Crítica: Malevolent Creation “The 13th Beast"

¿Recuerdas la primera vez que apagaste la luz, encendiste tu consola y jugaste a Resident Evil? ¿Verdad que sí? Aquellos primeros encontronazos y sustos, aquellos pequeños subidones cuando, siendo Chris Redfield, conseguías meterte en la pantalla y te enfrentabas a Umbrella. Pero, como todo, cuando llevas veinte años o más descerrajando tiros a diestro y siniestro y resolviendo puzles, la capacidad de sorpresa se reduce. Y algo parecido ocurre con "The 13th Beast", un disco de death metal inusualmente largo en su género y en el momento actual de Malevolent Creation, en el que las primeras canciones te vuelan la cabeza pero, tras cincuenta minutos de los mismos riffs y el mismo desarrollo, la capacidad para sorprendernos se ve menguada y el impacto también, pasando a convertirse en música de fondo, algo imperdonable para la mítica banda de la que ya únicamente queda en sus filas Phil Fasciana tras la tristísima muerte de Brett Hoffmann a causa de un maldito cáncer de colón.

Y es una pena porque con la pérdida de Hoffmann, Fasciana tenía la oportunidad de investigar, cambiar de rumbo levemente o buscar algo de frescura en una banda a la que, siendo evidente que tras treinta años de carrera pretende conservar su sonido pese a todo, el tiempo también ha maltratado considerablemente y, a pesar de no haber firmado un mal álbum, es más difícil lograr la inconmensurable gesta de seguir sonando como antes que ceder y abrir alguna que otra ventana, cuando tres de los cuatro músicos que la integran no llevan más de dos años en sus filas y Fasciana, aunque guarde con celo el legado y sonido de Malevolent Creation, también parece cortarle las alas.

Arrancan con “End The Torture” y suena puramente a ellos pero algo falla, no se trata de que graben otro “The Ten Commandments”, aquel pasó a la historia y ha dejado una huella indeleble en el metal extremo, se trata de avanzar a algún lugar o, por lo menos, intentar no perder la capacidad de sorprender al oyente. Canciones que coforman un sólido muro de hormigón, “Mandatory Butchery”, y demuestran claramente que Fasciana busca desesperadamente noquearnos. La voz de Lee Wollenschlaeger posee el grano, y Gibbs y Cancilla son magníficos músicos pero, al llegar a “Canvas of Flesh” o “Born Of Pain”, tan sólo encontramos más de lo mismo sin que consigan el respingo, el salto, ese momentito tan placentero de coger el vinilo y darle la vuelta para leer el título de lo que está sonando.

“The Beast Awakened” y, fundamentalmente, “Decimated” son grandes esfuerzos olímpicos (no me gustaría ser el gemelo o el bíceps de Cancilla…), como la bestial “Bleed Us Free” pero, ni con todo el sudor y la sangre del mundo, por mucho que Wollenschlaeger se quede ronco, ninguna de las canciones de "The 13th Beast" consigue despertarnos. El martillo hidráulico que es “Knife At Hand”, la cruda “Trapped Inside” o ese riff de apertura de “Release The Soul”, evocando a Slayer, suponen el cierre de un álbum que deja tan frío como parece el futuro de Malevolent Creation en lo que parece una canción de cincuenta minutos, dividida en once partes tan previsibles como anodinas.

No soy de los que piensan que el muerto al hoyo y el vivo al hoyo, como también que la pérdida de Hoffmann en una edad como la de Fasciana en la que, por mucho que nos cueste admitirlo, no va a publicar ya el disco de su vida (contando con que en su currículo hay obras maestras como el mencionado “The Ten Commandments” o “Retribution” e incluso una certera pedrada como “Dead Man's Path”) es del todo irreparable para los de Buffalo, pero el guitarrista tenía la oportunidad más que justificada para hacer algo diferente sin traicionar a sus raíces y ha optado por no complicarse creando un álbum que les deja en punto muerto. Si eres de los que buscan contundencia, es tu disco; si, por el contrario, buscas algo más y disfrutaste de todo lo anterior, olvídate, aquí no hay nada que ver…


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