Crítica: Uada "Djinn"

A veces creo que se me escapa algo, porque cuando Uada publicaron “Devoid Of Light” (2016) me sentí tan entusiasmado por los de Portland como para que mis expectativas creciesen y “Cult Of A Dying Sun” (2018) supusiese un pequeño bajón. Me estoy refiriendo a un grandísimo álbum, claro que sí, pero no al disco que esperaba tras semejante debut. Con todo, lo disfruté e hice lo propio en directo, he de reconocer que las canciones funcionaban estupendamente bien y el acceso melódico no impedía que Uada siguiesen fieles a sus raíces. Pero, resulta que escucho el promocional de “Djinn” y, aún gustándome, no entiendo qué ha ocurrido con la banda para que, sin embargo, todo el mundo parezca reverenciar este álbum. Así que asisto perplejo al espectáculo de fulanos y fulanas posando con el vinilo en Instagram, a críticos y pseudo-críticos asegurando que es el mejor disco de metal del año y a la propia banda emborrachada de éxito y pienso si acaso el que se equivoca soy yo, si “Djinn” es la cuadratura del círculo que muchos aseguran, pero no, nada de eso. Producido, de nuevo, por Jake Superchi (por lo que todo queda en casa), los principales errores de Uada en este álbum (al margen de que las canciones no son tan memorables como las de “Devoid Of Light”) es, precisamente, el trabajo de Jake tras los mandos; creando, en más de una ocasión, la sensación de estar escuchando un álbum en el que se confunde volumen con presencia y todos los instrumentos parecen estar a la misma altura, produciendo la sensación de estar escuchando un muro de sonido en el que, a veces, se pierden los matices y, segundo; el exceso de melodía, logrando que la música de Uada se desfigure y acerque, peligrosamente, al rock e incluso al rock alternativo, de tintes post, que quede claro. Nada malo si son géneros que te gustan (como es mi caso) pero desdibujan la propuesta de la banda y no distingues una buena de una mala producción o te gustan aquellas en las que todo está a la misma altura.

 

El otro gran inconveniente de “Djinn” es justo lo que suena en su canción homónima, aquella que abre el álbum, y es que el hard rock ha tomado el espíritu de Uada y los ocho minutos son innecesarios. Hay rock, mucho rock, y emociones, pero ocho minutos injustificados en una canción en la que, a pesar de que se manejen bien las progresiones, da la sensación de estar armada como un meccano. Otro punto negativo de “Djinn”, “The Great Mirage” y “No Place Here” es la amarga sensación de que para interconectar las diferentes partes, no hay una transición orgánica, natural, y parecen partes independientes que Jake, James, Nate y Josiah luchan por hilvanar. De las tres iniciales, quizá “No Place Here” es la que logre más acercarse a lo que Uada son en directo y han firmado en el estudio, pero lo que más me duele de esta canción es la repetición de su estructura, es una buena canción pero, ¿es necesario repetir una y otra vez hasta los catorce minutos? Repite conmigo; no.

 

"In the Absence of Matter" es quizá la canción más floja del disco, seguramente porque toma ideas de la inicial “Djinn” y son diez minutos de algo que ya hemos escuchado veinte minutos antes. Mientras que “Forestless” y “Between Two Worlds”, aunque poseen buenos momentos también; las guitarras de Sloan y Superchi se doblan, entran y salen de la melodía principal (“Forestless”) con éxito y alternan pasajes que parecen llevarnos de viaje a nuestras propias emociones, no lo logran porque el problema es que Uada parecen querer superar en duración a lo firmado en “Cult Of A Dying Sun” y, claro, se equivocan porque la canción no da para más, igual que “Mirrors”, de nuevo diez minutos de vaivenes; canciones que habrían funcionado mucho mejor en cinco o seis minutos y que flaquean cuando superan los doce. Un álbum que pone a Uada en boca de todo el mundo y eso está bien, que muestra las ganas de los músicos por llegar a un público mayor, pero en el que se equivocan. Si todos escribiésemos que es el mejor disco de la banda, como estoy leyendo en muchas webs, les haremos un flaco favor, Uada pueden dar mucho más de sí, tú y yo lo sabemos.


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