Crítica: Anvil "Hope In Hell"

Para todos los que descubrimos a Anvil a través de su documental ("Anvil: The Story of Anvil"), el grupo se ha convertido en esos amigos entrañables a los que uno guarda especial cariño y que sigan publicando discos no dejaría de ser una anécdota para cualquier otro si no hablásemos de nuestros protagonistas porque si repasamos al detalle sus últimos lanzamientos, encontraremos grandes álbumes como "This Is Thirteen" (2007) o "Juggernaut Of Justice"  (2011) con canciones que se te pegan como un chicle;  llenas de buenos riffs e ideas y es que Anvil tienen esa extraña capacidad para atraparte en su universo (quizá eso mismo que le hace falta al Metal de nuestros días). Si tuviésemos que ubicar la inspiración de Anvil en un estilo como el Metal actual, podríamos hablar de esa inocencia y frescura de las melodías propias de The Beatles, esas canciones que parecen estar flotando en el éter y que ellos, sin embargo, son capaces de capturar y llevar a un estudio para grabarlas.

Así llega "Hope In Hell", su decimoquinto disco, producido por Bob Marlette, que no pretende otra cosa que continuar la senda de "Juggernaut Of Justice" quizá con más acierto gracias a sus canciones y es que, aunque "Juggernaut Of Justice" pudiese parecer más sólido, "Hope In Hell" destaca por su composición. Todas y cada una de las canciones de este disco suenan como auténticos himnos. ¿Alguien puede llegar a imaginarse cómo sonarán en Wacken?

Primer cambio, el bajista "Glenn Five" abandona la formación y entra Sal Italiano quedándose otra vez Steve "Lips" Kudlow y Robb "Geza" Reiner como auténticos y genuinos protagonistas. ¿Y qué podemos encontrar en "Hope In Hell"? Guitarras afiladas, energía, mucho Metal y el yunque clásico del grupo esta vez como un portaaviones en mitad del infierno. ¿Qué más se puede pedir? Grandes canciones y "Hope In Hell" tiene al menos más de media docena de temas que justifican su escucha y, por supuesto, su compra.

"Hope In Hell" es la canción que abre el disco y nadie puede negar que suena clásica, suena como esa vieja camiseta que te pones y con la que te sientes tan bien, resulta tan familiar que parece haberte acompañado toda la vida, claramente uno de los mejores temas del año. Desde luego, suena potente y después de un par de escuchas uno la siente como un nuevo himno para el grupo. De ritmo lento pero contundente, con un riff inolvidable y levemente oscuro, una canción para ser coreada en cualquier concierto, todo un acierto. En "Eat Your Words" pisamos el acelerador hasta desbocarnos, a medio camino entre el Thrash y el Rock, una maravilla en la que la batería y el bajo se llevan todo el protagonismo, como si mezclásemos a Motörhead con Metallica, macarra y adictiva (el solo se te clava en el cerebro). "Through With You" suena a Rock clásico, no tan "thrashera" como la anterior pero igualmente pegadiza. Con "The Fight Is Never Won" la guitarra vuelve a descargar sobre nosotros, incansable como si golpease ese yunque de Anvil. ¿Alguien se extraña de que Lips y Reinner sean auténticos trabajadores del Rock? Que a estas alturas sean capaces de destilar tanta ilusión y buen rollo en apenas unos minutos es digno de todo elogio.

Aunque "Pay The Toll" pueda enganchar igualmente, sí que se aprecia un pequeño punto de inflexión en este "Hope In Hell" que comienza con la susodicha. Es divertida e igualmente coreable pero carece de la fuerza de "The Fight Is Never Won". Aún así es puro Anvil; rápida,  cortante y el solo es realmente grande. Lo mejor de "Flying" son las guitarras, puramente ochenteras y es que aquí pasamos del Rock a un tema que bebe directamente del Metal inglés más clásico. De ella me gustan sus riffs y coros, la hacen ganar enteros. "Call of Duty" posee más cuerpo y eso se nota aunque al aumentar el “groove” ésta se  ralentice.


"Badass Rock n Roll" es una maravilla más cercana al Hard Rock que al Heavy Metal y se agradece porque suena aún más genuina. El estribillo roza la perfección y es simpático. "Mankind Machine" es quizá la más fuerte del conjunto, con un riff potente que la hace ganar solidez. "Shut The Fuck Up" es, sin embargo, perfecta; graciosa, macarra y rápida como un vendaval.

Como "extras", "Hard Wired", un gran tema que deberían haber incluido sí o sí en el álbum y "Fire At Will", con un ritmo muy similar pero más épica y emocionante en su desarrollo. ¿Por qué dejarlas fuera? ¡No tiene sentido ya que hacen subir la nota media del disco! Anvil son divertidos, te lo hacen pasar bien y seguro que, después de tres décadas, les queda mucho camino por delante, publiquen lo que publiquen, toquen donde toquen, con todos sus defectos y virtudes poseen algo que pocos grupos tienen y que está más allá de toda crítica. ¡Ojalá les quede mucho tiempo entre nosotros!

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