Crítica: Queens Of The Stone Age "...Like Clockwork"

Soy de esos que no escriben por encargo, que no pierden el tiempo con discos que aburren a la primera canción y que no tiene reparo en abandonar enormes libros a la mitad por muy mal visto que esté hacerlo y, para colmo, sin ningún complejo. He escuchado suficientes discos, asistido a conciertos y leído libros como para abarcar dos o tres vidas y, si soy sincero, poco esperaba de este "...Like Clockwork", poco más que un buen puñado de canciones de manos de Josh Homme. ¿Pero acaso esto no es suficiente en los tiempos que corren? Quizá ha sido culpa de ese enorme hiato que ha vivido Homme, desde "Era Vulgaris" (2007), el más largo de toda su carrera y, aunque no ha estado retirado sino dedicado a las colaboraciones, labores de producción y trabajo en la sombra, "Era Vulgaris", aunque radioactivo, era un pequeño y sustantivo bajón creativo que comenzó en "Lullabies to Paralyze" (2005) y parecía amenazar a una de las mentes más preclaras del rock alternativo de las últimas dos décadas. Y es que Homme parecía convertirse en un personaje mediático como Grohl, apareciendo en discos de todo pelaje, dejándose ver en algún que otro festival y reformando sus Queens Of The Stone Age a su antojo, dejando bien claro que es un proyecto unipersonal, como pueden ser Nine Inch Nails o Foo Fighters (odiosa y fortuita comparación, todo hay que decirlo), al servicio de las inquietudes de aquel chaval que revolucionó la forma de entender la guitarra con Kyuss cuando todavía era un crío. Si tenía que esperar a que Queens Of The Stone Age sacasen un disco digno de su trilogía "Queens of the Stone Age" (1998), "Rated R" (2000) y "Songs for the Deaf" (2002) podía seguir esperando o eso pensaba...

Los videos de "...Like Clockwork" se sucedían como un virus, los dibujos eran interesantes pero no me atraían demasiado hasta que escuché "My God Is The Sun", "I Appear Missing", "If I Had A Tail" o "Kalopsia" y entonces entendí todo, las animaciones, la portada, los títulos, las letras y la temática polvorienta, vampírica, stoner, siniestra, morbosa, nocturna y jodidamente violenta que irradia un disco como "...Like Clockwork" y me sumergí en sus canciones durante una larga semana, escuchándolas de manera obsesiva día y noche; con cascos, sin ellos, conduciendo kilómetros y kilómetros o tocando mi guitarra. Era la primera vez en mucho, mucho tiempo, que un disco me atrapaba de esa manera, me quitaba el sombrero ante ese "natural fucker" (como irónicamente llamaba uno de mis amigos al Josh de finales de los noventa por su habilidad para acabar con casi cualquier dama alternativa de aquella época y filtrarse en el mundillo stoner sus maratonianas sesiones sexuales, eran otros tiempos, claro está), Josh Homme no sólo ha firmado uno de los mejores discos del año sino un clásico a la altura de "Rated R" o "Songs For The Deaf", una pequeña obra de culto con tantos ingredientes que resulta imposible rastrear de una vez todas sus influencias. ¿Acaso no tiene mérito meter en la misma canción a Reznor, Elton John, Oliveri y Mark Lanegan y que suenen como a Homme le interesa? Es jodidamente apabullante escuchar "...Like Clockwork" en su totalidad, engancha más que ninguno de los discos que haya escuchado hasta la fecha en lo que va de año.

Ese comienzo, ese bajo fangoso de "Keep Your Eyes Peeled", la batería de Castillo, incluso la presencia de Jake Shears de Scissor Sisters se agradece y en ningún momento estropea la enormidad de una canción como ésta, esos cambios de ritmo y la pesadez que irradia son suficientes como para dar las gracias a Homme por volver de esta manera tras seis años. "You, me and a lie. Silence is closer, we’re passing ships in the night" y Josh vuelve a descargarnos una de las melodía más pegadizas que jamas hayan salido de su añeja Epiphone Dot en "I Sat By The Ocean", sobre una línea de bajo igual de gruesa que la anterior pero con un estribillo sobresaliente, me gusta en la manera en la que Homme sabe componer melodías pop sin perder su identidad y acariciar el polvo del desierto. Calma tras "I Sat By The Ocean" con "The Vampyre of Time and Memory" y ese sintetizador que, si bien a la primera escucha no encaja por bizarro, se convierte en indispensable para entender el tema y situar el solo de Homme, el comienzo es desolador, como un "Hurt" veinte años después; "I want God to come And take me home Coz I'm all alone in this crowd" y ese estribillo "Does anyone ever get this right? I feel no love", sencillamente genial.

El glam, el rock más divertido, pero al mismo tiempo siniestro, luce en "If I Had A Tail", Homme vampirizado y su letra más simpática "I wanna suck, I wanna lick, I want to cry and I want to spit" en la que no cuesta imaginarse a Oliveri con Dalle y Alex Turner de los Arctic Monkeys (¿qué habrá visto Homme en Turner?) haciendo los coros de una de esas canciones ligeras de QOTSA pero en la que la letra sirve de contrapunto para equilibrar la balanza y no convertirla en una estupidez como pasaría con otro grupo cualquiera; "If I had a tail, I’d own the night, If I had a tail, I’d swat the flies", atención al falsete, los coros de ultratumba y el riff con el que se cierra.

El músculo de "Songs For The Deaf" funciona a la perfección en "My God Is The Sun", un bajo lleno de fuzz y la batería de Grohl aporreando como en el pasado (como mejor sabe) un estribillo que se eleva en el cielo (justo al lado del sol) y uno de los mejores temas de Queens Of The Stone Age, algo complicado de afirmar tras "If I Had A Tail", "I Sat By The Ocean", "The Vampyre of Time and Memory" y "Keep Your Eyes Peeled". Las guitarras son excepcionales y el puente, antes de retomar el estribillo de nuevo pero con energías renovadas, es delicioso.

"Kalopsia" sirve de interludio y visagra entre las dos caras del dicos, la colaboración con Reznor no podría ser más significativa, sumergiendo a Homme en nuevas texturas, una nueva dimensión, menos stoner, menos psicodélica pero igualmente violenta cuando estalla. "Fairweather Friends" es, por lo menos, sorprendente. Elton John, Oliveri, Reznor y Lanegan comparten canción y, si nadie nos lo hubiese dicho, no hubiésemos detectado el piano de Elton y he de reconocer, no sin cierto sonrojo, que tras varias escuchas no sólo me gusta sino que creo que encaja perfectamente en el disco aunque me joda profundamente que Lanegan no despliegue su cavernosa garganta como se merece y Reznor haga segundas voces.

Si alguna vez fuiste incapaz de imaginar a Homme sonando funky, con "Smooth Sailing" puedes quitarte la espinita y escuchar como suena el stoner rock más psicodélico mezclado con Prince o las guitarras de Muse. ¿Suena raro? No, suena grandioso y divertido gracias a ese falsete mezclado con los riffs propios de Homme. "I Appear Missing" es una de las grandes joyitas del álbum, un tema desolador y crudo, brutal e intenso, con un final de estribillo digno de las mejores plumas alternativas del momento; "Prison sleep, Deeper down, The rabbit hole to be found" para acabar con "Like Clockwork", una balada a falsete y piano con unos arreglos que la sacan de este mundo y cierran el álbum a lo grande. Que no, que esto no es un disco más, que es un clásico, una obra de arte, uno de esos discos para noches en vela o candidatos a ser llevados a una isla desierta para sacarle la sustancia poco a poco. He dicho.

© 2013 Piero Bambini