Crítica: Archspire “Relentless Mutation”

Si bien es verdad que Archspire se asentaron con “The Lucid Collective” (2014), será con una obra tan complicada y enrevesada como “Relentless Mutation”, con la que se situarán definitivamente en primera línea del death metal más técnico. Pero quizá lo que más beneficie al álbum es lo natural de su sonido, a pesar de lo forzado de su planteamiento, de lo difícil de su interpretación, de lo pasadísimos de vueltas que Morelli, Prewett, Lamb, Peters y Smith van en todas las canciones con un ritmo tan exagerado que a veces fuerza la abstracción y parece que estemos escuchando un remix, obra de una máquina. Y, sin embargo, tienen la habilidad y el buen gusto suficiente para que las canciones suenen tan naturales en su desarrollo y con una producción tan cristalina que cualquier oyente mínimamente experimentado será capaz de distinguir cada uno de los instrumentos. Grabado en los Flatline Studios, quizá mi única pega es el sonido del doble bombo y no por la magnífica producción de Dave Otero sino quizá por la endiablada velocidad de Spencer Prewett y es que, por momentos, la sensación de estar escuchando un martillo hidráulico es constante (imagínese el lector, la rapidez en la pegada de Spencer).

Con la incorporación de Jared Smith al bajo, tras la ayuda de Clayton Harder, "Involuntary Doppelganger" es la primera toma de contacto de un álbum en el que desde el primer minuto no escatimarán en velocidad, los riffs de Morelly Lamb se alternan con arpegios a gran rapidez, constante cambios de ritmo y la voz bronca de Oli. Hay que tener mucho valor para saber construir una melodía y que enganche a pesar de un envoltorio tan excesivo; ecos de esos pasajes románticos que tan bien manejan Animals As Leaders cuando Abassi se calma, con un toque de Meshuggah o Gorguts y a ametrallarnos desde el mástil. Está claro cuáles son las influencias de Archspire pero ellos lo llevan a otro nivel, por lo tanto no hay queja alguna. 

Un sintetizador más propio de Muse (“Take a Bow”) abre "Human Murmuration" hasta que Oli Peters entra con su peculiar tono de voz (más cercano a los entrecortados gruñidos de un perro que a una garganta humana, desde luego es de admiración cómo maneja su voz como si de un instrumento se tratase) en una composición menos acelerada pero que utiliza como visagra la pericia de Morelly, Lamb y, el recién incorporado, Smith. Un toque de free jazz para su bajo y uno más neoclásico para las guitarras es lo que convierten a "Human Murmuration" en una canción que, aun recuperando el espíritu de “The Lucid Collective”, suena tan fresca e innovadora como sólo Archspire son capaces.

"Remote Tumour Seeker", otro de los singles de este “Relentless Mutation”, basado en los aterradores experimentos de Aum Shinrikyo, en la que Dean Lamb suena más melódico que nunca mientras Oli juega con sus palabras hasta parecer que hace scat es una de las más accesibles del álbum hasta la calma de la homónima, “Relentless Mutation”, en la que sus primeros son herederos de los mejores Animals As Leaders hasta que el doble bombo de Prewett nos aclara dónde nos encontramos y el resto de la banda entra sin previo aviso. La incursión o, mejor dicho, el regreso al terreno neoclásico llega con “The Mimic Well” en una composición menos sincopada y en la que las guitarras demuestran que saben dibujar bonitas melodías aparte de brutalísimos riffs, una parte central más jazzy, completamante nocturna, y de vuelta al huracán en una recta final llena de dramatismo.

Tras la sintética introducción de "Calamus Will Animate" nos encontramos de bruces con otra de las canciones más agradecidas del disco gracias al trabajo de las guitarras y esos estribillos (¿podemos hablar de ellos, como tal, en un álbum de Archspire?) antes de la descarga final con “A Dark Horizontal” que incluye quizá uno de los pasajes más bellos de entre las siete canciones que forman el tercer trabajo de los de Vancouver.

“Relentless Mutation” requiere de tiempo y paciencia, de esfuerzo por parte del oyente menos familiarizado, pero la recompensa es tan grande como para que, en un disco como el que nos ocupa, uno tenga ganas de volver a escucharlo una y otra vez. Desde luego, Archspire han crecido, su nivel de composición está a la altura de su habilidad como músicos, un nuevo hito en el death metal más técnico, esa complicada liga de artistas olímpicos en la que destacar no es nada fácil.

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