Crítica: Myles Kennedy “Year Of The Tiger”

Nadie puede decir lo contrario, Myles Kennedy nos cae bien a todos, a uno nos despierta la simpatía del colega, aquel que es imposible que te decepcione y a otros muchos, también muchas, sus más lúbricos instintos. Podríamos decir que Myles, el bueno de Myles, es un buen tipo. Pero esto, que a cierta edad parece una bendición, con el paso del tiempo pasa factura y es que al ser humano le gusta los blancos y los negros, y pudiendo elegir; siempre elegimos a los malos. Es más interesante ver una película o leer un libro sobre la vida de alguien con claroscuros o sumido en las tinieblas que la de esos otros seres humanos tan buenos, pero tan anodinos. Parece cierto que los amores reñidos son los más queridos, que aquellos que no ofrecen resistencia alguna devienen en matrimonios aburridos, que cuando uno es niño se identifica con Luke, de adolescente con Han Solo y cuando se madura, con Darth Vader, que es el único personaje verdaderamente interesante de la saga y, por ende, de toda la galaxia.

Musicalmente, sin embargo, me cuesta ver las bondades de Myles. Nunca me ha parecido un guitarrista especialmente brillante y su voz, aunque bonita, me recuerda demasiado a Richie Kotzen o al difunto Chris Cornell pero sin el alarido sónico que este poseía en los noventa. Sin embargo, en Alter Bridge, las cosas parecen funcionar algo mejor, es verdad que Tremonti, en solitario, tampoco termina de despegar (que nadie me diga lo contrario, sus discos son cada vez más planos, más monótonos) pero su unión con Myles nos ha dado canciones resultonas -algunas más que otras- y discos bastante más interesantes que los que firmaron bajo el nombre de Creed. Alter Bridge, después de haberles visto en varias ocasiones en directo, parece que son esa banda que puede llegar a despuntar pero que, por una u otra razón, nunca abandonan el nicho de las eternas promesas.

Entre acústicas, con un ligero sabor a country descafeinado, suena el single “Year Of The Tiger” que realmente no aporta nada en su cancionero, ni descubre ningún color nuevo. Será en la segunda en donde de verdad sintamos que Myles arriesga un poco más, quizá ”The Great Beyond” sea la más arriesgada pero también la que rompe la dinámica por completo, pero la gracia dura poco y en “Bind Faith” llega la versión más descafeinada de sí mismo. Ojo, no estoy criticando su interpretación sino unas canciones que deberían mostrar más arrojo, más sangre, más pasión o más sudor. “Devil On The Wall” es un western de cartón piedra. “Ghost Of Shangri La” es tan bonita como su slide pero “Turning Stones” es tan predecible y aburrida que uno agradece el toque bluesy de “Haunted By Design” o la descarnada sinceridad en el desnudo de “Mother” en la que, paradójicamente, parece la única canción en la que se lo pasan bien a nivel instrumental, aunque Myles decida sacar algún que otro fantasma del armario.

“Nothing But A Name” es horrorosamente aburrida como “Love Can Only Heal” bebe de las fuentes de Zeppelin y “Battle Of Evermore”, pero sin la pulsión de aquella, o “Songbird” de Crosby Stills & Nash, toque oriental y curry de mercadillo incluido. Cuando llega el momento de escuchar “One Fine Day”, la guitarra evoca el timbre intimismo de Elliott Smith, pero el álbum hace mucho que nos hizo entrar en un estado comatoso en el que sólo los más apasionados tendrán fuerzas y ganas de defenderlo. 

Un disco de fogueo, con algunas canciones bonitas -en el que, sin embargo, ninguna termina por destacar realmente- pero ligeramente amorfo, parece que Myles ha querido teñir su álbum de acústicas, mandolinas, resonadores, violines y alguna que otra eléctrica y llevar una dirección clara pero en la práctica, cuando uno se sienta a escucharlo, escucha un disco completamente desdibujado, como si su protagonista no hubiese sido capaz de encontrar una dirección. El ejercicio de honestidad está fuera de duda, se aprecia en sus letras y su interpretación, pero Myles, el eterno buen chico, tiene tan poco peligro como su música, como cuando le escuchas cantar “Civil War” y entiendes que no, que eso no es más que una versión…


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