Crítica: Lenny Kravitz "Black And White America"

Los golpes de timón son a veces necesarios que no siempre justificados y acertados. Después de aquel infame "5" (1998) Lenny Kravitz tenía que dar un giro a su carrera pero lo que hizo fue seguir la misma senda con pocas variaciones, "Lenny" (2001) era mucho mejor que su antecesor y su gira estuvo realmente bien (doy fe de ello) pero no era lo que se esperaba de él. "Baptism" (2004) fue un bajón considerable mientras "It Is Time For A Love Revolution" (2008) supuso un buen intento que se quedó en nada (directamente me largué del concierto). Así que en este "Black And White America" Lenny ha querido resarcirse de todo, cambiar, escarbar en sus raíces y la música que sonaba cuando era niño e intentar aunar éxito comercial con crítica. ¿Lo ha logrado? No.

Hay una especie de silencio y acuerdo en la mayoría de críticas a ese tipo de álbumes en los cuales se han tomado influencias intachables pero, por muy buenos ingredientes que tengas a mano, no todo depende de ellos sino de la pericia del cocinero. Así, he leído críticas que aúpan a este disco a lo más alto. Pero, claro; ¿quién es el listo que va a criticar un álbum con influencias de Funkadelic, Sly Stone o George Clinton? "Black And White America" es un buen disco desde un punto de vista técnico, Lenny toca casi todos los instrumentos y únicamente se deja acompañar por Craig Ross a la guitarra, Drake o Jay-Z (estos últimos con resultados harto incómodos).

"Black And White America" es una buena canción, negroide y bailable pero no llega a ningún sitio a pesar de tener unos arreglos maravillosos en los metales. "Come On Get It" bebe del soul y del funky pero se queda sin fuerza y tira de un estribillo rockero para intentar salvar el conjunto pareciéndose demasiado a lo que Lenny ya ha hecho en el pasado. "In The Black" es demasiado comercial y fácil para un supuesto disco de raíces. "Liquid Jesus" es interesante por su falsete y las bases programadas pero es tan repetitiva que parece un mantra discotequero y llega a ser irritante, se hace eterna. "Rock Star City Life" es más de lo mismo, el mismo Lenny Kravitz de hace cinco o diez años antes pasado por la túrmix de sus supuesta autenticidad. 

Con Jay Z firma "Boongie Drop" en un intento sonrojante por acercarse al rap, no tengo nada en contra de este subestilo pero hay que saber cuándo y cómo, en este disco no tiene cabida. "Stand" es el insufrible single que ha sonado en todas las emisoras y canales, no es malo pero sus arreglos son ridículos, me recuerdan a una conocida sintonía comercial de helados, el videoclip produce vergüenza ajena, no veo la ironía ni el supuesto esfuerzo que dicen haber volcado en él. Me gusta el bajo de "Superlove" pero es un medio tiempo sin fuerza, no lo imagino en un concierto, no tiene pegada.

En "Everything" se desata ligeramente la vena rockera de Kravitz, como en "I Can't Be Without You", otro medio tiempo que llega a ser directamente prescindible. La obligada balada que es "Looking Back On Love" tiene un desarrollo musical setentero verdaderamente logrado pero el tema en sí mismo es insípido, "Life Ain't Ever Been Better Than It Is Now" no es mucho mejor, que nadie se deje engañar por  ese bajo ya que no es una buena canción. En "The Faith Of A Child" ya hemos entrado en el tedio más absoluto y abandonado toda esperanza en este disco.

¿Cómo puede haber incluido una canción como "Sunflower" con Drake? ¡Es demasiado infantil escuchar a Lenny cantar "You're my Sunflower!"  Llegamos a "Dream" quizá el mejor tema del disco pero el problema de éste es que está al final y antes nos hemos torturado con catorce canciones con lo que nuestra paciencia ha estado constantemente a prueba y no estamos predispuestos a encontrar una balada sensiblona con Lenny al piano. La última, "Push" desentona tanto que parece un mero relleno. ¿Era necesario hacer un disco de dieciséis canciones? Desde luego que no. Cuando un disco es mediocre doblar su duración es un desastre.

Llama poderosamente la atención la falta de unidad en este disco, un conjunto deslabazado de temas que gravitan entre el pop y rock más setentero, mezclado con funky, música disco y canciones que parecen descartes de álbumes anteriores. Parece como si Lenny hubiese querido meter algunas de las canciones de aquel disco funky que su discográfica nunca quiso publicar, haya grabado el resto de canciones sin mucho criterio y haya querido adornarlo bajo el emotivo envoltorio de la música que sonaba en su casa cuando era crío, podría haber tenido las mismas posibilidades de hacer un buen disco o hacer uno malo pero esta vez ha preferido hacer un disco pésimo que pasará sin pena ni gloria. Auguro que el próximo álbum será una vuelta a los orígenes más rockeros; es lo que las cuentas bancarias suelen susurrar a los oídos de todos aquellos artistas que se dan cuenta tarde y mal de que se han equivocado.

© 2011 Jim Tonic