Crítica: The Brian Jonestown Massacre "Revelations"

Sin previo aviso y sin ninguna promoción, The Brian Jonestown Massacre (el grupo que toma nombre del difunto fundador de los Stones, Brian Jones, y la masacre de Jonestown) vuelve con "Revelations" bajo el brazo y sigue abriéndose camino gracias a principios tan poco comunes en nuestros días como jugar al despiste con los medios y su poca presencia en las redes sociales y un interés, casi mal sano, en no tener rumbo fijo y hacer lo que le viene en gana a Newcombe. ¿Pero acaso no debería ser toda la música así? El grupo sigue hundiendo sus raíces en la psicodelia setentera mezclada con los sonidos más actuales y ese punto ácido y mordaz tan propio suyo. Una canción como "Days, Weeks and Moths" podría haber sonado en cualquier guateque de los setenta pero no, estamos en pleno siglo veintiuno y que haya alguien interesado, como Newcombe, en pasar por la túrmix la música de las últimas cinco décadas sin ninguna intención comercial sino por el mero hecho de hacer buena música para unos pocos parroquianos tiene todo el mérito del mundo. "Revelations" se publicó en Mayo de este año y el grupo lo difundió de manera gratuita por Vimeo para que sus seguidores pudieran escucharlo antes siquiera de pasar por caja. En esta época en la que todos los aficionados, en menor o mayor medida, consumen discos como si se tratase de comida basura, picoteando de aquí y de allá y digiriendo toneladas de canciones cada día, podríamos pensar que el nuevo álbum de The Brian Jonestown Massacre pasaría sin pena ni gloria pero no, todo lo contrario: requiere de meses de escucha y se muestra como una piedra preciosa entre el resto de lanzamientos, un álbum al que hay que dedicarle tiempo para sacarle todo su jugo. Denso, monstruoso, alucinógeno, lisérgico que dicen muchos, "Revelations" es un disco en el que hundirse hasta el cuello y extraer siempre algún nuevo detalle, uno de esos extraños álbumes a los que volver una y otra vez, uno de esos discos capaces de cambiar el estado de ánimo del oyente.

"Vad Hände Med Dem?" (¿Qué pasó con ellos?) comienza de manera acelerada, con una guitarra sin cocinar y unos arreglos maravillosos, rápida, muy rápida y sin pausa, con la voz modulada por los efectos cantando en sueco, una sorpresa mayúscula para un grupo de San Francisco pero, claro, no estamos hablando de cualquier banda sino de la de Anton Newcombe, recientemente afincado en Berlín. La psicodelia sesentera se despereza en "What You Isn't" pero, sin embargo, se reviste con un poquito de Soul gracias a los metales en los arreglos, Pop de altura, Rock de etiqueta negra, para paladares gourmet; entra la batería y a volar, una melodía contagiosa y un estribillo bonito -que no fácil- gracias a las guitarras y esos arreglos que le sientan deliciosamente bien. "Unknown" nos lleva de nuevo a los sesenta gracias al ritmo, la acústica y la reverberación de la voz, maravilla la capacidad de Newcombe capturando el ambiente de un era. "Memory Camp", más lenta, sin embargo entra a la primera con una guitarra excepcional sobre la acústica y el pesado ritmo de la batería, como "Days, Weeks and Moths" hereda esa guitarra pero, por mucho que viajemos a los sesenta o los setenta, cuesta no sentir asombro al escuchar el estribillo con ese punto contracultural de la música de Newcombe .

La instrumental "Duck and Cover" sumerge en un mundo de dispositivas y baterías hipnóticas, de luces estroboscópicas y arreglos ensoñadores mientras que "Food for Clouds" vuelve a llevarnos atrás en el tiempo una auténtica gozada igual que la evocadora "Second Sighting" que a veces se torna dolorosa de lo bella que resulta (más cercana a otros géneros más clásicos). ¿Alguien se imagina un grupo tocando una canción así en directo en nuestra época? Un caramelo para disfrutar con tranquilidad. "Memorymix" es un mantra y es el punto en el que nos damos cuenta que este "Revelations" súbitamente ha cambiado y ha evolucionado del Pop más psicodélico a la experimentación más profunda como constata "Fist Full of Bees" o la acústica y sencilla "Nightbird", para cuando llega "Xibalba" ya nos hemos olvidado de que lo que estamos oyendo es un álbum y estamos más centrados en escuchar y vivir ese ansia de encontrar nuevos horizontes musicales de Newcombe y disfrutar de las texturas creadas con las guitarras, teclados, arreglos y efectos que esperar de nuevo un single. "Goodbye (Butterfly)" se despide de nosotros desvaneciéndose para que volvamos a pinchar "Vad Hände Med Dem? " y convirtamos este "Revelations" en todo un viaje en sí mismo.

Cuesta entender que todavía se hagan discos sin afán de vender, sin afán de llegar a nada más que por el mero hecho de disfrutar haciendo música, yendo a contracorriente en estos tiempos en los que todo el mundo, más que nunca, busca su minutito de popularidad y atención. Aquí tenemos a Anton Newcombe en estado puro, haciendo la música que a él le gusta, sin pedir nuestra opinión y ya embarcado seguramente en la composición de su próximo disco mientras se pasea por los festivales europeos, da igual quien le escuche, el sigue su camino y, por nosotros, perfecto. ¡Que así siga siendo por muchos años!

© 2014 Jim Tonic