Crítica: Leprous "Coal"

Con Leprous he querido ser paciente y mantenerme templado, no he querido adelantarme en mi juicio porque si bien tocan teclas que me resultan tan cercanas como su relación familiar y profesional con Ihsahn, su afición por la melodía frente a la brutalidad, sus delicados arreglos, la emocionalidad de sus interpretaciones, su calculadísimo sonido y excelencia en el estudio, su brutalidad cuando quieren y su amor por el Progresivo con denominación de origen noruega, había algo en Leprous que no me terminaba de convencer. "Aeolia" (2006) nunca me ha gustado pero soy consciente que es su primer trabajo tras el EP "Silent Waters" (2004) y en "Tall Poppy Syndrome" (2009) dan un salto de gigante pero "Bilateral" (2011) me resulta decepcionante y demasiado Pop en ocasiones -quizá de ahí mi desconfianza y que nadie me hable de "Waste Of Air" que no me resulta creíble- y es que nunca entenderé por qué abandonar la contundencia en las guitarras de "Tall Poppy Syndrome" y acercarse peligrosamente a sonoridades más próximas al mainstream más inofensivo que a sus compañeros nórdicos, además de adolecer de una falta de unión y dirección tremendas. Y en "Coal" (2013) continúan por el sendero abierto en "Bilateral" pero dándole una pequeña vuelta de tuerca que les sienta de miedo. Si el anterior resultaba demasiado inofensivo, en "Coal" no es que abracen el Death o el Black Metal (que nadie me diga que esto es Death, Black o contiene elementos de ambos porque no tienen ni la más remota idea de estos dos géneros entonces), es más, suenan más refinados que nunca y su sonido es cristalino y aséptico en ocasiones pero, aunque sigan apostando por la melodía, la oscuridad que desprende "Coal" y la intensidad en la voz de Einar, capaz de abarcar varios registros, los hace dar un salto de gigante. Pero, aún así, había algo que no me terminaba de encajar en Leprous, quizá el problema sea mío y no entienda que un grupo de Metal noruego no haga Black o un género igual de extremo y más teniendo una relación tan cercana con el vocalista de Emperor y precisamente el pasado verano pude verles en Francia acompañando a Ihsahn en solitario, presentando su "Eremita" (2012) y confirmé que Einar, aunque nunca vaya a ser santo de mi devoción, por lo menos, se entrega en directo aunque a veces resulte exagerado y sobreactuado en el escenario.

No estoy de acuerdo en que "Coal" sea la consagración de Leprous porque creo que lo mejor de los noruegos esté por llegar y tampoco que sea el resultado del esfuerzo de todos estos años y eso se deje notar en el sonido porque han contado con mucha ayuda par aeste "Coal" grabado en los Fascination Street Studios de Örebro (Suecia) bajo la atenta mirada de Heidi Solberg y Ihsahn como productores y velando por el pequeño Einar. ¡Qué maravilla tener por cuñado a Ihsahn y que te ayude en tu carrera! ¿no es cierto? Porque queramos o no, su presencia y gusto se dejan ver en el disco… ¿Estamos de acuerdo o no?

Y si antes hablaba de una producción aséptica sólo así puede entenderse "Foe", el primer corte de "Coal" que, sin estar nada mal, comienza abusando de la tan famosa compresión, del sonido enlatado y del maldito reverb. Pero no todo va a ser malo y es verdad que la melodía pronto evoluciona de manera magistral, que los arreglos son excelentes y el trabajo coral es una maravilla a pesar de que me canse en sus más de cinco minutos de canción. Einar está soberbio en su tono operístico y Tobias hace un magnífico trabajo en los parches con ese "in crescendo" que parece que no va a terminar nunca. Dos minutos de outro la hacen perder puntos, ¡dos minutos a capella como si fuesen unos Beach Boys del norte, vamos no jodáis! Y es que éste podría ser uno de los defectos del nuevo disco de Leprous, bien sabido es que el falsete de Einar es parte de la gracia de su voz y esa versatilidad que le hace uno de los mejores vocalistas del momento pero en este disco abusa demasiado del falsete o las modulaciones más agudas y lánguidas. 

"Chronic" es una maravilla en sí misma, la canción se desarrolla bajo el mismo fraseo de piano a cargo de Einar y en seguida ponen la directa (otra vez Tobias pero esta vez con la ayuda de Rein) y pronto llegan los cambios de ritmo más extremos para volver a la melodía de la estrofa y acabar con un estribillo épico y lleno de sentimiento. Experimental pero, al mismo tiempo, cien por cien representativa del sonido de Leprous pero, invariablemente, siempre que la escucho me viene a la cabeza un nombre: Devind Townsend.

"Coal" es una canción que nos llevará a su disco "Tall Poppy Syndrome" y que es totalmente indigna de llevar sobre sus espaldas el nombre del disco porque no es representativa de la tónica general. Por contra, sus guitarras rítmicas son de lo mejor de todo el álbum y Tobias de nuevo vuelve a confirmarse como uno de los mejores baterías del momento. "The Cloak" es quizá la más dramática del conjunto con Einar subiendo la intensidad gracias a su falsete, la frialdad del acompañamiento y la desolación de sus guitarras entrecortadas se desperezan en los estribillos hasta que el teclado entra para elevar la canción hacia los cielos. Gran tema que sirve como punto y final a la primera cara de "Coal". 

Los sintetizadores saturan el comienzo de "The Valley", nueve minutos de bajada a los infiernos de la mano de Einar, la más electrónica en general, intensa y quizá la mejor de "Coal", producción perfecta y envoltorio atractivo y novedoso. Saben crear atmósferas y pulsar el interruptor para llevarte donde quieren y es por "The Valley" que el álbum sube y sube hasta dejar buen sabor de boca. Que nadie me malinterprete, "The Cloak, "Coal", "Chronic" o "Foe" son buenos temas pero "The Valley" es el aval de este nuevo trabajo de los noruegos. Lo que no pasa, por ejemplo, con "Salt, una canción que debería haber sido excluida, lucimiento vocal de Einar, batería jazzística y arreglos ensoñadores pero no convence, ideal para querer llegar a "Echo" y "Contaminate Me" (de nueve minutos cada una). La primera, aunque excesiva en su duración para lo que logra, pinta paisajes con el sintetizador y teclado sobre la base rítmica y se abre como un regalo a los cuatro minutos con uno de los cambios de tercio más sorprendentes y frescos del grupo, con la guitarra de Tor sonando como David Gilmour. Pero si "Echo" es una sorpresa por su desarrollo, "Echo" es directamente la mejor del disco junto con "The Valley", aquí sí con regusto a Death Metal gracias al doble pedal de Tobias, ametrallando con su pegada, y Einar siendo poseído por el espíritu de Ihsahn (no pasa nada por el robo, todo queda en familia) con un violín enterrado bajo sus alaridos, cerrando el disco con esa agresividad que algunos ya echábamos de menos para no desterrar a Leprous de nuestros reproductores por considerarlos un producto más.

Para todos aquellos que se les llena la boca y creen saber algo de música hablando de un grupo noruego, progresivo y metalero como si fuesen los nuevos mesías del Rock, la próxima nueva gran promesa; está muy bien vuestra pasión pero si queréis que eso ocurra, dejad que Leprous crezcan, lo mejor está por llegar, estoy seguro. 

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