Crítica: Stratovarius "Episode"

Sería imposible hoy en día entablar una interesante conversación de Power Metal sin que saliera el nombre de Stratovarius a la palestra. Es una de las bandas más grandes que ha dado el género, de lo poco bueno que nos queda y sin nada que envidiar a otras como Helloween o Gamma Ray. Muchos discos han visto ya editados los de Kotipelto, parece que un ritmo frenético sobrenatural incita a estos músicos a lanzar disco tras año en un sin vivir y en un no-parar ilógicos para las fechas en las que estamos. Son unos currantes natos. Y cómo suena todo lo que hacen, qué producción, qué orquestación...nada se deja al infortunio del azar, todo está perfecto y en su sitio, atado y anclado desde el principio. Stratovarius es sinónimo de buen gusto, es indiscutible que tienen un don especial para hacer que su música sea, o al menos parezca, preciosa y maravillosa; hasta el punto que son capaces de hacer compleja la canción más sencilla y simple la más enrevesada.

Tres discos, "Episode" (1996), "Visions" (1997) y "Destiny" (1998) son los que forman la columna vertebral de este quinteto finés coincidiendo justamente con la llegada al seno del grupo de dos de los mejores músicos del metal. El poderoso Jorg Michael en la batería y el veloz Jens Johansson en los teclados cambiarían para siempre la forma de entender y hacer música en el grupo; por fin habían encontrado su sonido y sus señas de identidad. Posiblemente de estos tres trabajos el más conocido para la mayoría sea su "Visions", donde canciones como la traicionera "The Kiss Of Judas", la oscura "Black Diamond" o la paradisiaca "Paradise" son de sobra conocidas por cualquiera que se considere amante del rock. Para muchos otros su disco fetiche puede que sea el progresivo "Destiny", con canciones emblemáticas como la dañina "S.O.S", la poderosa "No Turning Back" o la extensa y bellísima "Destiny". Pero la casa no se empieza por el tejado, hay que tener unos buenos cimientos para evitar posibles males y futuras calamidades; y en el caso de Stratovarius las bases estaban más que aseguradas con "Episode", el comienzo de una nueva era había comenzado.

Recuerdo estar disfrutando de una buena ración de la por entonces archiconocida "Emisión Pirata", cuando mi atención se centró en el sonido opaco del segundero de un reloj, que se dejaba escuchar a través de los altavoces de mi transistor. Era el inicio de "Father Time", un tema endiablado y rápido como pocos, yo nunca había escuchado algo parecido hasta ese momento (algo parecido a la primera vez que escuché el "Legendary Tales" de Rhapsody). Era algo novedoso y diferente, una nueva forma de hacer música. En "Father Time" todo discurre a mil por hora. La voz de Kotipelto es espectacular y digna de escuchar; su garganta es un verdadero prodigio emitiendo agudos imposibles, capaces de competir con los del mismísimo Michael Kiske. Y qué decir de "Will The Sun Rise?" que presume de tener ese estribillo pegajoso y juguetón que nunca falta en sus directos ó de "Eternity", donde empiezan a dar rienda suelta a su estilismo y a su ambiente más progresivo. Las corales de su comienzo son alucinantes, la voz de Timo sublime y las guitarras de Tolki fascinantes; es una de las grandes sorpresas que contiene este "Episode", donde su canción homónima es un "pastelito", una perita en dulce de apenas dos minutos de duración que sirve como arranque y lanzadera a una obra del speed metal...hablamos de "Speed Of Light", donde la guitarra marca de la casa es la que rubrica el tempo y el ritmo del corte, todo está según su imagen y semejanza con todos los instrumentos bailando al son que marcan las seis cuerdas de Tolki.

"Uncertainty" marca la nota disonante, es la que más se aleja del sonido power de la banda, saliéndose levemente de la alineación y la temática sonora que llevan el resto de sus hermanas. Un gran tema pero que no puede competir con la siguiente. Llega una de las grandes de su discografía; cuando nos referimos a "Season Of Change" estamos hablando de confitura fina, de una chuchería a la que nadie puede decir "no". La podemos definir como un medio tiempo donde Johansson simplemente se sale y demuestra lo grande que es, no en vano estaba muy bien posicionado para haber acabado formando parte de los enormes Dream Theater. Lo mejor del tema llega en su parte final, con ese "puente" construido por las acústicas de Tolki, sustentado por las voces corales de las 40 cantantes elegidas para la ocasión. Todo un derroche de gusto y armonía que va "increscendo" a ritmo acelerado y que finaliza con uno de los pasajes más gloriosos y épicos que jamás haya escuchado con anterioridad. Sin palabras.

"Stratosphere" posiblemente sea la mejor instrumental del metal junto con el "Orion" o el "To Live Is To Die" de Metallica. Es tremendamente compleja, no apta para principiantes. Tiene un lado amargo y nostálgico muy adictivo, resulta emocionante escuchar ese sonido clásico que experimenta la guitarra de Tolki cuando las yemas de sus dedos oscilan por los últimos trastes. "Tomorrow" es power en estado puro; dobles bombos a todo trapo, melodía a raudales y estribillos y coros que se te meten en la cabeza de por vida. "Forever" es un baladón de los que ya no se hacen, con un Kotipelto que te puede hacer llorar de la emoción que es capaz de transmitir con su simple voz simplemente adornada con un violín y con una flauta. Y "Night Time Eclipse" es simplemente la mejor, una de mis canciones favoritas. En ella disfrutamos del lado más progresivo de los "Strato", que llevarían posteriormente a su punto más extremo con "Destiny". Un medio tiempo con multitud de pasajes y con gran cantidad de variables sonoras, con coros una vez más espectaculares y con un final de auténtico infarto imposible de describir...hay que escucharla, merece realmente la pena.

Me gustaría finalizar esta review recordando una de las frases que cantaba Koltipelto en Destiny: "Hay un momento para vivir, hay un momento para morir...pero nadie puede escapar a su destino". Con ideas y sensaciones como ésta los fineses bordaron uno de los momentos más espectaculares del Power metal. Dotaron de aire fresco y renovado a una época que parecía maldita y pérdida para el género, muy lejos quedaban entonces los ansiados y siempre recordados 80. "Episode" se convirtió en una llave maestra, en una joya de valor incalculable para los nostálgicos del doble bombo y los sonidos épicos. Este álbum se convirtió en el "Episodio" número 5 de su ya larga carrera discográfica, y al que por derecho propio tenemos que otorgarle ese mismo número de estrellas. Una delicia hecha música.


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