Crítica: Slayer "Repentless"

Supongo que la posición más sencilla ante "Repentless" sería defenestrarlo sin piedad y la verdad es que Slayer nos lo ha puesto fácil para ello porque la carrera del grupo pocas veces ha sido tan convulsa en su larga trayectoria como en los últimos años. Puedo incluso llegar a entender que un chaval, que quizá tan sólo  haya disfrutado del thrash de los de California desde hace unos años le sea sumamente fácil criticar las últimas decisiones del grupo, sin profundizar demasiado, pero la cruda realidad es que Slayer -por mucho que a algunos nos duela la perdida de Hanneman o Lombardo- siguen sonando como una apisonadora tanto en directo como en estudio y este "Repentless" no sólo no decepciona sino que ilusiona... Lo más importante de éste es sin duda lo que significa para el grupo; siempre será recordado como el primer álbum sin Jeff Hanneman quien contrajo una fascitis necrotizante a causa de la mordedura de una araña a primeros del 2011 y fue reemplazado temporalmente por Gary Holt para que el grupo pudiese cumplir con su agenda en directo. Por desgracia, Hanneman nunca más volvería al seno de Slayer de manera continuada y regular, falleciendo, sin embargo, el 2 de mayo del 2013 a causa de una cirrosis provocada por años de problemas con el alcohol. Pero, ¿qué aportaba Jeff a Slayer? Sería injusto afirmar que él era Slayer porque siempre le he tenido mucho cariño a Araya, Lombardo e incluso a Bostaph pero Jeff era la espina dorsal del grupo, auténtico autor de riff inmortales surgidos del mismísimo sur del cielo. Tras su muerte, Lombardo -ya despedido- no sabía bien qué responder sobre la continuidad del grupo y Araya ponía en duda que pudiesen grabar de nuevo, creyendo que Holt era tan sólo un reemplazo, pero qué cierto es que dónde hay patrón no manda marinero; y en Slayer, por mucho que nos disguste, manda Kerry King quien nunca tuvo duda alguna de que el grupo continuaría no sólo sin Hanneman sino también sin Lombardo quien fue expulsado en Febrero del 2013 y reemplazado momentáneamente por John Dette para el australiano Soundwave y posteriormente, y de manera definitiva, por Paul Bostaph (quien, recordemos, ya había sido parte de Slayer desde 1992 al 2001). ¿El motivo de la salida de Lombardo? Por supuesto, el dinero y el porcentaje percibido. Según Dave, mientras el resto del grupo nadaba en la abundancia, él tenía serios problemas para mantener su nivel de vida y familia a pesar de haber tocado en los cinco primeros míticos discos del grupo.

Me siento afortunado por haber visto todas las formaciones y músicos que han pasado por Slayer en directo y nunca me he sentido defraudado. Aquellos que critican a Paul Bostaph deberían escucharle y entender que, por muy simpático que nos caiga el rapidísimo cubano, el californiano es infinitamente más técnico y versátil (por no hablar de su fortísima pegada) y la evolución de Gary Holt ha sido espectacular desde su incorporación a su actual estado de forma y creativo y es que el único problema de Slayer tiene nombre y apellidos; Kerry King. Y no deja de ser irónico que él sea el principal vórtice de la tensión en el grupo porque también es la dinamo de éste. King no es un buen guitarrista (basta con escuchar sus solos, fuera de tono y tempo en muchas ocasiones) y, muy a diferencia de Jeff Hanneman, tampoco es un gran compositor pero lo peor de todo son sus declaraciones y el ambiente de trabajo que genera, según sus propios compañeros. Como seguidor, entiendo a Slayer como el grupo de King en el cual no tiene cabida la opinión de Holt, Bostaph, Araya y, mucho menos, la de Lombardo pidiendo su parte.

"Repentless" ("sin arrepentimiento", título inspirado por la vida de Jeff, según el propio King), por ello, nace de las dudas, del material de desecho de "World Painted Blood" (2009), de una banda fracturada; en la que las pérdidas no son tal sino meros repuestos en un coche que es arrancado una y otra vez por Kerry King, forzado a correr a miles de revoluciones en su última carrera antes de llegar al desgüace y eso es quizá lo que más duele. Gary Holt es un tipo simpático que ha pasado de ser reserva a titular para, de nuevo, ser menospreciado por King quien, en un principio, quería encargarse de todas las guitarras y tan sólo dejaría la imposible tarea (para él, claro) de grabar todo los solos para, poco después, admitir que Holt tendría que aportar más y, por último, criticarle de nuevo ante todo el mundo, semanas antes del lanzamiento, por haberse dedicado más a Exodus que a aportar en "Repentless". Araya se ha limitado a escribir y cantar (por cierto, sonando muchísimo mejor que antes) mientras que Bostaph -ilusionado por el nuevo proyecto- se ha volcado de lleno con un trabajo que suena brutal.

Producido por Terry Date y Greg Fidelman (al que esperaban como agua de mayo y, según King, los retrasos en el álbum se debían a su apretada agenda) y por primera vez fuera de American Recordings (lejos de Rubin y el desencuentro entre el productor y King) firmando con Nuclear Blast, lo que más llama la atención de "Repentless" es su sonido; aquellos que lloran amargamente las ausencias de Jeff Hanneman y Dave Lombardo, deberían cerrar los ojos y, sencillamente, escuchar sin prejuicios. "Repentless" suena rápido y sucio -como debe sonar todo disco de Slayer-  pero también contundente y musculoso como nunca antes. Por primera vez en la historia de los californianos escuchamos solos de guitarra verdaderamente dignos del resto de la composición. ¿Cuántas veces hemos estado en un concierto de Slayer disfrutando de una canción y, en el momento del solo, hemos torcido el gesto cuando King se adelantaba y se limitaba a subir y bajar por una escala, completamente fuera de tono, aporreando el trémolo de su B.C.Rich sin sentido alguno? Eso no ocurre en "Repentless" y se lo debemos a Holt cuyas partes de guitarra se diferencian claramente de las de King y aportan, por primera vez ,rapidísimos solos pero también melódicos e integrados dentro de la estructura de la canción. Por otra parte, si volvemos a cerrar los ojos y escuchamos la magnífica labor de Bostaph a la batería es imposible que echemos en falta a Lombardo, en definitiva; "Repentless" es quizá el trabajo que, técnicamente hablando, mejor suena de Slayer. 

Otro punto a tratar es la voz de Araya. Obviamente, a lo largo de los años ha perdido potencia y era lógico que no llegase a las notas más altas (que, de otra manera, no son del todo necesarias en un grupo de las características de Slayer y su thrash) pero, obviando el directo (en el cual era mucho más evidente), en disco, la voz de Araya parecía ser un instrumento más, aquí no y supongo que debemos agradecérselo a Fidelman y Date porque su voz suena mucho más potente y cruda que en anteriores entregas. Respecto a las letras del álbum, poco que añadir ante la línea continuísta del discurso del grupo; ni peores, ni mejores, sencillamente igual de cafres, apocalípticas, sangrientas, sacrílegas y desesperanzadoras que siempre pero añadiendo esta vez parte de sus propias experiencias con la muerte y las adicciones del compañero caído. Y sobre la polémica portada a cargo del artista brasileño Marcelo Vasco y el desencuentro entre aquellos seguidores que la encuentran indigna del grupo y esos otros que les ha encantando, según Vasco; él quería captar el espíritu de las clásicas ilustraciones de Slayer y la verdad es que, aunque no sea de mi agrado, la prefiero frente a "Divine Intervention" (1994), "Diabolus In Musica" (1998) o "God Hates Us All" del 2001 (por mucho que ésta la tengamos firmada por todo el grupo, incluyendo al bueno de Jeff). La verdad es que creo no ser el único pero echo de menos a Larry Caroll porque hasta el horror estético que es "Christ Illusion" (2006) tenía su encanto.

"Delusions Of Saviour" es tan sólo una introducción pero agradezco que no la hayan incluido dentro de la canción "Repentless", como sí hicieron con los primeros segundos de "World Painted Blood" que tan sólo servían como presentación de la banda en directo. "Delusions Of Saviour" es ligeramente oscura con un buen Wah wah y un toque oriental, acaba con un acople y, de golpe, nos encontramos con el abigarrado riff de "Repentless" y la rapidísima batería de Bostaph. Como canción principal y single es una maravilla, Araya canta en su tono más alto y su fraseo en las estrofas nos recordará inevitablemente a "World Painted Blood" pero aquí hay un comodín que nadie esperaba en una canción de Slayer desde hace años, un estribillo estupendo y a la altura: "Live fast, on high. Repentless… Let it ride!" que podría resumir perfectamente el modo de vida de Hanneman y la filosofía de un disco como el que nos ocupa.

"Take Control" no nos deja respirar hasta su estribillo en el cual encontramos algo de calma pero es tan sólo un espejismo porque en las estrofas vuelve a encabritarse y tirarnos de su montura una y otra vez. "Vices" es un tema menor en "Repentless" y así se siente a lo largo y ancho de sus más de tres minutos a pesar de que, en ella, Araya parece darlo todo y su interpretación es claramente el punto fuerte de ésta. "Cast The First Stone", pensada durante el descanso del grupo en Atenas y con la historia de la capital griega como inspiración para Kerry King, suena más potente y me gustan sus cambios de ritmo, el trabajo de Holt es sensacional y Bostaph demuestra que es capaz de aportar más profundidad a las canciones del grupo que simple velocidad pero, aún con esas, la canción no termina de arrancar como debería. Reconozco que odié "When The Stillness Comes", lanzada en abril de este año con motivo del Record Store Day, porque me parecía floja y sin gracia pero en el contexto de "Repentless" encaja mucho mejor que como single y su oscuro riff encuentra su lugar. Un ritmo denso y farragoso sirve de base para el bajo y la voz de Araya mientras Bostaph aporta la pesadez necesaria hasta que el chileno parece desesperarse y el grupo se lanza desbocado a un final que se hace breve en su clímax.

En "Chasing Death" es imposible abstraerse del tema principal; el de las adicciones. Según Araya, la canción trata de esa espiral en la cual las personas caen y, aunque sepan de lo pernicioso que es para su salud, les resulta imposible evitar, viviendo sin frenos y cuesta abajo. Para King, trata simplemente del alcoholismo y sus consecuencias; en definitiva; de Jeff Hanneman. Desesperada, rápida, alocada por momentos y tan salvaje como siempre, si uno piensa en Jeff no es difícil sentir un escalofrío escuchando los alaridos de Araya mientras canta; "No easy way out, no easy way out. No easy waaaaay out!". "Implode" fue lo primero que pudimos escuchar y, ¿por qué no decirlo? Fue toda una decepción. No es que sea una mala canción es que, directamente, no aporta nada de nada en un tema tan manido por el propio grupo como es el de la exterminación de la especie humana y el solo de King es francamente horrendo.

La demostración de que no todo lo que tocaba la mano de Jeff era oro -por supuesto que no- es el descarte que supone "Piano Wire" (tampoco hace falta acudir a ella para entender que, aunque necesario para el grupo, la pluma de Jeff no es, ni mucho menos, vital a tenor de su demostrable bajo nivel compositivo en los noventa) aunque sea disfrutable por sus guitarras y la letra de sus versos (quizá la más interesante y diferente junto a "Chasing Death"). "Atrocity Vendor" de Araya y King nos acelera el corazón lo justo para no hacernos perder la fe en este "Repentless" y sentir que habíamos llegado al final antes de tiempo y de manera tan pobre con un tema como "Pride In Prejudice" como broche (que nos decelera inevitablemente) porque "Atrocity Vendor" es puro vértigo; buenas guitarras y un buen ritmo machacón marca de la casa. Pero la verdadera sorpresa y la que equilibra la balanza del álbum en su recta final es "You Against You", con un estupendo riff de apertura que pronto evoluciona de manera contundente y, mientras King golpea como loco su trémolo, Bostaph arremete con toda su fuerza y  Araya ruge para que sintamos, una vez más, que sin lugar a dudas estamos ante un disco de Slayer.

El disco de metal más esperado del año es irónicamente el más polémico y el más criticado pero también el más vendido de los últimos doce meses incluso antes de su publicación pero lo cierto es que, como a Maiden, AC/DC o Motörhead (con los que, sin duda e inexplicablemente, todos somos siempre más benévolos), les sirve como excusa para volver a salir a la carretera y demostrar que sigue siendo muy jodido salir al escenario después de ellos. Slayer continúan dando miedo y "Repentless" es lo mejor que han firmado en mucho tiempo, con Lombardo y Hanneman, Holt y Bostaph o sin ellos. 

© 2015 Jack Ermeister