Crónica: Obscura (Madrid) 18.09.2022

SETLIST:
Forsaken/ Solaris/ Emergent Evolution/ The Seventh Aeon/ A Valediction/ Devoured Usurper/ Orbital Elements II/ Universe Momentum/ Akróasis/ Ode To The Sun/ The Anticosmic Overload/ When Stars Collide/ Septuagint/ Incarnated/

Ver a Obscura en directo, a Steffen Kummerer (sin desmerecer al resto de la banda y su increíble talento), se está convirtiendo en toda una obligación de la que estoy seguro que muchos se arrepentirán de no cumplir. Al igual que nos ha ocurrido con nuestro querido Trevor Strnad o Chuck Schuldiner (por mencionar a uno de nuestros caídos más recientes y al santo patrón de una comunidad que todavía sigue llorando su pérdida), Obscura han grabado seis discos a tan altísimo nivel que resulta imposible no elevar a los altares y muchos únicamente llorarán el día que no vuelvan a pisar un escenario. Y es que no quiero resultar un cenizo, ni mucho menos, pero duele ver tantísimo talento y genialidad sobre un escenario y que la banda tenga que actuar en una sala que, a diferencia de lo ocurrido en Barcelona, no colgó el consabido “todo vendido” para una noche en la que una parte de la capital estaba pendiente de lo que ocurría en un campo de fútbol y la otra mitad no podía justificar su ausencia, en el caso de amar la música extrema, como ocurre con el vibrante death metal progresivo que con tan buen gusto facturan los alemanes. “A Valediction” (2021) mira de tú a tú a “Akróasis” (2016) o “Cosmogenesis” (2009) y compite con discos como “Diluvium” (2018), “Omnivium” (2011) o “Retribution” (2006), una producción por la que muchas bandas, con mucha más fama, pagarían con su alma al diablo. ¿Entonces qué es lo que paso? No me queda más explicación que la subida de la vida o la tibia incorporación a la oferta de ocio de un sector de población que todavía mira con recelo las aglomeraciones, desde sus mascarillas como única barrera. Justo lo mismo que he pensado cuando el increíble cartel conformado por Bölzer, Tribulation, Abbath y Watain, han cambiado de local para su concierto en Madrid, por una sala de infinita menor capacidad. Me estoy refiriendo a giras que, dentro de unos años, miraremos con envidia, carteles que nos traen imposibles uniones en la carretera por formaciones míticas que, sin embargo, tras su desembarco, se encuentran actuando para unos pocos agraciados que han hecho el esfuerzo por acercarse a verlos.

Así, sin querer desmerecer tampoco en ningún momento la labor de Persefone (en menor medida, Disillusion), Obscura tomaron el escenario con puntualidad y la introducción acústica de “Forsaken” sonando con las luces apagadas, lo que vino después fue más de una hora de clase magistral de cómo elevar el death metal a una categoría gourmet, sin caer en los manidos tópicos de ambos subgéneros y la temática más espacial. Kummerer y Münzner descerrajaron el intrincado riff de “Forsaken” y Diepold y Thesseling les siguieron con la misma contundencia que tenacidad. Empezábamos a acercarnos al sol de la portada de “Akróasis” con “Solaris” y la banda haciendo subir la temperatura con una de las canciones más cortantes de su último álbum, mientras “Emergen Evolution”y “The Seventh Aeon” nos llevaban a “Diluvium”. Fue Kummerer, como maestro de ceremonias, el que presentó cada canción y nos centró con “A Valediction” y sus barrocos solos o la brutalidad devoradora de mundos que es “Devoured Usurper” con su pesadísimo riff, o la máquina que es “Orbital Elements” que nos dieron buena cuenta del trabajo que han firmado los alemanes y cómo en directo es tan sólido como para incluir casi cualquiera de sus canciones, sin que se resienta el repertorio, como ocurrió con la última pieza de este, “When Stars Collide”. Pero hubo tiempo para mirar al pasado, como ocurrió con “The Anticosmic Overload”, “Septuagint” o “Incarnated” (con la que se despidieron, tras dos bises) y el recordatorio a esa obra maestra que es “Akróasis” con su pieza homónima y “Ode To The Sun” y Kummerer, Münzner, Thesseling y Diepold sonriendo satisfechos, en una noche que ninguno de los que estuvimos podremos olvidar, con la consabida promesa de volver en la próxima gira.

Dudo que ninguno de los presentes se sintiese decepcionado, fuimos por Obscura y recibimos lo que necesitábamos. Para todos aquellos que se lo perdieron o sienten que no se hace el mismo death metal que en los noventa, tan sólo indicarles que goza de la misma salud e incluso una mayor dosis de creatividad y talento que la de entonces, quizá son ellos los que no conservan la misma energía que antaño. Kummerer y compañía son capaces de hacer que te olvides de mirar con melancolía el pasado, cualquier partido o agonizante pandemia y sacarte de casa, llevarte a su galaxia y devolverte sano y salvo tras semejante aventura. Pocas bandas pueden presumir de lo mismo.
 
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