Crítica: Accept "Stalingrad"

Después de un gran disco como fue "Blood Of The Nations", Accept vuelven a la carga con otro esos trabajos, que si lo medimos por el mismo rasero que su anterior disco, nos lleva nuevamente a quitarnos el sombrero. El quinteto germano es una de las bandas que mejor plasma en la actualidad el sentimiento del más puro heavy metal, lo llevan en las entrañas desde hace ya muchos años y no han perdido ni un ápice del mismo con el transcurso del tiempo. Para alegría de todos nosotros estamos ante uno de esos grupos del que sabes que cuando te pones un disco suyo nunca te va a defraudar, nunca te vas a sentir estafado y no te llevará en ningún momento a torcer el ceño ni a poner cara rara ante lo que suena y se muestra ante tus sentidos. Tengo que decirlo...¡Qué grande es Mark Tornillo!, cada vez más asentado en el grupo y ganando día a día galones en la composición de los temas. Su voz es fantástica, a veces tan parecida a la del reemplazado Udo y otras a la del magnífico Brian Johnson; pero siempre con ese toque duro e inquisitivo que le da un toque diferente y persuasivo al resto de cantante de Rock.

Una vez más, al igual que sucediera en su anterior álbum la producción y la mezcla corre a cargo de Andy Sneap, uno de los grandes productores con los que cuenta nuestra música y sin nada que envidiar a grandes figuras como puedan ser Colin Richardson o el mismísimo Rick Rubin; no en vano ha producido discos para gente como Megadeth, Exodus o Kreator entre muchos otros. Cierto que la mayoría de sus trabajos están vinculados con grupos orientados al thrash metal y sonidos más extremos, pero que como vemos con este "Stalingrad" se atreve con todos los palos convirtiendo en lujo y maravilla cualquier cosa que se le ponga delante de sus narices.

"Hung, Drawn And Quartered" es últimamente la "culpable" de despertarme todas las mañanas. Es la banda sonora que me anuncia que un nuevo día ha llegado y gracias a la cual el levantarse se presenta como una tarea menos dura y trabajosa de lo que lo es habitualmente ante el sonido del típico despertador mañanero. Estamos ante un tema 100% Accept, duro y directo, sin concesiones ni tonterías; vamos como nos gusta a nosotros. "Stalingrad" por su parte es más aposentado y sosegado, es verdad que no es tan veloz ni visceral, aunque sí tan como su predecesor. Mark se muestra intratable cuando coge la batuta y los mandos de esta maquinaria de hacer heavy metal. Según avanza el tema se van dejando por el camino notas del himno ruso, referenciando a la ciudad soviética que presenció la batalla más cruenta de la Segunda Guerra Mundial y a la que el título del disco homenajea con su nombre.

Combate que enfrentó a los soldados nazis de Hitler y el ejército rojo de Stalin en la denominada "Operación Barbarroja" (siempre que escribo este nombre, me viene a la cabeza Hail Of Bullets y aquella maravilla llamada "...Of Frost and War") plantada por las Fuerzas del Eje con el fin de conseguir la invasión y la rendición soviética. Aunque como todos sabemos el tiro en aquel caso les salió por la culata a los alemanes...al contrario de lo que sucede con "Hellfire" y con "Flash To Bang Time" donde estos germanos del siglo XXI se alzan con los altares del rock, logrando mezclar la sofisticación y la melodía como en ningún otro tema del disco. Dos diamantes para la eternidad.

Preciosa es la portada que al final decidieron elegir para el álbum, mucho mejor que aquella enteramente roja, que transmitía más bien poco y que en principio tenían decidido emplear. Menos mal que al final decidieron rectificar y de ese modo brindarnos la generosa oportunidad de estudiar cada uno de sus matices y sus elemento mientras nos dejamos llevar por la intro de "Shadow Soldiers", una potente balada que no dejará indiferente a nadie. Me encanta, y tengo que decir que posiblemente sea mi favorita junto con el tema que abre el disco. Por su lado "Revolution" muestra al Hoffman más acelerado y esquizofrénico, con unos cambios de ritmo sorprendentes que se muestran juguetones y cómplices junto con la voz de Mark y el bajo de Baltes. De esos temas que en directo siempre tienen un hueco para hacerse notar y de ese modo podamos descifrar su verdadera potencia y valía.

"Twist Of Fate" saca el lado más Kenny Rodgers de Tornillo, dibujando unas líneas especialmente graves y desdichadas, llenas de feeling y nostalgia capaces de ponerte los ojos vidriosos y llorosos ante la fascinante emotividad y el enorme sentimiento que es capaz de transmitir en cada nota que sale de su prodigiosa garganta. "The Quick And The Dead" es todo lo contrario, veneno y rabia inyectados en vena, con poco espacio para la melancolía y la pesadumbre y con mucho para el divertimento y el desenfreno. Te invita a levantarte de un salto del sofá y a que te dejas llevar por su ritmo fiestero y gamberro. Otro de los temas sustanciales que convierten a "Stalingrad" en uno de los discos más importantes de este 2012.

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