Para qué mentir si cuando escucho cualquier álbum tras "Rio Grande Blood" (2006) o "The Last Sucker" (2007) y sus consiguientes giras, siento que Al Jourgensen está perdido y está desaprovechando una época fértil en estulticia como es la que estamos viviendo. Que una presidencia como la de Trump debería haberle dado material de sobra para crear algo a la altura de lo que hizo con Bush, y lo ocurrido con Biden debería ser toda una inspiración para alguien como el Tío Al que fue liberal antes que los liberales. Pero no, esta tercera encarnación de Ministry está resultando interesante pero no jugosa y tras un disco tan horrendo como "AmeriKKKant" (2018) esperaba algo de mayor calidad, algo a la altura de su leyenda, justo todo lo contrario a “Moral Hygiene”. El concepto está claro y podría haber dado mucho de sí, los músicos están más que probados en directo y algunos riffs podrían machacarte el cuello a la primera nota, pero la sensación general es que falta gas. De que falta la fuerza exhibida en “Rio Grande Blood” o “The Last Sucker”, por no remontarme a años pretéritos.
“Alert Level” suena a Rob Zombie pero no tengo queja alguna cuando las guitarras de Soto y Pittman suenan tan potente y el toque industrial, tan propio de Ministry, es una maravilla. Es el mismo sentimiento que destila “Good Trouble”, la sensación de estar ante uno de los discos con más pegada dance de los últimos tiempos, no es lo que esperaba en sus primeras escuchas, pero ambas canciones nos hacen entrar en calor, tanto o igual que “Sabotage Is Sex” con el mítico y querido Jello Biafra, todo un espejismo. No es casualidad que esta y la versión de Jourgensen del clásico de los Stooges, “Search And Destroy” (francamente lustrosa con Billy Morrison, pero carente del peligro original), conformen la parte central de tan rácana porción de Ministry (“Moral Hygiene” son tan sólo diez canciones, bastante poco si tenemos en cuenta los casi dos años de pandemia y el tiempo que Al ha tenido en el estudio), cuando “Disinformation” es quizá la más dura y contundente del álbum, a pesar de su evidente melodía, conteniendo uno de los mejores riffs de todo el disco, como repetitiva se vuelve “Believe Me” o aburridísima “Broken System”, convirtiéndose en canciones puramente de relleno tras un comienzo que prometía muchas más emociones fuertes.
“We Shall Resist” posee la pegada, el ritmo profundo con el que parecen sacar petróleo de tu alma, pulso a pulso, gota a gota, exudando esa atmósfera cargada que recuerda a "The Last Sucker" y ese tono tan grave, tan bajo y perverso en la voz, quizá de lo mejor también de “Moral Hygiene” pero todo parece irse al garete de nuevo con “Death Toll” y la divertida pero indigna, poco seria, "TV Song #6 (Right Around the Corner Mix)", que cierra un álbum de Ministry en el que podemos salvar dos o tres canciones (más que en "AmeriKKKant") pero que nos devuelve a un Al Jourgensen más perezoso y condescendiente que nunca. No son los MInistry que más me gustan (soy de los noventa y "Filth Pig" sonaba constantemente en mis orejas en aquel ya lejano 96), ni tampoco aquellos que se descubrieron tan creativos e irreverentes a mediados de la década pasada, cuando anunciaron y asistí a la que era su última gira, pero tanto genio malgastado es francamente irritante y está conformando un colofón auténticamente indigno de su carrera…
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