombra de “Sonic Excess In Its Purest Form” (2001). Por otra parte, ¿quién quiere que Crowbar innoven o evolucionen más allá de lo estrictamente necesario?

Junto a Matthew Brunson, Tommy Buckley y de nuevo Todd Strange en sus filas, Windstein (junto a Duane Simoneaux en las mezclas) han decidido presentar un disco robusto en el que los asfixiantes guitarrazos de monolítico sonido vuelven a ser la seña de identidad de unos riffs pantanosos que, por desgracia, colmarán de envidia a Phil Anselmo; quien ha decidido revivir a Superjoint Ritual (ahora simplemente Superjoint) y ha firmado un “Caught Up in the Gears of Application” que si nos ha llegado a gustar es porque ya son muchos años amando el sonido Nola y siguiendo la carrera de Anselmo más que por lo logros propios de un álbum con un sonido a veces pobre y tan sólo dos o tres canciones como auténticas valedoras mientras que Windstein puede presumir de que “The Serpent Only Lies” es capaz de devorar los últimos dos trabajos de su amigo Phil que parece estar pensándose demasiado la continuación de “Down III: Over the Under” (2007) desde que Kirk dejase el proyecto para centrarse en Crowbar y Bobby Landgraf haya sido su reemplazo.

“Falling While Rising” es una buena carta de presentación para todos aquellos que no conociesen a Crowbar hasta la fecha y los diseñadores de Metallica; un sudoroso riff que parece moverse como una enorme Titanoboa con un Kirk rugiendo al más puro estilo de Crowbar y Matthew, Todd y Tommy siguiéndole a lomos de la prehistórica serpiente, una canción que junto a “Plasmic And Pure” dejan poco a la imaginación pero nos dan lo que pedimos en un disco de los de Nueva Orleans. Es por eso que agradeceremos el cambio que supone la desgarradora “I Am The Storm” y ese acelerón tan refrescante y que tanto echaremos en falta en las asfixiantes “Surviving The Abyss” o “The Serpent Only Lies” (esta última es densa, en efecto, pero también posee un genial cambio de ritmo así como un lentísimo estribillo que atrapa al oyente). ¿Por qué digo todo esto?

Porque si un defecto podríamos echarle en cara a “The Serpent Only Lies” es lo homogéneo en la composición; pocas sorpresas habrá en sus surcos con una canciones en las que se repiten las estructuras más de lo deseado (como en “Embrace The Light”) y termina por agotar al oyente casual o a ese que no ponga demasiada atención en el disco y, sin embargo, agradecerá esos pequeños oasis en el desierto que son la épica “On Holy Ground” (tremendamente emocionante desde su introducción al último de sus segundos) o la ensoñadora “Song Of The Dunes” en la que se olvidan de sus cavernosos riffs para construir una canción más cercana al postpunk que al groove aunque la cabra tire al monte y Kirk Windstein prefiera despedir el álbum con “As I Heal”.

“The Serpent Only Lies”, en efecto, puede acusar una repetición constante en las estructuras de sus composiciones y eliminar casi cualquier factor sorpresa en su escucha pero también es verdad que es un álbum tan potente y satisfactorio como “Symmetry In Black”, además de salir victorioso en la inevitable comparación con “Caught Up in the Gears of Application”, además Kirk Windstein demuestra estar de lo más inspirado en sus letras y tener el excelente gusto de haber elegido al genial Eliran Kantor para la portada del álbum. El equipo de diseño de Metallica ya no tiene excusa para no saber quiénes son Crowbar, “The Serpent Only Lies” demuestra que hay vida tras “Sonic Excess in Its Purest Form”, Down y sí “Hardwired... to Self-Destruct”…

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