Crítica: Vektor "Terminal Redux"

¡Qué fácil les habría resultado a Vektor defraudarnos tras publicar el magnífico “Black Future” (2009) y el notable “Outer Isolation” (2011)! Y es que cinco años son muchos años en el mundo actual en el que todo ha de ser inmediato, las noticias caducan al minuto y debes tener presencia en redes sociales quieras o no; colgar fotos del ensayo, tus instrumentos, conciertos, lo que comes, tu perro o tu gato, los fans y el fin de semana con tu novia en un festival. Y más para una banda como los de Arizona cuyos seguidores no se cuentan por millones y, para colmo, estos han tenido que esperar pacientemente esos cinco años entre “Outer Isolation” y este último que nos ocupa. Pero, vayamos al grano, ¿qué tal es “Terminal Redux”? Sencillamente sobresaliente. Lejos de las obvias comparaciones con Voivod, completamente superficiales ya que cada vez tiene menos que ver el thrash de actualmente practican los canadienses y la única comparativa posible ya es el logo de uno y el de otros, Vektor parecen haber encontrado definitivamente su camino con un thrash/ death técnico con estructuras y desarrollos propios del progresivo que entra exageradamente bien, con una atractiva temática espacial. Una curiosa mezcolanza entre Watchtower, Dark Angel, los Death de Schuldiner, Sadus, Kreator e incluso Coroner y, por supuesto, Voivod que ya supieron salpicar con maestria con ese trasfondo de Ciencia ficción en “Outer Isolation” y aquí terminan de dar forma bajo el relato de David DiSanto de ese astronauta, comandante general, que descubre un mineral cuya propiedad podría ser la de otorgar el don de la inmortalidad y como ello genera, lógicamente, la eterna lucha de poder político en Cygnus. Mención aparte del excelente ‘artwork’ de Adam Burke y que en las dimensiones de un vinilo resulta aún más fascinante mientras escuchamos el disco.

Lo cierto es que esta historia les sirve a Vektor para vertebrar un álbum conceptual como “Terminal Redux” (producido por Byron Filson y la propia banda) pero puede ser obviada por el oyente y simplemente limitarse al disfrute de las composiciones ya que mantienen un excelente nivel y aguantan, por sí solas, la prueba de ser escuchadas de manera independiente o aleatoria, sin tener que seguir el hilo de la narración. ¿De cuántos álbumes conceptuales se puede decir lo mismo cuando actualmente muchas canciones suelen servir como introducciones o pasajes? En “Terminal Redux” no encontrarás nada de eso, no hay ni un solo minuto gratuito, no hay largas introducciones ambientales ni estúpidos interludios instrumentales que rompan la tónica general y tiene más mérito cuando vemos el minutaje de todas ellas y nos damos cuenta de que la más breve son cinco y la más extensa roza los catorce minutos. Caso aparte sería la bonita “Mountains Above the Sun” que sí sirve de introducción a la aceleradísima “Ultimate Artificer” pero que en ningún momento podría entenderse como material de relleno sino parte de la propia canción…

“Charging the Void” sirve para ponernos en antecedentes de lo que vamos a escuchar a continuación y lo que nos encontramos es a DiSanto cantando con esa voz ronca, rota y aguda de cuchilla de afeitar mientras Blake Anderson golpea sin piedad los parches y Erik Nelson secunda a David con las guitarras; afilados y rapidísimos duelos, fraseos y solos entre ellos, como si sus instrumentos dialogasen o bien sirviesen para guiarnos a través de la historia. Más de nueve minutos en los que somos testigos de una banda encabronada que ataca la pieza sin descanso, exudando entusiasmo, e incluso tienen tiempo para añadir unos operísticos coros con la ayuda de RoseMary Fiki y Naeemah Z. Maddox que sirven para darle ese toque de majestuosidad que necesita la pieza en su clímax.

El “pinkfloydiano” comienzo de “Cygnus Terminal” con esa guitarra sonando por Gilmour, digna heredera de “Shine On You Crazy Diamond”, hasta que entra Anderson y coge cuerpo gracias a la distorsión son casi dos minutos de ascensión hasta la terminal con la traqueteante base rítmica de Chin/ Anderson, un alarido de DiSanto y toda la canción se convierte en un himno thrash de magnitudes galácticas. El ‘tapping’ con el que comienza “LCD (Liquid Crystal Disease)”, la velocidad de sus estrofas y ese regusto neoclásico la convierten en una de las piezas centrales de “Terminal Redux” en la que, sencillamente, nos apabullarán y tendremos que escuchar una y otra vez para poder digerir tal cantidad de detalles o volver a deleitarnos con ellos.

Como señalaba, la delicada “Mountains Above the Sun” sirve de introducción a “Ultimate Artificer”, puro thrash sin concesiones, sin un sólo segundo de respiro o flaqueo alguno y con un trabajo realmente magnífico en las guitarras por parte de DiSanto y Nelson. “Pteropticon” pisarán más a fondo el acelerador, si es que esto es posible, y habrá momentos en que las guitarras parezcan doblarse sobre sí mismas, completamente sincopadas, mientras que en “Psychotropia” parecen una banda de black cargada de mala leche con unos minutos finales sobresalientes con Frank Chin luciéndose al bajo en esos fraseos a los que a veces cuesta prestar atención tras la pirotécnia salvaje de Disanto y Nelson.

¿Sería posible subir, aún más, las revoluciones? Por supuesto, Vektor doblan la apuesta en “Pillars of Sand”, una de las mejores de todo el álbum, con unas líneas realmente adictivas y pegadizas pero la gran sorpresa es la balada que es “Collapse” en la que DiSanto adopta un tono más dulce con su voz melódica, lejos del rugido del que hará gala durante todo el álbum, hasta el minuto cinco en el que cambia de tercio, la canción se encrespa y Vektor vuelven a carga con fiereza a pesar de ser un medio tiempo con un pasaje más jazzy con Anderson golpeando el herraje de la caja para marcar el ritmo y Nelson jugando con su guitarra.

Para dar por concluída la aventura, la extensa “Recharging the Void” en la que vuelven a aparecer RoseMary y Naeemah y, de nuevo, tras tanto thrash volvemos a sentir en su parte central todo el influjo de Pink Floyd; sencillamente fabulosa. Puede que Vektor no sean el colmo de la originalidad y sea extremadamente fácil encontrar sus orígenes e influencias pero lo que hacen, lo hacen tan bien que es un verdadero placer abandonarse en sus discos y disfrutar de ese thrash progresivo de aceradas guitarras en extensas y valientes composiciones que gustarán tanto a los amantes del thrash más vertiginoso como a los esnobs del prog más exigente. Tan épico que te deja con ganas de más…


© 2016 Jack Ermeister