Crítica: Leonard Cohen "Old Ideas"

Me gustaría estar en 1968 y que un novelista y poeta  como Leonard Cohen (porque a muchos hay que recordarles que este señor, antes de cantautor, fue un reconocido novelista sin mucho éxito y un transgresor poeta obligado a músico para poder llegar a fin de mes) publicase su primer trabajo, "Songs Of Leonard Cohen" (1968) y así no tener que enfrentarme, cuatro décadas después, a escribir una crítica de un artista intocable que hace muchos años que abandonó su condición de mortal para convertirse en todo un mito, una leyenda. Me gustaría estar en 1968 porque podría decir lo que me diese la gana de Cohen sin miedo a equivocarme, arropado por mi ignorancia y totalmente ajeno a lo que éste tendría que decir durante los próximos cuatro años. Sin embargo (y muy a mi pesar), estamos en pleno 2012 y Leonard tiene setenta y siete años. ¿Qué voy a escribir yo sobre él? ¿Cómo voy a juzgar una canción que ha tardado, a lo mejor y en el mejor de los casos, cinco años en componer? Si te cruzaras con Leonard Cohen en el hall de un hotel, ¿qué podrías decirle? Pues esa es la misma sensación que uno tiene al escribir sobre el nuevo álbum del canadiense más famoso de todos (que no es Céline Dion como bromeaba su hijo, Adam Cohen, en su concierto de Madrid), después de tres meses escuchándolo todos los días, de sumergirnos en él cada noche, puedo atreverme a decir que está entre lo mejor de su carrera. No es una afirmación desmedida hecha desde la pasión de un seguidor que le lleva escuchando desde hace veintidós años (gracias a la amable insistencia de mis progenitores), desde la admiración de un adolescente que un verano se obsesionó con la isla de Hydra mientras leía su biografía, no. 


Objetivamente, "Old Ideas" es una obra maestra. Y no deja de sorprenderme la atrevida urgencia de mis opiniones pero más aún la de muchos de nuestros compañeros internautas que, por ser los primeros, escribieron y juzgaron un disco como éste a las pocas horas, a los pocos días, de ver la luz. Todos con el mismo paso firme y decidido, invariables en sus opiniones, sin fundamento y con ideas calcadas a las de otros críticos de prensa internacional cuyas impresiones siempre calan aquí de una manera u otra. ¿Cómo es posible juzgar un disco de Cohen al poco de ser publicado? Ni siquiera a los tres meses. Los discos de Leonard Cohen se terminan de grabar con el paso de los años, crecen con nosotros, los llevamos de viaje, los recordamos cuando abandonamos, cuando perdemos y cuando conquistamos, cuando nos retiramos, descansamos, leemos y bebemos. Sus canciones pasan a formar parte del éter y las usamos como herramientas en nuestro día a día.


Es verdad que, desde su esperado y forzado regreso, Leonard ha protagonizado una de las vueltas más emotivas e intensas de la música popular, un titánico esfuerzo para un hombre de su edad en un mundo tan absurdo, cada vez más, como el nuestro. Publicó un precioso "Ten New Songs" (2001) y un bonito pero irregular "Dear Heather" (2004) del que sigo pensando que lo único que requiere son escuchas, sólo eso. Pero es en "Old Ideas" en donde se parece intuir un deseo de renovar, de cambio, de publicar nuevas canciones liberándose del peaje del pasado y nos encontramos a Leonard Cohen grabando su primer gran disco desde el que, para mí, fue la cima creativa de su madurez, "I'm Your Man" (1988).

Portada diferente, no es una buena foto ni intenta serlo, es simplemente una imagen de Cohen sumergido en sus pensamientos. La primera canción en sonar es "Going Home", arreglos delicados y nuestro protagonista se arranca con uno de los comienzos más espectaculares : "Me encanta hablar con Leonard, es deportista, es un pastor, es un cabrón perezoso que vive embutido en un traje. Pero dice lo que yo le digo, incluso aunque no le agrade; simplemente no tiene la libertad de negarse a hacerlo." Es su voz pero no es él, es Dios el que está hablando de "Lennard", aquel con el que seguro que charla cada noche desde hace muchos, muchos años. "Él quiere escribir una canción de amor, un himno de perdón, un manual para convivir con la derrota" Un relato de lo que él cree que ha sido su vida, contado por Dios desde su perspectiva.

En "Amen" vuelve a rugir la garganta de "I'm Your Man", llena de garra y levemente ronca, profunda y grave, abandonando el toque cansado de "Going Home", "Amen" contiene algunas de las frases más brillantes del álbum; "Dime otra vez que sabes lo que estoy pensando pero que la venganza pertenece al Señor, dímelo de nuevo cuando el día haya sido rescatado y la noche no tenga derecho a comenzar. Inténtalo otra vez cuando los ángeles estén jadeando y arañando la puerta para entrar" 


Un viaje a través de setenta y siete años a través de dos canciones, diez minutos, que pasan en un suspiro. "Llegaron los problemas y salvé lo que pude salvar, muéstrame el lugar en el que comenzó el sufrimiento" tan jodidamente emotiva que no sé cómo cualquier oyente con un mínimo de sensibilidad puede pasar a la siguiente y no volver a escucharla para caer en esa especie de trance en el que nos hemos sumergido porque "Show Me The Place" rezuma calma y magia. 

La genialidad no decae en ningún momento con "Darkness", blues y guitarras acústicas, "Enfermé de oscuridad al beber de tu copa, dije: ¿es contagioso? Y tú me dijiste: Bébetelo todo." Una de las mejores de este disco, algo imposible en un álbum en el que no sobra nada, absolutamente nada. El jazz se adueña de "Anyhow", "¿Sabes que lo que realmente es una pena? Es la forma en la que me tratas ahora. Sé que no puedes perdonarme pero perdóname de todos modos" ¡Esto es lo que hace grande a los verdaderos artistas, son capaces de decir en unos segundos lo que al resto de los mortales nos cuesta decir años! 

Y si este "Old Ideas" es una biografía podemos decir que Leonard Cohen ha amado mucho y si ha atravesado una larga depresión también podemos estar seguros de que, en muchas ocasiones, ha sido por amor. "Tuve que enloquecer para amarte, tuve que dejar caer todo, tuve que convertirme en personas que odiaba, tuve que ser un completo don nadie" como demuestra en "Crazy To Love You"

"Que venga la curación del espíritu, que venga la curación de la mente" en la coral "Come Healing", lo más parecido a un oración que encontraremos en este disco. Y volvemos a los registros tan poco habituales en Cohen (ya escuchados en "Darkness") en un tema bluesy como "Banjo"; "Estoy viendo algo que significa mucho para mí; es un banjo roto balanceándose sobre el mar oscuro e infectado" en donde el jovial estilo de la canción no abandona el dramatismo en las líneas "Viene a por mí, cariño, no importa a donde yo vaya. Su deber es hacerme daño, mi deber es saberlo" Blues, jazz y ahora soul en "Lullaby"; "Si tu corazón está desgarrado no me pregunto por qué. Si la noche es larga aquí tienes mi canción de cuna", una base programada y una guitarra que arpegia mientras una armónica arropa su voz.

"Different Side" hereda el tono caminante de "Everybody Knows" y la influencia de "I'm Your Man" para encontrarnos a un Leonard más socarrón que de costumbre en los últimos años para explicar los diferentes puntos de vista e intereses en una relación; "Tú quieres cambiar la forma en la que hago el amor pero yo quiero dejarla tal cual" 

Como antes decía, me gustaría estar en 1968 para escribir lo que quisiera del nuevo disco del joven Leonard Cohen pero estamos en el 2012, yo sigo sin saber demasiado de música, mi ignorancia me sigue justificando y Leonard Cohen sigue teniendo la misma frescura de aquel joven escritor que se metió a cantautor para ganarse la vida. Algunas cosas nunca cambian, ojalá sea así por mucho tiempo, "Lennard", porque esta crítica la terminaré de escribir dentro de muchos años, cuando estas canciones hayan pasado a formar parte de mí, como todas las tuyas.


© 2012 Savage Dragon