
En esta review voy a referirme exclusivamente a su parte sonora y no a la visual, quiero centrarme en su CD. En el mismo se recogen doce temas, curiosamente ocho de ellos cantados por Barlow y sólo cuatro por Ripper, concretamente el ex-Judas se encarga de esa maravillosa trilogía de canciones que se incluía en su "Something This Way Comes", que ya había vuelto a grabar en el estudio para el lanzamiento del primer single de "Framing Armageddon". La verdad que le queda de auténtico lujo, es un disparate escuchar esos agudos y disfrutar con los registros puede llegar a marcarse. Canta sin piedad, no deja piedra sobre piedra; incomprensible su mala suerte. En verdad nunca te cansas de escuchar “The Prophecy” seguida de “Birth Of The Wicked” y posteriormente “The Coming Curse”.
También Owens nos ofrece una canción que él grabó en el estudio para aquel “Framing Armageddon”, se trata de “Ten Thousand Strong”, donde sin ser una canción que llame mucho la atención, hay que reconocer que en directo gana bastantes enteros con respecto a su versión de estudio, dónde su prodigiosa voz vuelve a hacer de las suyas.
El resto de temas, ya cantados por Barlow, son en su mayoría grandes clásicos de la banda. Comenzando el disco con la canción homónima de su cuarto álbum, aquel “Dark Saga”, que se convirtió en el punto de salida donde realmente empezaron a ser conocidos. A continuación llega la poderosa “Vengeance Is Mine” del mismo álbum, destacando la fuerza que siempre acompaña a esta canción y después sin respiro alguno la canción de apertura de su disco cinco estrellas, “Burning Times” suena espectacular, con esa batería deliciosa y explosiva al mismo tiempo y con Jon Schaffer haciendo virguerías con su rítmica.
En “Declaration Day” siendo sincero, me hubiera gustado oírla en la voz de Owens, ya que se trata de las exiguas canciones por no decir la única, que realmente me gustó de todas las que grabó Ripper con el grupo, y eso que la misma forma parte del nada afortunado “The Glorious Burden”. Hay que reconocer que Matt no la canta mal ni mucho menos, pero en su última estrofa, cuando Ripper tiraba de agudos, era inalcanzable para cualquiera, incluso para el gran Barlow.
Ya en el último tercio del disco nos llega el verdaderamente legítimo, ese tercio que no es de mera disposición, que siempre es para sus fans de verdad. Los que realmente queremos y seguimos la trayectoria de Schaffer sabemos que “Travel In Stygian”, de su viejo “Night Ot The Stormraider” no puede faltar en directo, qué gran tema, es grandioso escuchar esas potentes rítmicas y esos “solos” interminables y devastadores, que no te dan ni un solo segundo de respiro; una de esas canciones que hacen grandes nuestra música, que hacen grandes el Rock. Del último disco bueno que Barlow grabó con la banda rescatan “Drácula”, con ese empezar tranquilo y suave y ese devenir explosivo y oscuro. Una canción con mucha melodía y mucho ritmo, pero a la que Matt le cuesta llegar, le cuesta finalizar.
Y después de deleitarnos con la canción que da nombre al vampiro más famoso de la historia, llega la deliciosa “A Question Of Heaven”, para muchos la mejor canción que ha escrito Jon, y para otros simplemente una canción inmortal e imperecedera. Posiblemente sea el mejor medio-tiempo que jamás se halla compuesto, con esa divergencia que abarca desde su emotivo arranque hasta su épica expiración. Ocho minutos de auténtico caviar auditivo. El punto y final lo pone la canción que da nombre al grupo, un clásico en la parte final de sus directos, sonando ruda y peleona como siempre.
En resumen un disco que nos guía por los derroteros que ha seguido Schaffer en sus últimas apariciones sobre los escenarios, con una gran calidad tanto a nivel de producción como de ejecución artística y que quitando dos temas de sus últimos años el resto son grandes y viejos clásicos de la banda. Se podría decir que estamos ante un “The Best Of…” en directo, que nos quita temporalmente el hambre de escuchar su nuevo y esperado “Dystopia”.
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