Crítica: Gruesome “Twisted Prayers”

No hay que ser un fanático de Death y Schuldiner para saber que este nunca grabó dos discos iguales y, a lo largo de su trayectoria como músico, si algo demostró fue una ambición y un apasionamiento por igual que le llevaron a escribir en piedra su nombre en la historia de la música y en el corazón de miles de aficionados. Es, por lo tanto, Gruesome una banda que, como dicen muchos críticos, ¿esté grabando aquellos discos que Schuldiner habría escrito de no habérselo llevado La Parca? No, nada de eso. Ni tan siquiera Matt Harvey (Exhumed) es un aprovechado que quiera llenarse los bolsillos a costa de la nostalgia o de lo conseguido por Chuck. El primero de los motivos que lo justifican es que Gruesome no está grabando los discos que Death grabarían actualmente porque, a estas alturas de la película, dudo mucho que Schuldiner hubiese continuado mucho más bajo el nombre de Death (aquel comenzó a ser una pesada carga sobre sus hombros debido a sus ansias de libertad) y, en el caso de que hubiese grabado más álbumes tras “The Sound of Perseverance” (1998), no se habrían parecido nada en absoluto a los anteriores y Gruesome, en su mayor parte, suenan como si hubiesen querido atrapar el espíritu de Death entre “Leprosy” (1988) o “Spiritual Healing” (1990), aquí no hay ansia de evolución sino de reverencia. Lo que Matt Harvey pretende hacer con este proyecto es simple y llanamente rendirle homenaje a Chuck, como cualquier otro fan, intentando sonar como lo hacía él. Lo que parece que está ocurriendo es que muchos seguidores no entienden que fueron ellos mismos los que le pidieron a Matt la continuidad de lo que se habría quedado en tan sólo un EP, al que siguió un muy bien recibido debut, “Savage Land”, que ahora continua con “Twisted Prayers” en el que Harvey parece decirnos a todos, ¿queréis Death? ¡Death tendréis! Y, desde su mismísima portada, a cargo del ya también mítico Ed Repka, con ese fortísimo sentimiento a “Spiritual Healing”, “Twisted Prayers” parece llevarnos de viaje en el tiempo…

¿Quiere Matt Harvey ganar dinero a costa de Chuck? ¿Estamos de broma? ¿Acaso somos tan pequeños que somos incapaces de pasar un buen rato entre seguidores de Death? ¿Vamos a convertirnos al fundamentalismo más absurdo? ¿De verdad pensamos que un homenaje a Chuck Schuldiner podría vender tanto, más teniendo en cuenta el último gran trabajo de Exhumed, “Death Revenge”? Por lo demás, pocos cambios en Gruesome; Matt Harvey se encarga de la guitarra y las voces, junto a Daniel González a la guitarra también, Robin Mazen al bajo y Gus Ríos a la batería, conforman el cuarteto que hará las veces de máquina del tiempo.

“Inhumane” y su feroz crítica social contra el maltrato nos golpea con su fuerte sentimiento a Death, la producción es similar a la de “Spiritual Healing” y el fan más avezado encontrará guiños a Schuldiner, como los riffs surgidos de las entrañas de “Scream Bloody Gore” o el galope de las estrofas de “Leprosy”. Los primeros segundos de “A Waste Of Life” suenan a “Zombie Ritual”, aunque su título lo tome de “In Human Form” y el resto de la canción evolucione entre “Spiritual Healing” y “Human” corriendo por sus venas. En “Fate”, Matt se torna más bronco y volvemos a las catacumbas de Repka con otro homenaje a “Scream Bloody Gore” en el que hay que destacar la magnífica labor de Mazen y Ríos. Mientras “Lethal Legacy”, en un tempo más calmado, nos recordará al auténtico espíritu vertebrador de “Twisted Prayers”, que no es otro que “Spiritual Healing”…

“Fatal Illusions” es quizá la canción en la que Harvey parece llevar su amor por Death un paso más allá y en ella, Gruesome, suenan como una banda influenciada pero lejos del tributo, tomando su propia senda, con entidad propia. Con un tema como las matanzas y los tiroteos en Estados Unidos, Harvey arranca de su guitarra algunos de los mejores riffs de todo “Twisted Prayers” pero demuestra su honestidad; esta no es la idea de Gruesome, no es su propósito y “Crusade of Brutality” replica a la perfección el sonido y la estética de “Spiritual Healing”, como los más que claros homenajes de “At Death’s Door” o la propia “Twisted Prayers”.

A todo esto, hay que sumar la presencia de un invitado de honor como James Murphy (guitarrista de “Spiritual Healing”) echando una mano en algunos de sus solos, por lo que, el último álbum de Gruesome te gustará tanto como disfrutes de Death pero sin complejos y tengas la suficiente inteligencia para saber que es un homenaje y el desapasionamiento para entender que Matt no tiene otra intención que la de hacerte pasar un buen rato. Si no eres capaz de hacer este ejercicio y tomarte la vida con más levedad, olvídate de Gruesome, enciérrate en casa y pincha una y otra vez los mismos discos de siempre, aunque quizá seas tan mayor y estén tan ajado que seas de esos que creen estar por encima del bien y del mal y la última vez que disfrutaste de verdad con “Leprosy”, “Human” o “Symbolic” fue hace veinte años. Matt te ha puesto, una vez más, la pelota en tu tejado, de ti depende…

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