Crítica: Ex Deo "The Immortal Wars"

Si alguna vez has tenido ganas de cargar contra la infantería romana, si te has preguntado qué es lo que se siente descendiendo a toda velocidad en un helicóptero mientras suena la mítica “La Cabalgata de las valquirias” de Wagner o te ha apetecido sentir el hervir de la sangre a lomos de un caballo blanco mientras desenvainas tu sable y descargas con fiereza toda tu rabia, puede que te quedes con las ganas o, por lo menos, escuches este “The Immortal Wars” y, aunque nunca llegues a hacer nada de lo anterior, legues a sentirte como el mismísimo Aníbal a las puertas de Roma. No deja de ser curioso (más cuando ambas bandas albergan en sus filas a los mismos músicos, a excepción del bajista Dano Apekian) que un proyecto paralelo como es Ex Deo esté tomando mayor protagonismo que Kataklysm pero tampoco es algo tan fuera de lo común si tenemos en cuenta que muchos artistas es sólo así cuando pueden volar libres y hacer lo que el corazón les pide que alcanzan un mayor reconocimiento. En el caso de Maurizio Iacono, “Romulus” (2009) fue un buen intento y con “Caligvla” (2012) tocó el cielo pero es con “The Immortal Wars” con el que parece que su carrera, al margen de Kataklysm, se consolida y otra vez los afortunados somos nosotros, sus seguidores, porque tenemos ración doble de Iacono. “Of Ghosts and Gods” (2015) es un disco notable pero nada que ver con lo que consigue transmitir “The Immortal Wars”, además de las miradas de un público más interesado en saber si sería capaz de mantener el nivel de “Caligvla” o, por el contrario, publicaría un disco de transición. En “The Immortal Wars”, Iacono nos hace viajar a la Segunda guerra púnica (que tuvo lugar entre 210-201 a.C.) con Aníbal como auténtico protagonista cruzando los Alpes para atacar Roma desde el norte.

Todo en “The Immortal Wars” es tan enorme que estremece; desde su impactante portada (obra del genial artista alemán, Eliran Kantor, habitual de Testament, Soulfly, Iced Earth o Hate Eternal entre muchos otros, quien nos lea habitualmente sabrá que siempre, o casi siempre, procuramos mencionarle porque su trabajo es realmente impactante), su excesiva producción (cuyo único “defecto” es precisamente su desbordante sonido, ese mismo que a veces puede resultar demasiado grandilocuente), los expresivos efectos de sonido que nos guiará de la mano a la batalla entre las tropas, los gritos, narraciones o golpes sobre nuestra propia armadura, las épicas letras que nos servirán para llevar el hilo conductor de la historia de Aníbal, la fortísima voz de Iacono o la robustísima propuesta musical de una banda que bien es cierto que técnicamente quizá nunca esté a la altura de, por ejemplo, Nile (por situarnos con otra banda de death metal, aunque no sea melódica, de temática histórica) y no sean tan técnicos ni tan pegadizos y rimbombantes como los simpáticos Sabaton con su vigoroso power metal (por mencionar a una banda cercana a las coordenadas heroícas e históricas de todas sus canciones o discos) pero no creo que ese sea el objetivo de Iacono y sí golpearnos con el impacto de unas canciones rotundas y emocionantes que nos trasladan a otra época, también más romántica, en la que los valores iban de la mano de los seres humanos que con coraje y valor eran capaces de cambiar el curso del mundo y permanecer en la historia por los siglos de los siglos.

Suena tan atractivo sobre el papel como en el disco de Ex Deo y esa forma tan cinemática de comenzar con “The Rise of Hannibal” que nos contará la historia del joven general, un medio tiempo con tintes aún más heroícos y una batería, la de Olivier Beaudoin marcando férrea y sin estridencias la naracción de un enorme Maurizio Iacono que no dudará en comernos vivos pero también en narrar cuando el toque marcial lo requiere, entre bonitos arreglos y un ambiente en el que, sin duda, nos prepararemos para la batalla.

Pocas contemplaciones con la frenética “Hispania (Siege of Saguntum)”, es death metal melódico mezclado con sinfónico y el toque de los finlandeses Omnium Gatherum, “Conquer Hispania!” y la canción parece crecerse por segundos con un Beaudoin auténticamente magnífico en volver a llevarnos de la mano a una marcha en la que podremos sentir incluso los latigazos y lo salvaje del momento. La ambientación entre esta y “Crossing of the Alps” es tan acertada como heroíco el relato, Iacono no nos dará descanso. ¿Te gusta el death melódico? Ex Deo nos regalan los oídos y será Stéphane Barbe el que brille con luz propia en “Crossing of the Alps”.

“Suavetaurilia (Intermezzo)” es innecesaria pero es, como su nombre indica, un interludio para que Iacono se convierta en el militar romano, Catón el Viejo en “Cato Major: Carthago delenda Est!” en uno de los mejores cortes del álbum; “I am a soldier of Rome I am descendant of Mars I am the son of Jove The son of Jove…” o esa réplica en “Ad Victoriam (The Battle of Zama)”; “Hannibal Face your nemesis I am the general you cannot kill” con Escipión como protagonista y ese exceso, en el sentido más puro de la palabra, que es “The Spoils of War” en la que la orquestación toma todo el protagonismo otorgándole un toque más dramático, si cabe, a una narración que se cerrará con el canto “The Roman” y los coros apuntalados por violínes y arreglos de cuerda.

Un álbum que parece eclipsar a “Of Ghosts and Gods” y sitúa a Ex Deo en una dulce posición cuando muchos de los seguidores de Iacono ya fantaseamos con una próxima campaña militar. Apabullante de principio a fin y a lo largo de sus ocho canciones. “Conquer Hispania!”

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