Crítica: Obituary "Dying Of Everything"

Con Obituary ocurre lo mismo que con muchas otras bandas, seminales o no, en el metal; o los amas y, literalmente, tragas cualquier cosa que graben como si fuese maná caído del cielo, o pecas de esnob y criticas cada lanzamiento desde “Cause of Death” (1990), siendo esta última postura la más divertida de todas. Y esto se debe a que los de Florida han tenido la osadía de grabar algunos de los mejores discos de death de la historia, pudiéndoseles considerar por maestría y veteranía como parte de los responsables en el parto del subgénero, pero también es verdad que llevan acomodados en su propia autocomplacencia desde hace muchos años. Por otro lado, ¿por qué esto debe ser entendido como algo malo? Su regreso con “Frozen in Time” (2005) fue saludado de manera optimista y, aunque soy consciente de que el hype pudo con todos, me sigue pareciendo un grandísimo esfuerzo, a pesar de que desde aquel, hasta el anterior “Obituary” (2017) no han cambiado la hoja de ruta y las sorpresas son mínimas en sus últimas entregas discográficas. Llegados a este punto hay que descubrir todas las cartas, soy de los que se tragan casi cualquier cosa que lleve la firma de Obituary, ¿saben por qué? Porque hasta sus momentos menos inspirados me parecen por encima de la media y porque, fundamentalmente, aunque los hermanos Tardy no estén inventando la rueda actualmente (y, seguramente, no tengan la mayor intención o inquietud) cuando la fórmula de la banda sigue más fresca que nunca gracias a la voz de John, la batería de su hermano, las guitarras de Peres y Ken, junto el bajo del mítico Butler, ¿para qué hay que pedirles más? Lo único que podría preocuparme es que, a la repetición de estilo y formas, a los Tardy no los acompañasen las musas y en “Dying of Everything” (2023), levemente superior a “Obituary” (2017), hay grandes momentos en los que se sienten la presencia de estas.

Desde "Barely Alive", Obituary nos hacen entender que el aroma más old-school no será una casualidad en los arenosos riffs o la pesadísima sección rítmica, que el tono crudo de John conserva todo su encanto y que incluso los guitarrazos en su primer single, aunque sean un autoplagio en toda regla, y recuerden a la sonoridad de las canciones de aquel “Frozen in Time”, funcionan como el preciso mecanismo de un reloj, a medio cocer entre el death y el thrash, mientras que “War” es quizá una de las canciones más estándar que han grabado en su carrera, abusando de la repetición en sus guitarras, y "Dying of Everything", aunque resultona y un solo magnífico, es realmente tan poco imaginativa como para haber sido incluida en cualquiera de sus últimos cinco discos. Todo un problema cuando adelantos como "My Will to Live" prometían tanto y desde la notable “Torn Apart” o el esfuerzo de “Be Warned”, se siente que “Dying of Everything” (2023) posee momentos en los que Obituary tocan el techo y otros en los que, sin caer en el abismo, permiten que estos compartan duración con canciones como “By The Dawn” o "Without a Conscience" que, a pesar de su ritmo trepidante, adolece de la misma sensación de desgaste que "Weaponize the Hate" cuando, aunque sonando excelentes y notándose el esfuerzo compositivo, sus riffs se sienten poco imaginativos, dejando un sabor agridulce y la misma sensación de tener sentimientos encontrados que cuando escuché “Obituary” (2017) y creí entrever a ese clásico niño que es muy listo pero muy vago, que progresa adecuadamente pero suspende y sólo brilla cuando quiere, como Obituary en estudio.

No puedo decir que sea un mal álbum, tampoco que sea un dignísimo regreso porque no se habían ido, pero sí que es un disco que nos permite disfrutarlos en directo de nuevo, aunque en esta ocasión, en su gira europea, el precio a pagar sea el de aguantar a Trivium en la misma noche. “Dying of Everything” (2023) demuestra que gozan de salud pero que siguen mostrándose tan rácanos o perezosos para administrar su brillantez, como todos estos años recientes.
 
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