Crítica: Helloween "Walls Of Jericho"

He de confesar que siempre he añorado la festividad americana de Halloween, desde pequeño me ha llamado mucho la atención ver como las gentes del otro lado del Atlántico dedican ese tiempo de asueto a disfrazarse de monstruos de lo más variopinto, asustando a los que tienen más aversión a ese cambio puntual de personalidad (vamos al disfraz); por su parte los pequeños de la casa se desplazan por el vecindario (como no ataviados con sus respectivas máscaras) solicitando o implorando (dependiendo el caso) dulces y caramelos ante la temerosa e incierta questión de "¿truco o trato?". Pero si realmente por algo me gusta esa vespertina madrugada es por un simple hecho, por una simple ecuación o mejor dicho por una sencilla y minúscula asociación: "Halloween=Metal". Noche asociada al terror e incluso rozando elementos "gore", en el que siendo cautos podemos pronosticar que unos vídeos de Death o Black Metal quedan de lujo e incluso pueden hasta parecer divertidos llegado el momento, pero si hay una banda de la que realmente me acuerdo y no puedo dejar de rescatar y escuchar en esos días, esa no es otra que la banda que tiene como emblema e insignia el "motivo" de dicha festividad, la siempre endulcorada y bonita "calabaza", una especie de "Ruperta", que podíamos rescatar de cierto programa televisivo y que en este caso se vuelve más rockera que ninguna otra.

Más de un cuarto de siglo lleva el grupo germano repartiendo calabazas a diestro y siniestro, a veces con un cierto sabor amargo y otras más bien dulce. Muchos discos llevan ya a sus espaldas, excelsos cambios de formación con diferentes músicos (por cierto todos ellos buenísimos), pero humildemente considero que los componentes originarios (a excepción del "Rey" Kiske) eran los mejores, los más compactos y los que más acierto compositivo tenían. Es realmente difícil poder juntar una banda con dos talentos del tamaño de Hansen y Weikath, sólo las grandes bandas pueden presumir de este hecho, de esta virtud.

Las canciones de este álbum no pasan inadvertidas, digan lo que digan y no nos llamemos a engaños Helloween son los verdaderos descubridores del Power, de esa música acelerada y melódica a un tiempo, de ese estribillo fácil y simplón y de coros emotivos y épicos que te transportan por pasajes y sueños de los que no te gustaría nunca despertar. Qué Hansen no canta como Kiske es evidente, una absoluta obviedad y una grandilocuente tontería pensar lo opuesto; menos mal que con el tiempo ha mejorado mucho sus características vocales hasta el punto que a partir del también cinco estrellas "Land Of The Free" de Gamma Ray, Hansen volvió a tomar las riendas vocales de la banda tras la salida del bueno de Ralph Scheepers de la misma. Pero una cosa es clara, sin Hansen, sin su voz y sin su empaque, la historia y el desconcierto de este trabajo Helloween no sería lo mismo, no estarían donde están ahora; posiblemente no estemos ante un disco con una calidad opulenta e intachable, pero si algún adjetivo tenemos que inyectarle a este "Walls Of Jericho" escogeríamos el de "mítico".

La edición, digamos completa, del trabajo llevaba incluido el mini-lp de cinco canciones que hicieron allá por el año 1985 con el objetivo de darse a conocer, de que los demás pudiéramos disfrutar de lo que eran capaces de hacer, de darle una vuelta de tuerca al por aquella época "engrasado" mundo del metal...Siempre que escucho esa bienvenida cantarina que nos da la bienvenida a "halloween" se me eriza el cabello, me invade las nostalgia porque sé que "Starlight" va a estallar, comienza una de las canciones que han marcado mi vida. El grito de Hansen crea un antes y un después en la música, ya que a partir de ese momento raro el grupo que en una canción u otra su cantante no empieza con un bramido de similares características. "Murderer" y "Warrior" con tintes melódicos y épicos allanan el camino a la rápida y veloz "Victim Of Fate", canción que hoy en día el enigmático Kai sigue rescatando en alguno de los directos de sus Gamma Ray. Su mini-lp finaliza con la emotiva "Cry For Freedom", con ese comienzo acústico que acompasado con la aguda voz de Hansen dan como resultado una de sus mejores canciones, simplemente inolvidable.

El álbum propiamente dicho comienza con las trompetas y platillos de la intro, que en este caso bautiza esta ópera prima, y sin respiro escuchamos una de las canciones más saludables que conserva el metal, una canción que ha sabido envejecer perfectamente, que parece que los años no pasan sobre ella y se convierte en una eterna adolescente. "Ride The Sky" te hace surcar el cielo, demuestra lo grandes músicos que eran y ya no sólo por descubrirnos ese género accesible y bondadoso que tiene el metal, sino por la calidad que atesoran sus primeros discos y de sobremanera este "Walls Of Jericho". "Reptile" suena desdeñada y firme, mientras que "Guardians" lo hace con aire bruto y tosco, rayando en ciertos momentos la locura que se percibe en la voz de Hansen. Es el momento que "la calabaza" vuelva a causar estragos sónicos, esta vez con "Phantoms Of Death", en la que las estrofas meten unos sibilinos teclados (por cierto bastante raro en la banda) que les quedan de auténtico lujo y que gracias a ellos la convierten en una canción que entra de primeras, en una "droga" de una pureza inusitada de la que no necesitas dos "escuchas" para engancharte a ella.

"Gorgar", otra de las que suele rescatar de vez en cuando en los directos Hansen y compañía, contiene un alucinante "solo" en su comienzo y la verdad que la voz del pequeño pelirrojo en este tema suena demoledora y bronca, que te recuerda mucho al tono que está actualizando con los "Rays" actualmente. "Heavy Metal Is The Law" es la encargada del ambiente festivo y lúdico que nunca puede faltar en los trabajos de los de Hamburgo. Casi nada el título, ¿verdad?...Sin lugar a dudas todo un himno y emblema que los amantes del Heavy Metal llevaremos en la sangre de por vida.

"How Many Tears" es otro "hit", otro gran éxito que no puede faltar en cualquier noche del día 31 de Octubre. Se convierte en el tema heroico y legendario por excelencia del disco, con unas bases rítmicas que te transportan a géneros más pesados del metal, con "solos" estrafalarios y envolventes que no te dejan indiferente y con una llamativa y desgarradora voz del eterno Kai. El disco finaliza con "Judas" sujeto bíblico con dejes malignos y maléficos, que se muestra como disfraz perfecto para esa fatídica noche llena de personajes pintorescos y grotescos.

Así que si os gustan las fiestas paganas, por cierto cada vez más de moda, Halloween es la reina de las mismas a un tiempo que Helloween se convierten en los auténticos y verdaderos reyes, que deben ser los encargados de poner banda sonora a la terrorífica noche. ¡Felices calabazas!




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