Crítica: Hellyeah "Unden!able"

La verdad es que siempre he considerado a Hellyeah una banda de segunda, quizá porque vengo de los noventa y Pantera fueron tan grandes como para que no me termine de entrar en la cabeza qué demonios hace Vinnie Paul perdiendo el tiempo con un proyecto así. Quizá porque disfruté a Mudvayne cuando había que hacerlo y sin pensarlo demasiado, allá por “L.D.50” (2000) y “The End Of All Things To Come” (2002), antes de que se convirtieran en un completo chiste y sus discos perdiesen fuelle así como interés su llamativa y pasada de moda estética o simplemente porque nunca he llegado a entender el groove metal con elementos electrónicos y toque sureño que Hellyeah practican. No lo negaré, lo he intentado con ellos, tanto en disco como en directo y sólo por ver a Vinnie Paul de nuevo sobre las tablas pero nunca he podido tomarme en serio a una banda que interpreta canciones como “Alcohaulin' Ass” o “Drink Drank Drunk” y cuando he leído las declaraciones de Chad Gray acerca del respeto que quiere llegar a alcanzar por Hellyeah y no por su pasado (algo que parece hacerse extensible a la carrera de Vinnie) y cómo daba por finiquitado definitivamente, y por suerte, a Mudvayne me empecé a plantear que tras el supuesto éxito de “Blood For Blood” (2014), que les hizo llegar a lo más alto de las listas; Hellyeah estaban, probablemente, grabando otra vez el mismo álbum.

Es verdad que “Unden!able” seguramente sea lo mejor que han grabado pero, claro, es que su carrera (independientemente de lo que digan sus ventas) no es para tirar cohetes. Un álbum de debut en el 2007, titulado como la banda y que no auguraba nada bueno, el levemente superior “Stampede” (2010), de nuevo un pasito adelante con “Band Of Brothers” (2012) y la supuesta consagración con “Blood For Blood” (2014). Todos ellos con los mismos defectos y las enormes losas de Pantera y su groove metal o el sonido de Mudvayne calando en una canciones bastante efectistas pero con tanto fondo como un plato llano.

Es verdad que en “Unden!able” (cuya portada es obra de Chad Gray y está de nuevo producido por Kevin Churko, otro miembro más de Hellyeah) podría ser tildado como su álbum más maduro porque en él, efectivamente, parecen eliminar de una vez por todas cualquier rastro de influencia sureña y se lanzan de lleno a lo que mejor se les ha dado durante su corta carrera; una batería potente, llamativas guitarras y la voz de Gray pero también que el aficionado más exigente, ese que no se deja engañar a pesar del llamativo envoltorio de las canciones, encontrará que hay bastante poco que rascar. Llamativas también eran, cuando menos, las declaraciones de Tom Maxwell en las cuales afirmaba que la gente prefería bajarse música a comprarla por la saturación de bandas haciendo lo mismo y la poca calidad de éstas o, Chad Gray, jurando que en este álbum se respiraba un mayor sentimiento de unidad que en anteriores entregas porque lo habían grabado juntos, por primera vez…

Vayamos por partes, lo que Tom Maxwell parece ignorar es que Hellyeah es de todo menos original y la llegada de Internet, en todo caso, a ellos les ha beneficiado ya que miles de personas seguramente no habrían vuelto a darle ni una sola oportunidad a Hellyeah tras su primer o segundo álbum. Por su parte, Chad Gray parece habernos mentido en el pasado cuando ahora desvela que es la primera vez que han grabado un álbum juntos; evidencia de mis mayores temores cuando escribía sobre sus discos y describía que me sonaban como si se hubiesen escrito y grabado en un laboratorio, sin alma alguna, en el que cada uno ha añadido su parte pero no hay sentimiento de unidad en ellos o como banda.

Tras la ya clásica introducción que tenemos que aguantar en miles de discos y que aquí ellos han bautizado, muy originalmente, como “!”, “X” es la primera canción a la que nos enfrentaremos y la verdad es que es bastante pegadiza sino fuese porque es una mezcla hipervitaminada del “Let It Burn” de Nothingface mezclado con Mudvayne y ese sonido en las bases más propio de Rob Zombie y el Manson de los noventa. “Scratch a Lie” es más de lo mismo y, lo peor de todo, cuesta reconocer a Vinnie Paul excepto en los estribillos como también cuesta saber que hemos cambiado de canción si uno no está pendiente del reproductor, “Be Unden!able” posee otro estribillo poderoso –no lo negaré- y la línea de bajo de Kyle Sanders la salva pero no sé si es problema de Kevin Churko, de Chad Gray o de Tom Maxwell que todas las canciones, todas, poseen el mismo tratamiento lo que termina por agotar al oyente, no deja de ser irónico que Greg Tibbett dejase Hellyeah después de “Band Of Brothers” y ahora suenen más que nunca a Mudvayne...

“Human” cambia sensiblemente pero a peor cuando Gray la edulcora tanto que la convierte en puro algodón de feria y sigo sin entender todos esos efectos y procesados de estudio en las voces y guitarras. ¿De verdad es necesario? Como empachoso es el estribillo de “Leap of Faith” en el que la voz doblada de Gray también se atraganta pero estoy seguro de que es perfecta para sonar en las radiofórmulas yankees como la estupidez que es “Blood Plague” y ese estribillo; “Your blooooooooood is thinner than water; I’ll drink you like wineeeee” y que hace parecer la Creedence Clearwater Revival a Asking Alexandria y vuelvo a mirar el álbum que tengo entre las manos, ¿de verdad está aquí Vinnie Paul? Sólo puedo entender que el bueno de Vinnie se tome esto como una forma de desconectar porque hay más sabor, sentimiento y profundidad en cualquier canción de Down, por menor que sea, que en toda la discografía de Hellyeah.

La golosina del álbum para todos aquellos que nos da igual Hellyeah es la versión de Phil Collins, “I Don’t Care Anymore”, que Dimebag Darrell grabó para Damageplan y que aquí han recuperado a petición de Christian Brady que sugirió interpretarla sin saber (llegan las risas) que había una toma de Dimebag guardada bajo llave y parece que el experimento les costó tres semanas de trabajo cuando Kevin Churko descubrió que el programa que habían utilizado para grabarla en su momento era incompatible con la tecnología de ahora. Según Vinnie Paul, Dimebag Darrell siempre ha estado presente en Hellyeah aunque todos los fans de Pantera y Dimebag tengamos nuestras serias dudas al respecto escuchando los resultados…

Y tras la única canción del álbum que sí evidencia labores de composición (las del maestro Collins, claro) volvemos a la “fast food” de la música que son los temas puramente originales de Hellyeah, “Live or Die” y “STARTARIOT” (esta última con otra innecesaria introducción incluída como es “10-34”), no sin antes llegar a uno de los puntos más bajos del álbum con la horrorosa “Love Falls” en la que se ponen inusual y adolescentemente intensitos y rompe con todo por la poca coherencia de “Unden!able” cuando ésta tan sólo puede llamarse repetición y un final de traca, nunca mejor dicho, con “Grave” y, para colmo, más arreglos enlatados como los de “Love Falls”.

A Maxwell hay que recordarle que si Hellyeah no son mas grandes no es porque el público no compre discos sino porque no compra los suyos; tan carentes de originalidad en un nicho tan pequeño y saturado como es en el que se mueven y del que ahora pretenden salirse intentando plagiar el sonido de otros o desembarcando en las radios norteamericanas con canciones tan mediocres como “X” o “Human”. Puede que sea el mejor disco de Hellyeah hasta la fecha pero es que eso es decir tan poco a favor de un álbum que sería mejor hasta callárselo…


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