Crítica: Suffocation “Hymns From The Apocrypha”

Podría afirmar, sin ningún género de dudas, que la banda de Terrance Hobbs sigue poseyendo el mismo sentimiento de agresión brutal de siempre, a pesar de la marcha de Frank Mullen y la grabación de “Hymns From The Apocrypha” con Ricky Myers, a lo que hay que sumar la incorporación de Eric Morotti y Charlie Errigo hace ya casi siete años (¡cómo pasa el tiempo, amigos!), con lo que únicamente quedan Hobbs y Boyer como carismáticos bastiones de una formación histórica. El primero se reparte las guitarras con Errigo, mientras que Boyer, con su habitual maestría, conduce la base rítmica junto a Morotti, siendo literalmente imposible que la banda suene poco contundente o engrasada. Suffocation, mis queridos “sufo”, siguen sonando con la misma energía y mala ralea de siempre, como si “Effigy Of The Forgotten” (1991) hubiese sido grabado ayer mismo, con un Myers que se calza las complicadas botas de Mullen y emula al vocalista en sus ‘growls’ con gran facilidad, obteniendo un resultado que agradará a aquellos que disfrutamos con su mencionado debut, pero también “Breeding The Spawn” (1993) o “Pierced From Within” (1995), además de a los seguidores más recientes que se han introducido con “…Of The Dark Light” (2017), un disco que salva el tipo por poco; con una producción demasiado moderna, la batería de Morotti sonando francamente artificial y un Mullen desgastado, pero también muy tocados en el apartado compositivo, grabando un disco que funcionaba a medias, quizá sí para paladares poco entrenados o poco exigentes; que nadie me malinterprete, no soy tan trve como para hacerte creer que aquel disco era horrendo porque siempre hay un sello de calidad en todo lo que graban, pero -para que también me entiendas- prefería volver a "Pierced from Within"(1995) y la gira de presentación, sin Mullen, me hizo sentir que Suffocation se resentían debido a la inestabilidad, es por eso que necesitaba escuchar “Hymns From The Apocrypha” y querer sentir que todo estaba en su sitio.

Y, aunque un poco a medias, así ha sido: este último es mejor que “…Of The Dark Light” (2017) y así lo demuestra la pieza inicial con la que dan título al álbum, con Hobbs demostrando su peso en oro una vez más, como uno de los mejores guitarristas del metal y, aunque echemos de menos a Mullen, Myers confirma una vez más que es el reemplazo perfecto para la voz en Suffocation. Pero quizá, lo que más me gusta de este álbum es su negativa a repetirse, su intento por salirse por la tangente, como ocurre con “Perpetual Deception” o la salvaje “Dim Veil Of Obscurity”, canciones en las que da gusto escuchar el tándem formado por Morotti y uno de mis bajistas favoritos, Derek Boyer, haciendo de las suyas, buscándose el ingenio para evitar la repetición pero sonar igual de abrasivos, algo que se plasma quizá con más evidencia en "Immortal Execration", en la que suenan más profundos y con más pegada que nunca, antes de encabronarse y lanzarse al degüello con un ritmo desbocado, demostrando que Suffocation son capaces de sonar como ninguno también a baja revolución.
 
Así, "Seraphim Enslavement" reconduce el camino a terrenos conocidos o a los intrincados tempos de “Descendants” con la misma fortuna, mostrándose tan brutos y primarios como sofisticados y técnicos, oscuros en “Embrace The Suffering” o negrísimos en “Delusions Of Mortality”, en tan sólo ocho canciones que engalanan con el regalo que es “Ignorant Deprivation” (de nuevo, como en el anterior, rescatando una composición anterior, de su auténtico clásico “Breeding The Spawn”) logrando rendir homenaje a quienes eran hace treinta años y quienes son actualmente, luciendo una salud envidiable y un genio que se mantiene, pese a las idas y venidas. Un disco mucho más redondo que el anterior y un placer para los oídos, que no para las cervicales.

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