Crítica: Haken "Vector"

Supongo que es una cuestión de gustos y hay discos que, aún sonando muy bien y estando tocados por las musas, a uno no le terminan de entrar y otros que, sin embargo, nos llegan con más fuerza. Como he escrito en multitud de ocasiones, Haken son una banda que no poseen un solo álbum mediocre y, como otras formaciones, esto se debe a su calidad como músicos. Si al tibio debut que fue “Enter the 5th Dimension” (2008) se le puede considerar ese “meter el pie en la piscina para comprobar su temperatura”, con “Aquiarius” (2010) encontraron la fórmula que desarrollarían en “Visions” (2011) y “The Mountain” (2013) y, si en “Affinity” la producción y la portada tenían un toque verdaderamente retro y no me terminaba de convencer la interpretación de Ross Jennings en un álbum con tantos aciertos como desaciertos, tan equilibrado y coherente como es de habitual pero al que “Visions” y “The Mountain” seguían dando tanta sombra que deslucían el resultado de unas canciones tan conservadoras bajo un futurista barniz ochentero. ¿Por dónde tirarían Haken? ¿Continuarían por la brecha abierta de la autocomplacencia o, por el contrario, arriesgarían un poco en su próximo álbum? La respuesta es “Vector” y, sin ser una obra maestra, sí que es un disco infinitamente más arriesgado, más ambicioso y con un toque de maldad que, como ocurría en “Affinity” y su portada, cala muy hondo desde su rojísimo artwork, obra de Blacklake.

“Vector” es un dignísimo disco de este siglo, de esta década, que contiene momentos de auténtica genialidad, capas y capas de guitarras, arreglos y sintetizadores y la voz de Jennings, ahora sí, completamente integrada en el resultado final de Griffiths, Hen, Tejerida y Green con la mezcla de Adam Getgood, menos equilibrado que “Affinity” pero con más subidas y bajadas que una montaña rusa y esto, que en otro disco sería toda una crítica, en “Vector” es la pizca de excitación que necesitamos para seguir manteniendo el interés. Para aquellos que disfruten de las metáforas más irrelevantes; “Affinity” es esa pareja sosota que puedes presentar a tus padres, “Vector” es la que te gusta a ti, pero ellos mirarán siempre reprobándola.

El equilibrio es perfecto, siete canciones (ni una más, ni una menos), no hay por qué alargar un álbum cuando la inspiración es suficiente y los músicos no tienen que alegar nada excepto su talento. Una introducción tan enorme como “Clear” vale el peso en oro de “Vector” y yo, que habitualmente reniego de “intros” y “outros” por considerarlas puro relleno, sólo puedo rendirme ante la que abre “The Good Doctor”, ese viaje de cuatro minutos que se abre con el teclado de Tejeida y es rota por el bajo de Green, no quiero insistir pero los dos primeros minutos de “The Good Doctor” son claramente superiores a todo el álbum anterior, en la que no faltan hasta metales; eso sí, magníficamente integrados dentro de la composición, no metidos con calzador.

“Puzzle Box” se aproxima al djent respecto al anterior álbum, en este te recordarán a Tesseract pero en esta obra de Haken hay un puntito de maldita negrura (además, el puente, la voz de Jennings y cómo lo resuelven es de matrícula de honor), algo que se deja sentir en “Vector” cuando nos encontramos a unos músicos que buscan endurecer su sonido respecto al anterior disco, quizá algo inofensivo. “Veil” posee fuerza, de nuevo Tejeida y Green son los que marcan la diferencia, en concreto Tejeida es quien le confiere esa sonoridad tan especial pero, en este caso, creo que algo menos de minutaje y un poco más de concreción le habrían sentado mucho mejor.

“Host”, al revés que las anteriores, comienza de manera elegante gracias al fliscorno de Miguel Gorodi y es que hay que tener muchos huevos para, en un álbum como “Vector”, incluir una pieza así. La sorpresa es mayúscula cuando Haken la terminan llevándola a su terreno y Jennings eleva su voz hasta perderse su lamento entre los arreglos de la canción.

El djent vuelve con “A Cell Divides”, una de las mejores canciones, en la que los ingleses logran el equilibrio perfecto entre la agresión, el mencionado djent de carnosos y sincopados riffs, las texturas del teclado y los sintetizadores y la melodía a las voces, en una triada formada por “The Good Doctor”, “Puzzle Box” en la que “A Cell Divides” ejerce de brillante broche de oro para cerrar “Vector”. Un álbum que quizá no guste a sus seguidores de siempre pero que nos hace cambiar a muchos el paso y volver a esperar lo que Haken tienen que decir. Como escribía al comienzo; cuestión de gustos pero “Vector” es de lo mejor que han publicado en mucho tiempo y se erige como uno de los grandes discos de este año que se larga tan rápido como entró.


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