Crítica: Gus G "Brand New Revolution"

A veces es complicado encontrar tu sitio, tu estilo; ése elemento diferenciador que te haga destacar respecto al resto y a Gus G, por desgracia y pese a su enorme talento, parece estar resistiéndosele su carrera en solitario con ese disco que marque un antes y un después. Tras su paso por Dream Evil, su propio proyecto con Firewind y el espaldarazo definitivo que supuso entrar a formar parte del universo de Ozzy con "Scream" (2010), el guitarrista griego  quiere darse de nuevo una oportunidad tras "I Am The Fire" (2014), algo totalmente lógico si quiere crecer y no estancarse, si quiere ser algo más que un guitarrista más en la vida del de Birmingham, si quiere dejar atrás a Dream Evil y si tan sólo le interesa resucitar a Firewind de vez en cuando pero "Brand New Revolution", desde luego, no es el camino. Producido por el propio Gus G y mezclado por Mike Fraser en los Hippodrome Studios de Vancouver, lo que nos encontramos es un disco entretenido pero nada más; bebiendo de la fuente de los grandes del metal y el hard, en él podremos encontrar ecos de Mötley Crüe, Savatage, los propios Firewind o, por desgracia, los más recientes Arch Enemy y todo ello rociado de un sonido tan corriente, tan estándar y tan manido que no aporta absolutamente nada ni al panorama, ni a nosotros como seguidores. Supongo que es difícil hacerle una crítica así a alguien como Gus G cuyo talento y buen momento creativo están fuera de toda duda pero resulta más interesante su trabajo con Firewind que cualquiera de las canciones que integran este "Brand New Revolution" que con el paso del tiempo terminará pasando como un disco más y no supone ningún avance frente a "I Am The Fire". 

Un guitarrista fuera de serie acompañado de Jacob Bunton de Adler (algo muy significativo, como apreciaremos en el sonido de éste álbum), Mats Levén, Elize Ryd de Amaranthe o el genial Jeff Scott Soto. Entonces, ¿cual es el problema para que no termine de cuajar? Quizá lo que ocurre en "Brand New Revolution" es que, aparte de no encontrar una dirección clara y un estilo propio que no sea una amalgama de diferentes géneros como son el hard rock, el power o el metal más vulgar secas, las canciones carecen de cohesión en el álbum, restándole carácter a éste pero, si uno lo escucha una y otra vez, la conclusión más evidente es que, pese a haber talento a raudales, lo que fallan son precisamente éstas, simplemente no hay ninguna que se marque a fuego en tu cabeza o, directamente, te la vuele, algo que debería ser obligado en un disco como el que nos ocupa.

"The Quest" es interesante, la única instrumental de todo el disco y me gusta por su velocidad, repleta de trepidantes riffs mientras el doble bombo de Jo Nunez (Firewind) se desata. Lo bueno de "The Quest" es que, pese a su pirotecnia, la melodía es bonita y derrocha suficiente sensibilidad como para ser interpretada en acústico como coda del propio tema, el único inconveniente que se le puede poner a una canción así es su producción y ese horroroso y pasado de moda "fade out" con el que acaba, un músico como Gus G podría haberla rematado de manera auténticamente gloriosa en vez de hacernos partícipes de cómo el volumen se desvanece de manera súbita. Es un acierto comenzar el disco de esta manera pero, como ya veremos, el prometedor arranque de "Brand New Revolution" pronto se disipa como la gaseosa.

Precisamente, "Brand New Revolution" es la siguiente, Jacob Bunton en las voces y la guitarra de Gus G es sobresaliente pero la canción es un horror. Es directa, es contundente pero suena demasiado a hard rock ochentero, su riff principal podría ser parte de cualquier disco de Slash e incluso la melodía de la voz cantada por Weiland, Kennedy o el propio Axl. Es cierto que en el estribillo se arregla el desaguisado y Bunton sube ligeramente el tono y el tema coge algo de cuerpo pero carece de frescura, algo que que es la seña de identidad de todo el álbum. Como ocurre con "Burn", apenas tres minutos en los que hay poco o nada de metal y mucho de hard rock, ¿es un problema? Para nada en absoluto pero suena rancia a pesar de su estupenda guitarra que sí es arrolladora, por tanto; lo que falla es la canción. Bunton repite a las voces y ocurre lo mismo que en la anterior; las estrofas son horribles con su timbre procesado mientras los estribillos resultan mucho más lucidos cuando sube. El solo de Gus G es abrasivo y  ese doble bombo nos hace subir las revoluciones pero el riff es un horror, propio de un disco de Velvet Revolver y con eso está dicho todo...

"We Are One" es levemente superior porque no plantea riesgo alguno, es un medio tiempo que se disfruta mucho más que las anteriores y el riff es más musculoso pero es igualmente olvidable. "What Lies Below" suena mucho más actual gracias a sus arreglos y el stacatto de sus guitarras, además está Elize Ryd a las voces lo que le añade nuevas texturas al disco y el estribillo es infinitamente más pegadizo que las tres anteriores. ¿Habría sonado igual de plana en la garganta de Bunton? Posiblemente pero, aunque la voz de Ryd añada otro color a un disco que parecía haber entrado en punto muerto desde el segundo corte, "What Lies Below" tampoco convence. En el plano personal, me parece una estupidez tildar a una canción así de experimental, en pleno siglo veintiuno, porque incorpore algún arreglo electrónico y la voz se doble con ecos, lo que me demuestra que el mundo del metal -en ocasiones- parece ir muchos años por detrás del de la música popular. "What Lies Below" no es experimental en absoluto, no es industrial y no resulta una novedad por mucho que el riff suene como uno de Dino Cazares. 

"Behind Those Eyes" gustará a todos los seguidores de las baladas a medio camino entre el hard y el power pero no me gusta el tono de Bunton que en otros momentos sí me parecía acertado cuando subía porque aquí se torna irritante y plano de emoción en el estribillo. Lo bueno de la canción es que se agradece el cambio de tercio tras las anteriores. "Gone To Stay" con Jeff Scott suena bien, quizá a Gus G le siente mejor el carácter de una voz más bronca y madura como la de Jeff para saber apartarse del power en su andadura en solitario pero, por desgracia, "Gone To Stay" es una canción menor en la que uno sufre por momentos cuando siente a Jeff forzar su garganta; lo que funciona en las estrofas, a puntito de romper, en el estribillo se queda corto y es aún más evidente con esos coros que parecen querer elevar el tono al que Jeff no llega, otro error.

Pero lo peor todavía no ha llegado y es "One More Try" con ese inicio tan, tan forzado y la voz de Bunton que, seamos honestos, no pega en absoluto en una canción como ésta y es que no cuesta nada en absoluto imaginarse a un cantante tan limitado como Ozzy, sin embargo y como paradoja, llevarla a otro nivel pero, claro, sin el horripilante -y me quedo corto- sonido acuoso de la guitarra. ¿Quién engañó a Gus para que sonase así? Es en momentos así cuando uno entiende la importancia de tener a un productor con criterio -algo difícil de encontrar, por otro lado- que sin censurar; sepa aconsejar y orientar.  El riff de "Come Hell Or High Water" me parece un acierto; suena contundente y bruto, lleno de groove (aunque esos armónicos artificiales tan marcados me recuerden inevitablemente al todopoderoso Wylde, al que precisamente carácter no le falta) pero aquí lo que falla es la voz de Levén; demasiado chillona, demasiado aguda, estupenda para otros estilos pero no aquí, no en esta canción, totalmente fuera de lugar. ¿Suena bien? Sí, claro, son buenos músicos. ¿Es la apropiada? En absoluto. 

"If It Ends Today", de nuevo con Levén a dúo con el propio Gus, suena a puro hard rock pero la estropean esos horrendos coros en el estribillo en los que juegan con las vocales con las que acaban cada palabra de los versos de éste; algo infantil y fácil en el peor sentido de la palabra. "Generation G" con Scott Soto es atractiva aunque la voz de éste suene demasiado baja en la mezcla y, para colmo, la enmascaren con demasiado reverb. Pero, aunque me guste la base rítmica de "Generation G", no puedo ser ajeno a su letra en la que no es difícil sentir vergüenza ajena; "We are freedom, we are united but you killed our dreams and left us divided. Thousands leaving, for new salvation. Those left bleeding, you are the Generation G!" Seamos serios, por favor.

"The Demon Inside" con una guitarra hasta arriba de chorus y Levén de nuevo sonando como Jon Bon Jovi al comienzo, además de su excesiva duración, y plagada de todos los tópicos del metal cuando el resto del grupo entra, es tan predecible y aburrida que nos hace despedirnos de este "Brand New Revolution" decepcionados por lo que podría haber sido y no es, por el cariño que le tenemos a Gus G, un guitarrista con gran talento pero que, por el momento, no ha encontrado el disco que sirva como punto de inflexión a su carrera en solitario y es que el mundo de la música, independientemente del talento de cada uno, está repleto de juguetes rotos. Por suerte, Gus es joven y seguro que ese álbum, que tanto él como nosotros esperamos, llega. "Brand New Revolution" gustará a aquellos que piden poco a los discos y todo les parece bien pero es tan "corriente y moliente" que asusta. 

© 2015 Mickey Knox