Crítica: Kataklysm “Meditations”

Si “Of Ghosts and Gods” (2015) me dejó algo frío no fue por su calidad sino porque esperaba algo remotamente parecido a “Waiting for the End to Come” (2013) o “In the Arms of Devastation” (2006), lo que no quiere decir que el que ahora sea su penúltimo esfuerzo no mereciese la pena. Por favor, estamos hablando de Kataklysm y ni Iacono, Dagenais, Barbe o Beaudoin son capaz de decepcionarnos, a pesar de seguir echando de menos a Max Duhamel. “Meditations” continua la senda de “Of Ghosts and Gods”, quizá con más profundidad en la composición y la misma violenta y rapidísima pegada pero no como la de “In the Arms of Devastation” en el que, a mi gusto, parecían elevar al cubo su propuesta. En “Meditations” hay caos, su ya clásico, aunque ahora fugaz, "northern hyperblast" que sigue sonando como si lo ejecutase una máquina y no un ser humano, pero hay una mayor concesión a la melodía; lo que no quiere decir que Kataklysm se hayan edulcorado o hayan perdido fuerza, que nadie se espere una versión domesticada de los canadienses porque se encontrará una buena dentellada.

Buen ejemplo de ellos es “Guillotine” en la que el entrecortado riff lleno de grano de Dagenais sirve para verdadero lucimiento de Beaudoin y un Iacono que parece mejorar con la edad. Hay rabia, rapidez y mala leche, y un estribillo en el cual la guitarra solea melódicamente bajo la voz, lo suficiente como para que la canción gane en dinamismo y se instale en tu cabeza. “Outsider” encrudece aún más el tono de Dagenais que juega con su guitarra dándole aún más cuerpo a la composición, gracias a su groove, pero no me gusta que acabe con un “fade out”, considero que una banda con su pericia no debería aceptar que la conclusión, el remate de sus canciones sea parido en estudio y no en sus manos, además, envejece la producción y el disco como producto. “The Last Breath I’ll Take is Yours” juega con el esquema invertido ya clásico de estrofas agresivas y estribillo más melódico; a pesar de ello, Kataklysm no caen en la trampa del metalcore, esto es death.

“Narcissist” hace perder ritmo al disco, un sucísimo medio tiempo en el que, por primera vez, Iacono y los suyos parecen jugar a querer ser una banda muy diferente. ¿Funciona? Claro que sí, a estas alturas no es posible escribir una crítica de Kataklysm sin hacer mención a su altísimo nivel técnico pero lo que debería funcionar sobre el papel, deja de enganchar cuando escuchamos “Narcissist” y, a estas alturas de “Meditations”, nuestro corazón nos pedía algo más de acelerado y cortante death, más cuando el estribillo es tan pueril. Por suerte, en “Born To Kill And Destined To Die” se encabronan lo suficiente como para que el álbum remonte el vuelo y recuperen el rumbo del álbum con la acertadísima, épica y dramática; “In Limbic Resonance”, que nos hace pensar, ¿por qué haberle dado a todo el álbum esta dirección y haberse olvidado de “Narcissist”? El solo Dagenais posee la dosis perfecta de death y melodía, de fuerza y rabia, Iacono está soberbio y Barbe y Beaudoin son la base rítmica perfecta, no sólo para sostener la canción y dotarla de pulso sino para rellenar de manera acertada los huecos.

Kataklysm no parecen darse cuenta y regresan al terreno de “Narcissist” con la, aún más accesible, “…And The I Saw Blood”, un buen intento, un buen ejercicio que rompe con lo que esperábamos de “Meditations” y, por supuesto, la banda. Como la farragosa “What Doesn’t Break Doesn’t Heal”, la aún más lenta en sus primeros compases; “Bend The Arc, Cut The Chord” que tarda en despuntar y, a pesar de hacerlo bien, no termina por enganchar y la más melódica, “Achilles’ Heel” (verdaderamente aburrida), que rompe por completo “Meditations”, el drama y la tensión, si es que una vez la hubo y finaliza con otro horrendo e incomprensible “fade out”, no, por favor…

No puedo hablar de “Meditations” como si fuese un disco decepcionante, aunque eso es lo que haya sentido al escuchar algunas de sus canciones y cómo la banda parece incapaz de mantener la tensión, porque el nivel de Kataklysm siempre será increíblemente alto y dejará atrás a sus compañeros en filas pero, en algunos momentos, he tenido la sensación de estar escuchando un álbum genérico de death y me he tenido que recordar que lo que estaba disfrutando era Kataklysm, lo cual no es bueno. Gustará a todos sus seguidores y nos brindará la oportunidad de volver a verles sobre un escenario, pero poco suma a lo ya exhibido en “Of Ghosts and Gods” y eso no deja de ser una pena por la oportunidad perdida.


© 2018 Conde Draco