Crónica: Hellfest (Clisson, Nantes) 17.06.2016

Cada vez estoy más convencido de que lo que hace grande al cartel de un festival no son los artistas que lo coronan (que en el caso del Hellfest no podían ser mejores año tras año) sino todas esas “bandas medias”, por así decirlo, que lejos de ocupar las primeras posiciones conforman una propuesta sólida, además de atractiva por la curiosa mezcla de escenas y géneros que consiguen. Así, el primer día del que muchos ya consideramos el mejor festival de Europa, nos alejaba casi por completo de los dos escenarios principales para disfrutar de lo que se cocía en escenarios más modestos pero, sin duda, más excitantes como The Temple Stage (con su mezcla de doom y black metal) y tres cruces invertidas como única decoración, The Altar Stage (centrado en death y grind) y, por último, The Valley Stage (stoner y sludge, principalmente), siendo los noruegos Kampfar los que abriesen nuestra jornada y es que este año no podíamos dejar pasar la oportunidad de ver a Dolk (quien, por cierto, había estado hospitalizado días antes) interpretar los temas de un disco como “Profan” (2015) en directo; Ole Hartvigsen y Jon Bakker salieron con ganas de comerse al público mientras el larguísimo Dolk, combinando su pelo rubio y tez albina con el blanco maquillaje propio del corpse paint, se dejaba la garganta en temas como “Daimon”, la incendiaria “Gloria Ablaze”, “Ravenheart” o, por supuesto, “Our Hounds, Our Legion”.


Es verdad que las actuaciones de black metal a plena luz del día siempre pierden algo de magia pero en el caso de Kampfar no fue así ya que, a pesar de tocar al mediodía, su curiosa asimilación del género junto a esas canciones repletas de mística, y la exageradísima actitud de Dolk sobre las tablas (que atrae las miradas de todos) logró que los de Fredrikstad conservasen intacto todo su misticismo. Mientras, en el escenario principal, Anthrax abrían fuego con “You Gotta Believe” (de su correctito último álbum, “For All Kings”) con la que, sin embargo, dieron muestras de estar en buena forma. Pero los neoyorquinos saben lo que la gente quiere y más tratándose de un festival (no una actuación propia en sala) con lo que rápidamente tiraron de su repertorio más popular (ése que es capaz de convertir cualquier pista en una casa de locos, como parece rezar “Madhouse”) y compensaron con “Caught In A Mosh” y la esquizofrénica “Got The Time”. Rescataron “Fight 'Em 'Til You Can't” de su “Worship Music” del 2011 que demostró sonar muchísimo más fresca que “Evil Twin” o “Breathing Lightning” y, lógicamente, consiguieron un mar de cuernos en alto con “Antisocial”, cerrando con su clásico “Indians”. Anthrax funcionan en directo, nunca han dejado de hacerlo, pero da toda la sensación de que están llegando al final de una etapa y el material de “For All Kings”, a pesar de la valentía de incluir tres canciones en una actuación tan breve, sigue sin resultar como debiera…

Tras ellos llegaba quizá uno de los grandes momentos del primer día y fue, nada más y nada menos, que la actuación de Earth, la mítica banda drone de Seattle; el backstage del Hellfest parecía todo un viaje en el tiempo con Dylan Carlson paseando a sus anchas y reencontrándose con sus amigos Buzz Osbourne de Melvins (que no dudó en ver la actuación de sus compañeros desde el lateral izquiero del escenario) o Stephen O’Malley de Sunn O))) y Attila Csihar de Mayhem. ¿Cómo ibamos a querer abandonar The Valley Stage? “Primitive and Deadly” (2014) es uno de mis discos favoritos del 2014 y tener la oportunidad de escuchar alguna de sus canciones en vivo y en directo era algo que no podía dejar pasar. Adrienne Davies se sentó a la batería mientras Don McGreevy y Bill Herzog se colgaban sus instrumentos y Dylan cogía su Les Paul Gary Moore armada con Dimarzio para arrancarse con “Torn by the Fox of the Crescent Moon” (curioso que el mismísimo Dylan luciese una cola de zorro colgada de su cinturón) y lograr que nos olvidasemos de todo. 

Earth, con su lentísima propuesta son capaces de llevarte a otros mundos y así fue cuando Carlson, con su característico tono nasal, anunció la desasosegante “There Is A Serpent Coming” (que a pesar de prescindir de la voz de Mark Lanegan y ser puramente instrumental, nos indujo en su trance) o, mi favorita, “The Bees Made Honey in the Lion's Skull” (del espectacular álbum del mismo nombre que publicaron en el 2008). Presentaron una nueva canción, aún sin título, que supuestamente formará parte de su próximo álbum y remataron la jugada con la calmada “Old Black” de “Angels of Darkness, Demons of Light I” (2011) y Dylan despidiéndose satisfecho de todos nosotros.

Llegaba el turno para Dagon e Incubus, los colombianos Inquisition, a punto de publicar "Bloodshed Across The Empyrean Altar Beyond The Celestial Zenith" que abrían fuego con  “Hymn For A Dead Star” y “Ancient Monumental War Hymncon el endiablado ritmo de Incubus y la voz de ultratumba de Dagon. “The Realm Of Shadows Shall Forever Reign” de su “Invoking the Majestic Throne of Satan” (2002) sonó como una pedrada y demostró que los de Cali poco o nada tienen que envidiarle a sus compañeros nórdicos cuando se trata de crear una atmósfera gélida tras los blasbeats de Incubus. “Dark Mutilation Rites” y su ritmo más punk o la locura de “Master of the Cosmological Black Cauldron” convirtieron, una vez más, The Temple en una batalla campal y supieron rematar la faena con las aceleradísimas “Astral Path To Supreme Majesties eInfinite Interstellar Genocide” en una actuación breve pero intensa mientras Melvins se despachaban a gusto en The Valley con “Eyes Flys” o su ruidosa versión de “Deuce” de Kiss.
 


Imposible perdernos a Buzz Osbourne (quien estuvo bastante cercano durante todo el festival), Steven Shane McDonald (Redd Kross) y Dale Crover (al que muchos recordaremos también por su fugaz paso por Nirvana). Una actuación que se vio desbordada por el público que se refugiaba de la lluvia y convirtió la carpa de The Valley en una auténtica olla a presión en la que clásicos como “Queen” convivieron con “National Hamster”, una versión de Green River (que alguien, por favor, entienda de lo que fuimos testigos durante esta primera jornada...), “Leech”, “Frosted Flake” de Redd Kross y “Halo Of Flies” de Alice Cooper, o la violenta “Sesame Street Meat” (que demostró que Melvins en directo pueden sonar tan groove como quieran), “Night Goat” de su ya mítico “Houdini” (1993) y la alocada despedida con “Take Me Out to the Ball Game” de Edward Meeker. Esto es lo que hace grande a un festival como el Hellfest, la convivencia de todo tipo de géneros y bandas de todas las décadas, auténticos clásicos de culto que comparten minutos con artistas underground de todo el mundo.

Hatebreed fueron los culpables de nuestra segunda visita a los escenarios principales y es que los de New Haven, como nunca nos cansaremos de repetir; no han inventado la rueda pero lo que hacen, lo hacen muy bien. “The Concrete Confessional” (2016) es una brutalidad de álbum que encuentra acómodo en el resto de su repertorio y Jamey Jasta nos demostró que, como reza “Destroy Everything” (con la que abrieron), saltó al escenario con ganas de que todos los allí presentes se rompiesen el cuello siguiéndole el ritmo. “Looking Down the Barrel of Today” es una apisonadora en directo con ese estribillo que se pega como un chicle y su gruesísimo riff. ¿La actuación más bestia del primer día? “A.D.” calentó la pista y un robusto medio tiempo como “Everyone Bleeds Now” u “Honor Never Dies” no nos dieron respiro mientras que “As Diehard As They Come” o “Perseverance” añadían aún más agresividad a un concierto en el que Jasta, Lozinak, Novinec, Beattie y Byrne se sintieron cómodos desde el principio. Tanto que cuando “Tear It Down” o la final “I Will Be Hard” llegaron todos teníamos claro que el metalcore no es ninguna broma si se mezcla con hardcore y un buen par de cojones.



Lo de Volbeat sólo puede tacharse de broma cuando uno ve que actúan en uno de los escenarios principales y, por ejemplo, Testament u Overkill no ya que, si bien su actuación fue seguida por mucha gente, otra mucha decidió abandonar el escenario tras la descarga de Hatebreed y visto lo visto es hasta comprensible. No sólo han firmado el que quizá sea su disco más flojo hasta la fecha, "Seal The Deal & Let's Boogie", justo ahora que deberían haber dado un buen manotazo sobre la mesa, sino que está claro que Poulsen (con aspecto cansado y una muy oportuna camiseta de Jeff Hanneman...) se ha convertido en el eje principal de la banda fagocitándola por completo. Tras la clásica introducción de “Born To Raise Hell” de Motörhead, la canción elegida para abrir fue “The Devil’s Bleeding Crown” que honestamente sonó llena de fuerza y más acelerada que la original pero, claro, no faltaron aquellos que cantaron “Nickelback, Nickelback…!” en sus primeros compases, no tanto por su amor hacia los canadienses sino por el cachondeo que el riff principal de esta canción genera. Como incomprensible fue que, acto seguido, tirasen de un medley con “Heaven Nor Hell”, “A Warrior’s Call” y la dulzona y empachosa versión de “I Only Want To Be With You” en segunda posición, sabiendo que Volbeat tienen material más potente para un festival en el que, además, presentas nuevo disco.

Tras la consabida “Sad Man’s Tongue” con “Ring Of Fire” de Johnny Cash, les urgió tirar de “Lola Montez” y “Hallelujah Goat”, además de “For Evigt”, con lo que entendimos que Poulsen y Caggiano (al que la jugada de abandonar Anthrax le ha salido muy bien, por el momento) tenían ganas descubrir sus mejores cartas a las primeras de cambio. “Goodbye Forever” o la acertada “Fallen” sonaron contundentes a pesar de que la recta final con “Doc Holliday”, la aburridísima “Seal The Deal”, “The Mirror And The Ripper” o “Still Counting” y esa guitarra reggae/ metal no terminó de convencer a los más reticentes, dejándoles rotos por completo en un final de fiesta bastante flojo. 


Pero, claro, es que en The Altar nos esperaba Bobby "Blitz" Ellsworth (que en persona, a pesar de su amabilidad, impresiona aún más) que con el thrash de Overkill dejó la actuación de Anthrax en poco menos que un juego de niños. “Blitz” cantó con fiereza “Armorist” o los clásicos que son “Rotten To The Core” y “Hammerhead” con Dave Linsk y Derek "The Skull" Tailer repartiéndose la tarea a las seis cuerdas mientras Ron Lipnicki se dejaba los brazos en la batería. “Hello From The Gutter”, la machacona “Coma” y, por supuesto, la famosísima “Feel The Fire” lograron aumentar, aún más, la carga de adrenalina de un Bobby "Blitz" que no paró ni un momento y cuya voz de cuchilla gana en directo por toda la agresividad que es capaz de desprender. “Ironbound” y la pegadiza “Elimination” acababan una actuación que cerraba con su versión del “Fuck You” de The Subhumans. Y, de nuevo, de The Altar a The Temple porque allí nos esperaban Aura Noir, nada más y nada menos… 


Es lo malo de un festival tan grande, con tantísimos artistas; hay veces que es imposible y hay que elegir, dejar de lado a Converge por Aura Noir o Sunn O))) fue duro pero tuvo su recompensa. En el caso de los noruegos, estamos hablando de todo un supergrupo al que es imposible dejar de lado por lo poco que se prodigan y lo espectacular de su propuesta, un black a medio camino del thrash más técnico con Apollyion (que confirmó que lo suyo en Immortal no era estar en segundo plano y es que hace suyo el escenario gracias a su poderosa presencia pero también la energía que transmite), Aggressor (por cierto, en muletas, lo que no impidió que diese un gran concierto y se defendiese a la guitarra y las voces en algunos temas) y una leyenda como Blasphemer (Mayhem pero también Ava Inferi) deleitándonos bajo las tres enormes cruces invertidas que servían de techo en The Temple.

Y vaya si mereció la pena, “Upon The Dark Throne” y “Unleash The Demon” nos dieron la bienvenida o, mi favorita, “Hades Rise”. Brutales sonaron “Swarm Of Vultures” o “Blood Unity” como “Black Trash Attack” de su álbum del 96 y ese gruñido con el que Apollyon la abre. “Hells Fire” de “The Merciless” (2004) nos enseñó su cara más thrash, del que también extrajeron “Sordid”, “Black Metal Jaw” o “Condor” y cerraron su atuación con la caótica “Sons Of Hades y “Conqueror, ambas de “Black Trash Attack”.

Y llegó el turno de Sunn O))) que, veinte minutos antes, estuvieron sobre el escenario (vestidos de calle y con las luces encendidas) Stephen O'Malley y Greg Anderson junto a Attila Csihar de Mayhem (bonita chaqueta con un parche del “Screaming For Vengeance” de Judas Priest, por cierto) en la prueba de sonido. Sunn O))) era una de las actuaciones que más ganas tenía de presenciar de todo el festival y, aparte de coincidir con ellos (la zona de prensa del primer día, a mi gusto, fue espectacular) me divertí bastante escuchando las explicaciones de todos aquellos que acudieron a ver cómo se las gastaban O'Malley y Anderson en directo; está claro que lo de Sunn O))) tan sólo puede tildarse de experiencia e intentar intelectualizar sus canciones como si se tratasen de singles tarareables es toda una locura. El público que acudió a verles se dividía entre aquellos curiosos que salieron espantados tras los primeros minutos de contacto, esos otros que intentaban adivinar qué es lo que tenía de especial lo que estaba sonando, algunos que aseguraban entenderlo todo porque eran músicos también y, lógicamente, pensaban como O'Malley (risas de fondo) y, por último, esos que querían vivir la experiencia. Y es verdad que lo es porque debemos tener en cuenta que, tras el impresionante muro de pantallas de amplificador y más de media docena de cabezales, un moog en el centro y la presencia de los músicos encapuchados para la ocasión mientras Attila Csihar, en el centro, articulaba y modulaba sobre la nota mantenida por O'Malley y Anderson, consiguieron que “Wine And Fog”, “Aghartha” o “Kannon 1” nos llevasen a otros estados de conciencia. La receta de Sunn O))) en directo es tan sencilla como toda la oscuridad posible pero con una efectista luz sobre y tras los músicos, aderezado con toneladas de humo y un volumen ensordecedor que es capaz de hacer vibrar las visceras de los asistentes. Para lograr llegar al clímax, el público lo único que tiene que hacer es concentrarse en las notas y, como si fuese meditación, intentar dejar la mente en blanco mientras pierdes cualquier referencia y pierdes de vista a los de a tu alrededor por culpa del humo. La actuación de Sunn O))), segunda vez que puedo verles, me pareció brillante por lo artístico y original de su propuesta en un festival de metal extremo en el que, sin embargo, tiene cabida el hard rock, el thrash, el death o el groove pero también la música drone tras una jornada con Earth y Sunn O))) que, si no me equivoco (todo puede ser con ellos), cerraron con “CandleGoat”

Por desgracia, tuvimos que dividirnos y es que Sunn O))) no es del gusto de todo el mundo y además, ¿cómo vas a dejar de ver a Rammstein y más cuando es su estreno en el festival galo? No tengo nada en contra de los alemanes y respeto a sus seguidores pero creo que actualmente se han convertido en un chiste. No es que “Liebe ist für alle da” (2009), del que ya hace siete años, sea un mal disco (tampoco es una maravilla) es que tras “Mutter” (2001) poco han hecho que merezca la pena de verdad (además, les pude ver y conocer en aquella gira y lo que hacen actualmente en directo poco o nada tiene que ver con la energía y mala leche que se gastaban hace muchos años) y que nadie me mencione “Reise, Reise” (2004) en el que, por lo menos, sí había ideas y algo más de ganas pero ya flaqueaban o el flojísimo “Rosenrot” (2005) que nunca deberían haber publicado. 
 


Tras una espectacular cuenta atrás, “Ramm 4” abre su concierto y todos están en forma excepto Till Lindemann que, aunque no hay crítica alguna a su voz, se le siente especialmente pesado sobre las tablas (además de la nula interactuación entre él y el resto de la banda, por ejemplo, el distante Richard Z. Kruspe o Paul Landers que parece estar tocando en otro concierto. De Oliver Rebel y Christoph poco que añadir como del simpático marciano que es Christian Lorenz, sí siendo significativa la escasa empatía entre Lindemann y Kruspe).

“Reise Reise” sonó demasiado monolítica mientras que “Zerstören” aceleró las cosas que “Keine Lust” y “Seemann” se encargaron de enfriar. ¿A quién demonios se le ha ocurrido un repertorio así? “Ich tu dir weh” calentó los ánimos de la gente y, por suerte, enlazaron con “Mein Herz brennt” (obviemos, por favor, “Du riechst so gut”), la marcial “Links 2 3 4” y las coreadísimas “Ich Will” y “Du Hast”. Se empeñaron en incluir su versión de Depeche Mode, “Stripped”, ignorando otros temas más resultones de su propio repertorio y ya en los bises “Sonne”, “Amerika” (que, fuera de bromas, deberían jubilar ya; “We're all living in America, Coca-Cola, Wunderbar” ¿de verdad es necesario?) y, por supuesto, “Engel” como digno final de lo que fueron una vez. Obviamente no faltaron los momentos más efectistas y la pirotecnia (que aprovecharon para montar y probar al mediodía gracias a la caída del cartel de Tremonti por motivos de logística) que forma parte de la puesta en escena de los alemanes y que parece contentar a todo el mundo a pesar de que lo que se vea sobre las tablas ya no termine de convencer a muchos.

Pero la gran decepción de la noche fue Abbath a pesar de la ilusión con la que nos situamos en la primera fila. Coincidimos con él a primera hora de la tarde y no dudamos en acercanos y felicitarle por su álbum debut (simplemente llamado "Abbath") a lo que, divertido pero gélido como un tempano, nos respondió que "ya sabía lo genial que es", por suerte King Ov Hell (Gorgoroth o God Seed) se mostró bastante más receptivo... La actuación de Abbath fue un desastre o quizá no tanto; apareció sobre el escenario y lo inauguró escupiendo fuego (y su protesta ante la escasez de más líquido inflamable con el que producir una segunda y más espectacular llamarada), una brutal interpretación de “To War!” y la primera concesión a su ex-banda, Immortal, con “Nebular Raven Winter”, de la que interpretaría media docena de temas más (algo innecesario teniendo material propio más que de sobra). La sorpresa vino con “Warriors” del notable “Between Two Worlds” (2006) de I. Una furiosa interpretación de “In My Kingdom Cold”, por fin, “Winterbane” y la estupenda “Ashes Of The Damned” pero fue a partir de “Tyrants” que, por problemas técnicos y constantes pausas, su actuación no terminó de brillar con Abbath divirtiendo a las primeras filas y perdiendo parte de la magia que Immortal poseían en directo. Un caos que no se terminó de solucionar y lastró el resto del concierto a pesar de “One By One”, su “Count The Dead” y un último recordatorio a Demonaz con “All Shall Fall”. La sensación, sin ser mala, no podía ser más agridulce…

Curioso que reencontrarnos con Tremonti en The Valley nos devolviese la sonrisa, lejos del maquillaje y el fuego, con un músico que, a pesar de no haber llegado a tiempo, no dudó en tocar en última posición y trabajarse su propio concierto muy lejos de Creed y Alter Bridge. Las espídicas “Cauterize” y “You Waste Your Time” sirvieron de contrapunto a “The Things I’ve Seen” o el medio tiempo de “Betray Me”. Tremonti lucía sonriente, alejado de los escenarios principales en los que suele tocar, pero contento de poder estar interpretando “Catching Fire” o “Once Dead” ante unos pocos afortunados que disfrutamos hasta the “Wish You Well”. Canciones sin más aspiraciones que pasar un buen rato y que quizá nunca obtengan el reconocimiento de aquellas que compone junto a Myles Kennedy en Alter Bridge pero cuyo propósito tampoco es aquel sino tocar, tocar y tocar, como músico que es…

Así cerrábamos nuestro primer día en el Hellfest, “le meilleur festival du monde”, como muchos artistas se empeñaron en proclamar desde el escenario. Cansados pero contentos de haber sido testigos de una jornada histórica en la que, como aseguraba al comienzo de esta crónica; las mejores actuaciones se pergeñaron muy lejos de los escenarios principales.

© 2016 Jim Tonic y Albert Gràcia
Foto de Aura Noir © Eve OV Beer
Fotos © Chris Bubinas