Crítica: "A Very Special Christmas"

Cuando uno es pequeño vive las Navidades con una intensidad e ilusión que resultan del todo incomprensibles para los adultos que le rodean y, muchos años después, ni aún con toda la amargura y dosis de realidad que uno va acumulando durante su vida, uno es capaz de olvidar aquellos primeros regalos, aquellas cenas y noches interminables llenas de luces de colores, dulces y pantagruélicas cenas. Las Navidades son mágicas sea uno creyente o no, son la excusa perfecta para juntarse con los suyos y recordar a los que nos han dejado porque, aunque nunca vuelvan, nunca se terminarán de ir. Quizá es por eso que, según vamos creciendo, tendemos a teñirlo todo con la nostalgia e incluso perdemos el juicio y creemos ver lo bueno donde no lo hay y nunca lo ha habido pero los ochenta, queramos o no, fueron especiales y el cambio de década fue tan interesante y excitante porque había grandes artistas que tuvieron que evolucionar con la llegada de la nueva década. Si hablamos de creatividad fue quizá una de las épocas más fértiles de la música popular, una vuelta de tuerca a los setenta y un caldo de cultivo perfecto para los, supuestamente modernos, noventa que llegaban para barrer el horterismo. En los ochenta, los artistas eran los que tenían la obligación de ser comprometidos, no el ciudadano medio y anónimo (ése que ahora se la coge con papel de fumar, manda excitantes mensajes de texto para apadrinar causas, dona un euro para reconstruir pueblos asolados por huracanes, participa en concursos para paliar la hambruna en el tercer mundo y luego, el resto del año, es más cabrón que ninguno), pero los artistas debían ser perfectos y, en  estas fechas, se juntaban (daba igual el pelaje, el prohombre y el gusano) y cantaban ramplonas canciones en grupo como "Do They Know It's Christmas?" o "We Are The World" y toda la familia se reunía en torno al televisor para ver a uniones imposibles como Bob Dylan con Michael Jackson o George Michael con Bono. Lo cierto es que aquellas canciones eran buenas y funcionaban, nos sacaban la lagrimilla y todos acudíamos a comprar el disco, lo escuchábamos y nos sentíamos parte de aquello.

Los tiempos cambian y, ahora que todos somos más solidarios, que aquellos que, por su presencia mediática, tienen la obligación moral de dar ejemplo o espectáculo, pocos son los artistas que se juntan sino es por mimetismo a los ejemplos anteriormente citados o hacer caja para sus propias arcas y eso los compradores lo percibimos. Por no hablar de que, actualmente, no hay artistas con suficiente empaque como para que sintamos que es algo especial verles juntos compartiendo una canción. Willie Nelson, Bob Dylan, Springsteen, Billy Joel, Ray Charles, Paul Simon, Huey Lewis, Stevie Wonder, Lionel Richie, Paul Simon, Steve Perry y Michael Jackson eran suficiente excusa como para impresionarnos y darnos cuenta de que algo grande pasaba, ahora no hay ese tipo de artista que aúna importancia, presencia y calidad, los que quedan están cansados o artísticamente prostituidos.

Los ochenta eran solidarios y aprovechaban la ocasión para parir canciones grupales o recopilatorios como el que nos ocupa.  "A Very Special Christmas" es una pequeña joya navideña. Producido por Jimmy Iovine, alberga pequeños tesoros y algunas otras canciones que han aguantado mal el paso del tiempo y, ni aún con todo el ejercicio de contextualización, son salvables de la quema. The Pointer Sisters no se complican demasiado e interpretan "Santa Claus Is Coming To Town" en clave soul, convierten el tema en una fiesta mientras que Eurythmics hacen suya "Winter Wonderland", en aquellos años Annie Lennox y Dave Stewart eran grandes aún estando cerca de su primera separación. "Do You Hear What I Hear" muestra todo el esplendor de la garganta de Whitney Houston mientras que "Merry Christmas Baby" es el claro ejemplo de que por Springsteen y la E Street Band no pasan los años, podría haber sido grabado antes de ayer y sonaría igual de simpático y espontáneo.

Duele "Have Yourself A Merry Little Christmas" de The Pretenders porque uno no sabe dónde se ha metido Chrissie Hynde actualmente y por qué se ha desmarcado de lo que fue hace veinte años. Como también hiere escuchar a Mellencamp con la americanada "I Saw Mommy Kissing Santa Claus". ¿Por qué Mellencamp no ha gozado de mejor fortuna? Una auténtica pena. "Gabriel's Message" suena perfecta en la voz de Sting y "Christmas In Hollis" es la más graciosa del conjunto gracias a Run-D.M.C. (otros que en aquella época estaban en estado de gracia). Pero el ejemplo más palpable de que los años no a todos les sientan bien es escuchar a U2 con su "Christmas (Baby Please Come Home)", los irlandeses estaban en pleno éxito multimillonario, no había grupo de Rock más grande sobre la tierra en 1987 y se nota. No hay grandes pantallas ni escenarios circulares, no hay gafas de sol azules, no hay plataformas, sólo el grupo tocando y la voz de Bono en su mejor momento (con la fuerza de los ochenta y la modulación noventera). ¿Qué le ha pasado a Bono en estos últimos años? Los ochenta fueron grandes para mis U2 y los noventa fueron enormes con su Zoo Tv pero el presente está seco para ellos.

Madonna hace el ridículo con "Santa Baby" y Bob Seger lo clava en "The Little Drummer Boy" (grande Seger, como siempre). Como el caso de Bryan Adams y su "Run Rudolph Run", otro claro ejemplo de cómo un artista es capaz de deteriorarse con el paso de los años por intentar vender unas miles de copias más. Los Bon Jovi de aquella época eran igualmente grandes pero "Back Door Santa" ha envejecido francamente mal y parece una caricatura mientras que "The Coventry Carol" de Alison Moyet o "Silent Night" aguantan el tipo y dan profundidad al disco pero, claro, Stevie Nicks es mucho. Éramos niños y estos discos eran especiales de nosotros depende que lo sigan siendo. ¡Feliz Navidad desde Blogofenia!

© 2012 Jim Tonic