Crítica: Pearl Jam "Lightning Bolt"

Lo peor que nos puede ocurrir con Pearl Jam es estar asistiendo, como de hecho nos está pasando, a una de las mejores carreras del Rock de las últimas tres o cuatro décadas y dejarnos llevar por las comparaciones absurdas, como si tuviesen que demostrarnos lo grandes que son publicando otro "Ten" (1991) "Vs." (1993) o "Vitalogy" (1994) y así perder de vista que, poco a poco y trabajando como ningún otro grupo surgido en los noventa, se están construyendo una sólida discografía con grandísimas canciones, una actitud e integridad fuera de lo común y una pasión en los directos que les sigue elevando muy por encima del resto. Un disco de Pearl Jam tiene sentido en pleno 2013 porque estamos hablando de ROCK con mayúsculas, de una banda auténtica que sigue estando muy viva, a pesar de las modas, y sigue sonando como tal incluso en el estudio. Así, "Lightning Bolt" tiene músculo, suda y es capaz de hacer entrar en calor a cualquiera pero también tiene momentos bellos y sorprendentes, llenos de magia y buenas intenciones.

Y es que su "Pearl Jam" (2006) fue un punto de inflexión en sus carreras -o así lo veo yo- y las posteriores giras y el lanzamiento de "Backspacer" (2009) no fueron más que una evidencia de ello. Pearl Jam habían vuelto por todo lo grande tras tres discos muy criticados pero a su vez inmensos y plagados de buenos momentos, como son "Yield" (1998), "Binaural" (2000) "Riot Act" (2002) pero sí, les hacía falta una buena vuelta de tuerca y vaya si "Pearl Jam" lo fue. Y tras mucha rumorología y un disco en solitario de Eddie Vedder con bastante fortuna como es el "Ukelele Songs" (2011), Pearl Jam volvían a encerrarse en el estudio con la ayuda de Brendan O'Brien de nuevo y, poco a poco y entre gira y gira, comenzar a componer de nuevo, dándose esta vez más tiempo que para "Backspacer" pero cuestionándoselo todo otra vez más sin abandonar su sonido más clásico y, por absurdo que pueda sonar, más alejado de lo que fueron, en constante evolución.

Así llegaba en verano "Mind Your Manners", rock acelerado, urgente, lleno de garra y fuerza pero con un puente jodidamente magnífico con una melodía ante la que tan sólo podíamos quitarnos el sombrero; "Self-realized and metaphysically redeem. May not live another life, may not solve a mystery. Right around the corner. Could be bigger than ourselves. We could will it to the sky or we could something else" y McCready parece ametrallarnos. "Mind Your Manners" sonaba como el "Spin Your Black Circle" de esta década pero con más madurez, con más sabiduría y una energía más contenida que no falto de gas.  "Getaway" es quizá una de sus mejores canciones para abrir un disco en años, una auténtica maravilla con la voz de Vedder abriendo una melodía a ratos atropellada, a ratos suela y abierta, con el bajo de Amment y la batería de Cameron golpeando con dureza. "Did you top my plate? It's alright I got my own way to relate" canta Vedder y las guitarra sde Gossard y McCready dialogan hasta que este último solea y la canción sube por los cielos. Las letras son, por increíble que parezca, más maduras y sobrias, Eddie Vedder ha mejorado y ha pasado de ser un auténtico "Master Of Words" (como le llamaban en los noventa por su facilidad para escribir grandes relatos y expresar con pocas palabras grandes sentimientos) a un escritor de talento que sabe cómo llevarnos a su terreno con canciones que son poesía.

Ament domina la canción "My Father's Son" con su enorme bajo y las guitarras le siguen a la zaga mientras Vedder hace lo propio con su garganta mientras que en "Sirens" tocan de nuevo el cielo con una canción tan bonita que se te queda en la cabeza desde la primera escucha (¡es mágica, auténticamente mágica!), no sólo la voz de Eddie suena pletórica sino que las guitarras son sobresalientes y  el solo te lleva a otro mundo, sobresaliente. "Lightning Bolt" desprende urgencia desde su comienzo, un "in crescendo" con la voz de Eddie y la guitarra, para desperezarse en un estribillo directo y conciso hasta llegar a "Infallible", otra de las enormes cimas del nuevo disco de Pearl Jam, una canción intensa como pocas, a medio camino entre el Rock y el Soul, con un "feeling" sin igual en su discografía a modo de carga de profundidad. "Pendulum" es mística e hipnótica pero no por ello prescindible, los arreglos son más exóticos y la voz de Eddie es aquí el vehículo, coros doblados en diferentes tonos para llevarte al trance. Una visagra que une las dos caras de "Lightning Bolt".


"Swallowed Whole" comienza a despertarnos del estado en el que "Pendulum" nos ha dejado con una guitarra acústica cristalina que en su rasgueo lleva sobre sí a la voz de Eddie, un medio tiempo alegre y ligero, desenfadado pero lleno de intensidad. El contrapunto perfecto para el ritmo bluesero de "Let The Records Play", lleno de electricidad y "wahs", lleno de corriente y con un solo que desprende nervio. La sorpresa es la interpretación de "Sleeping By Myself", tema del "Ukelele Songs" de Vedder que suena igual de bonito que en su grabación original pero dotado del dinamismo que un grupo como sólo Pearl Jam sabe dotarle. "Yellow Moon" recuerda vagamente a "Low Light" pero ésta última carece de una estructura tan clásica como aquella y, sin embargo, ha ganado enteros en emoción y vuelve a ser Eddie y las guitarras de Stone y Mike las que, con su madurez, la hacen crecer.

Otra sorpresa es el auténtico broche de oro que supone "Future Days" con un piano y unas acústicas que son una delicia, el órgano de Gaspar y los arreglos de cuerda de Ann Marie Calhoun que, a pesar de darle sabor y sensibilidad, no restan ni un ápice de protagonismo a una de las mejores voces de la historia del Rock. Podría estar deshaciéndome en halagos durante horas y horas hacia "Lightning Bolt" pero no se me ocurre nada mejor que decirte que lo escuches, que lo escuches de noche, de viaje, con cascos o a toda pastilla en el coche, donde tú quieras, porque está tan lleno de vida como la salud del grupo de Seattle que descubrimos cuando éramos adolescentes y está sabiendo envejecer junto a nosotros. Ése es el mejor cumplido, saber envejecer con dignidad y buenas canciones, ¿qué más se puede pedir?

© 2013 Jim Tonic