Crítica: Pain “Coming Home"

¿Cuándo un artista comienza a faltarse el respeto a sí mismo? Algunos responderán que cuando se vende (algo tan abstracto como difícil de explicar porque cada uno tenemos nuestro propio precio y siempre creemos que el de los demás es más barato). Pero, en todo este mundo de percepciones y ‘buenrollismo’ en el cual se nos asegura que todos tenemos algo que decir (falso) y que cualquier opinión es válida y respetable (aún más falso) hay una única verdad absoluta y es que un artista (me da igual la disciplina) comienza a faltarse a sí mismo cuando, ciscándose en su pasado (perdón por la expresión), nos ofrece material de segunda. No dudo que Peter Tägtgren sea para muchos una auténtica leyenda (que lo es) y que escuchen este “Coming Home” de Pain y crean estar ante un buen disco (que no lo es) pero basta echar un sencillo vistazo atrás para darse cuenta de que semejante engendro palidece cuando lo comparamos con cualquier otro álbum en la carrera del sueco y no hace falta irse muy atrás para sacarle los colores a cualquiera que tenga el atrevimiento de defender este absurdo álbum de arreglos de plástico, sintético hasta la exageración, con envoltorio prefabricado y de canciones mediocres y fácilmente olvidables.

“A Taste of Extreme Divinity” (2009) o “Virus” (2005) de Hypocrisy son grandes discos, incluso el último “End Of Disclosure” (2013) parece la octava maravilla si lo comparamos a este “Coming Home”, por no hablar, claro de “The Arrival” (2004) o, yéndonos más lejos, a obras como “Into The Abyss” (2000), “Hypocrisy” (1999), “The Final Chapter” (1997) o “Abducted” (1996). ¿Qué le ha pasado a Tägtgren? Muchos asegurarán que Pain no es Hypocrisy por lo que la comparación es absurda y es cierto, pero es que “Cynic Paradise” (2008) o cualquiera de los anteriores; “Psalms Of Extinction” (2007), “Dancing With The Dead” (2005) o “Nothing Remains” (2002) son infinitamente superiores y, de no ser por el reciente “End Of Disclosure”, llegaría a pensar que algo grave le ha ocurrido al talento de Tägtgren porque “You Only Live Twice” (2011) también fue igual de mediocre que ese proyecto con Till Lindemann (Rammstein), llamado muy originalmente Lindemann, y que publicó un disco tan flojo, ridículo y falto de inspiración como “Skills In Pills” (2015) que ni siquiera sus fans más incondicionales han podido defenderlo más allá de los primeros días del lanzamiento y su lógico ‘hype’.

Pues bien, un año más tarde, nos encontramos con que Pain, el proyecto industrial de Tägtgren, ha absorbido lo peor de aquel “Skills In Pills” con toda su caricatura, su poca profundidad y escaso gusto y nos trae a un Tägtgren indigno de su talento como compositor, multiinstrumentista, productor y arreglista. ¿Dónde ha quedado su genio tras los mandos para que “Coming Home” suene tan artificial? ¿Dónde está su pluma para que las composiciones sean tan malas? ¿A qué público está dirigido este álbum para que crea que con tan poco nos va a convencer? ¿Qué clase de gente es la que le sigue actualmente para hacerle creer que con esto basta? Que el promotor de turno nos lo venda como un ‘discazo’ es admisible porque está en su papel de mercachifle que debe llenar una salita y, claro, no nos va a decir: “contratamos la gira de Tägtgren antes de que publicase el disco y sabemos que no va a llenar porque es una castaña pero, por favor, venid porque es Tägtgren, es Hypocrisy, es amiguete de Lindemann y yo tengo una estradas chulas, chulas a color que os van a encantar…” pero, honestamente, “Coming Home” es quizá lo peor que ha firmado Tägtgren en toda su carrera; el disco más anodino de Pain, por supuesto nada que ver con Hypocrisy (aunque aquello sea death melódico y esto sea industrial para críos) o cualquier colaboración que haya hecho en el pasado con Bloodbath, Dominion Caligula, War, cualquiera... “Coming Home” es el hermano pequeño y feo de “Skills In Pills”, es más; estoy seguro de que muchas de sus canciones son descartes de aquel que, con un poquito de maquillaje (del barato) y un vestido corto, ha arreglado para salir de fiesta y arrasar entre aquellos que compran todo lo que firma el sueco, los fans despistados de Hypocrisy y Pain (que todavía los hay), aquellos que le descubrieron con Lindemann y esos otros que se apuntan a un bombardeo y disfrutan del garrafón musical.

Que la mejor sea “Designed to Piss You Off” nos deja claro que estamos ante un gran disco (no es el caso) o uno en el que nuestro protagonista agota las mejores balas a las primeras de cambio. De “Designed to Piss You Off” me gusta su guitarra, su slide, su sintetizador y el traqueteante ritmo, el puente es malo y el estribillo es el más pegadizo de todo “Skills In Pills”, perdón; “Coming Home” . “Call Me”, con la ayuda del simpático Joakim Brodén de Sabaton, es un horror que ni siquiera salva el pobre Joakim al que resulta rarísimo escucharle cantar dramones emocionales, historias de amor y romances a la luz de la luna. Joakim encaja bien en cualquier banda de power e incluso death melódico y funcionaría en casi cualquier colaboración porque tiene carisma y le pone ganas pero no en Pain y un tema como “Call Me” en el cual el vídeo, con ambos convertidos en “spitting image”, añade aún más confusión; ¿una banda de metal, industrial, pop? ¿Qué pinta Joakim cantando esto, por qué su muñeco es tan feo, una canción de amor, es un vídeo que parodia algo, es una broma de mal gusto?

“A Wannabe” es puro synth-metal del malo, ¿es pegadiza? Sí, bueno… pero esos teclados, esos arreglos tan sintéticos son muy repelentes, tanto que cuando Tägtgren decide copiarle el riff a Richard Kruspe en “Pain in the Ass” llegaremos a creer que es mejor de lo que termina resultando cuando escuchamos ese estribillo, ¿una canción con la guitarra de Rammstein y los coros de Marilyn Manson sobre la venganza traducida como el dolor en el culo de tu enemigo o, mucho peor, tu ex-pareja? Perdmitidme que no me vea en un concierto levantándo las manos en extasis cantando una y otra vez; “¡Seré tu dolor, tu dolor en el culo!” Creo no tener ni la edad ni la discapacidad suficiente para ello y me gustaría que un artista de la talla de Tägtgren no menospreciase mi inteligencia o mi criterio para discernir entre lo que es una buena canción y lo que es una absurdez por mucho que me lo vendan otros medios. Caso aparte es el horrible trabajo digital de Photoshop al que Tägtgren se ha confiado desde “Skills In Pills” en el que no sólo le vemos vestido absurdamente de astronauta o pirata sino también siendo víctima de un tacto rectal por parte de dos siniestras enfermeras; un trabajo también muy pobre en el cual no existen filtros, luces, sombras, texturas, proporciones y todo está horriblemente editado.

“Black Knight Satellite” parece una canción discotequera techno rusa de mediados de los noventa (sé de lo que hablo) y me sorprende mucho que haya críos que digan que es una obra maestra, que es cuasi orgásmica y toda una inspiración o aseguren que es lo mejor que han escuchado en su vida y por lo que llevan esperando años, ¿de verdad? Otro de los puntos más bajos del disco son las letras; “Black Knight Satellite. What are you searching for? The silent ghost in the sky. Black Knight Satellite. Black Knight Satellite. Black Knight Satellite. What are you looking for?” un single, como vemos, repleto de originalidad; con pocos recursos y tanta repetición que asusta.

“Coming Home”, la canción, es un auténtico bajón que tira de una épica impostada y poco lograda además de marcar el final de un disco en el que ni “Absinthe-Phoenix Rising” (y ese momento tan poco creíble de Bowie de segunda con Tägtgren tras la acústica), el autoplagio en “Final Crusade” y a cualquier banda de los noventa (incluída el Manson de un álbum como “Antichrist Superstar”, 1996) o el momento más aberrante de todo el álbum con “Natural Born Idiot” (cuyo eje principal, según el propio autor, son esos adolescentes que hablan de todo y parecen sentar cátedra en la barra de un bar) que se aproxima peligrosamente en sonido a Muse y la sinfónicamente enlatada “Starseed” con Peter, más profundo que nunca, meditando sobre el significado de la muerte, el cuerpo y el alma serán incapaces de borrar esa sonrisa congelada con la que abandonamos un álbum en el que sentimos que el artista se ha descojonado de nosotros en las diez canciones que lo componen. Sinceramente no sé qué hacer con este disco porque ya teníamos un bonito posavasos con aquel “Skills In Pills” pero lo que verdaderamente plantea “Coming Home” es si hemos perdido definitivamente a Peter Tägtgren y si Hypocrisy ha llegado a convertirse en un proyecto más al que acude de vez en cuando (en vez de su verdadera carrera) en pos de medianías como la que nos ocupa y que de seguro le reportarán más beneficios que un clásico disco de death metal melódico. "Coming Home" es ideal para el fan sin criterio de Pain (¿existen? quiero creer que no...), prescindible y de obligado olvido y ahorro para el resto. 
© 2016 Donnie Darko