Crónica: U2 (Barcelona) 18.07.2017

SETLIST: Sunday Bloody Sunday/ New Year's Day/ Bad/ Pride (In the Name of Love)/ The Joshua TreeWhere the Streets Have No Name/ I Still Haven't Found What I'm Looking For/ With or Without You/ Bullet the Blue Sky/ Running to Stand Still/ Red Hill Mining Town/ In God's Country/ Trip Through Your Wires/ One Tree Hill/ Exit/ Mothers of the Disappeared/ Miss Sarajevo/ Beautiful Day/ Elevation/ Vertigo/ Ultraviolet (Light My Way)/ One/ The Little Things That Give You Away/

Siempre recordaré aquella escena, The Edge estampaba su firma en varios vinilos y al llegar al de mi amigo, torció el gesto y educadamente prefirió firmar “Achtung Baby” que de nuevo “The Joshua Tree”, algo sorprendente si tenemos en cuenta la amabilidad del guitarrista pero hay que entenderlo, era una época diferente. A mi modo de ver, hay cierta ironía en la carrera de la banda pero siempre me ha parecido inversamente proporcional a su éxito y la gente que acude a sus conciertos. Por un lado, tenemos a unos artistas que supieron reinventarse con cada álbum hasta llegar a la doble pirueta sin red de los noventa en la que no sólo daban un giro de ciento ochenta grados a su propuesta sino que, para más fortuna, lo hacían con éxito. Pero si su esfuerzo, en forma y fondo, fue titánico por quitarse el chaleco y los sombreros de cowboy y vestirse de cuero y lamé o cubrir su mirada con gafas de sol, lo que le pedían a sus seguidores era aún más imposible y es que aceptaran aquel reto. Huelga decir que aquellos años fueron los de los lloros por aquellos que eran incapaces de digerir que el discurso de Bono ya no era mesiánico sino cínico y las noches de blues junto a B.B.King se habían transformado en veladas catódicas con coches a modo de focos y billetes con la efigie del diablo. Pero, a mi modo de ver y a tenor de lo que ha venido después, aquellos años fueron los mejores y el resto tan sólo ha sido la resaca de todo aquello. Es cierto que en “Pop” (1997) había grandes ideas pero el álbum fue tan desnortado como su gira y de la posterior triada (porque me niego a entenderlo como una trilogía cuando no hay nexo alguno) de “All That You Can’t Leave Behind”, “How To Dismantle An Atomic Bomb” y “No Line On The Horizon” tan sólo puedo quedarme con algunos momentos. Es por todo esto que no entiendo la prematura defunción que muchos creen ver en esta gira aniversario de “The Joshua Tree” cuando llevo desde el año 93 asegurando que desde entonces tan sólo ha habido fuegos artificiales, bonitos pero fugaces...

Es cierto que una gira de esta categoría en una banda que se caracterizó por la innovación y el no mirar atrás resulta tan sorprendente como decepcionante. Si “Achtung Baby” era el sonido de cuatro irlandeses talando el árbol de Josué que con tanto esmero habían plantado, ¿qué son estos conciertos? Pues, sencillamente, la confirmación de que U2 hace ya mucho tiempo que dejaron de ser excitantes, nada más. Pero, al mismo tiempo, me resulta imposible entenderla como una bajada de pantalones aún mayor que canciones tan intranscendentes y vergonzosas como “Elevation” o la irritante “Vertigo”. Si Bono se dejaba la voz en Sarajevo, allá por 1998, gritando “Fuck the past! Kiss the future ahora tenemos que aceptar que ni él ni nosotros somos los mismos; que “One” ha sido mancillada tras mil versiones, a cada cual más horrorosa, que “Beautiful Day” llegó como respuesta a aquellos estadios semivacíos en el leg norteamericano del Pop Mart Tour y que U2 se convirtieron en un fenómeno de masas para después acabar siendo una marca y ahora tan sólo el recuerdo de lo que una vez fueron.

Pero, ¡qué demonios! ¿Qué auténtico seguidor de la banda podría resistirse a escuchar “Red Hill Mining Town”, “One Tree Hill” o mi adorada “Exit” en directo? Es verdad que actualmente hay bandas que están ganándoles la partida, que se muestran más innovadoras y refrescantes, que están grabando grandes discos pero no perdamos tampoco la perspectiva; ¿cuántas de ellos aguantarán los envites de tres décadas? ¿Estamos seguros de que están a la altura de un compositor como el propio Bono a pesar de que este haya quemado su imagen como ninguno? Honestamente, hacía mucho tiempo que no escuchaba “The Joshua Tree” de un tirón, puede que porque las tres canciones con las que arranca han sido agotadas en directo o puede que porque haya preferido diversificar y disfrutar de la ingente propuesta musical de nuestros días pero basta pincharlo para entender que es más grande que la vida; que todas sus canciones respiran, que las letras están perladas de bonitas metáforas de gran calado al alcance de muy pocos y que con una sola nota son capaces de hacernos viajar en el tiempo.

Es por eso que cuando uno asiste a un concierto, una experiencia vital con más personas, se ha de elegir siempre entre una respuesta cerebral y una más emocional. La cerebral es la que nos hace disfrutar de la música ciñéndonos a la razón y la emocional es la que U2 ha querido trabajar en esta gira de homenaje a un álbum que ha significado tanto para millones de personas, es por eso que escribir esta crónica comparando estos conciertos con aquellos de la gira original cuando sus protagonistas apenas llegaban a la treintena carece de razón y tan sólo podremos entender a los U2 actuales si dejamos que el que nos hable sea nuestro corazón…

Dos y hasta tres generaciones diferentes se congregan a las puertas del Estado Olimpíc, aquellos más veteranos que les vieron en The Joshua Tree (como es el que caso de mis padres) ahora acuden con sus hijos o los hermanos mayores que acudieron a ZooTv Tour. Un estadio abarrotado, coronado por una enorme pantalla (que, sin embargo, no llega a la grandeza de la del PopMart Tour o eso parece) y el árbol de Josué como auténtico protagonista, como símbolo del mestizaje de culturas, de ese desierto por el que muchos han viajado buscando un encuentro místico y otros han perdido la vida, ese desierto que es sinónimo de Gram Parsons, del Rancho de la Luna, de chamanes y lagartos, de altas temperaturas y unos árboles tan especiales que parecen sentir, vivir y desfallecer como seres humanos. Esa fue la Norteamérica en la que U2 se zambulleron pero también en el blues y el góspel, el Apartheid, Martin Luther King y el auténtico rey de reyes, Elvis Aaron Presley y la mítica Graceland pero también la modesta e inundada Tupelo. Pero esta también fue la Norteamérica que fagocitó a U2 y les hizo perder, como a muchos inmigrantes irlandeses (que son los que Bono siempre ha tenido muy en mente como a las auténticas manos que levantaron un país y luego apartaron la vista cuando en su tierra se justificaba otra realidad política), su propia identidad hasta llegar a Point Depot, próxima parada el Berlín de Bowie y los estudios Hansa…

Sé que U2 barajaron la posibilidad de interpretar “The Joshua Tree” al revés, según entrevista con MOJO, esto es; comenzando con su segunda cara (quizá la más arriesgada y menos comercial) para acabar con la triunfal “Where The Streets Have No Name” pero creo que han sido inteligentes y es que tras “The Whole Of The Moon” de los Waterboys como introducción, Larry es quien rompe el griterío con el doble redoble de “Sunday Bloody Sunday”. No, no es la mejor interpretación que he escuchado de esta canción pero las notas de The Edge siguen siendo capaces de levantar a todo un estadio y así ocurre en Barcelona bajo un racimo de luces rojizas, como también agradezco que hayan recuperado “New Year’s Day” (y Bono cante; “And so we are told this is the golden age And oil is the reason for the wars we wage”, sustituyendo el oro por el aceite actual, recuperando parte de una canción casi siempre acortada en directo) pero echo de menos “A Sort Of Homecoming”. Volviendo a aquella de “War”, su piano, su guitarra, su tempo son perfectos pero se rompe el clímax con la siguiente porque, aunque se caiga todo el estadio con ella. "Bad" sigue siendo mágica (aunque a Bono se le quiebre la voz en los primeros versos y tarde en entrar en calor) pero su unión con "Heroes" de Bowie es innecesaria como “Pride” ha sido sobreexpuesta e interpretada hasta la saciedad. ¿Por qué me parece inteligente comenzar con estas canciones? Tengamos en cuenta que tienden un lazo entre la primera época de U2 (aunque se hayan olvidado de “Boy” y “October”, ¡qué bien habrían entrado “Electric Co.” o “Gloria”! por no hablar de mis favoritas “Twilight” o “Another Time Another Place” aunque sé que esto es un concierto de estadio) y la desembocadura del álbum protagonista, además ayudan a que “The Joshua Tree” comience a sonar de noche; una de las grandes batallas estéticas de los conciertos de U2 en estadios, como siempre ha declarado Willie Williams, es que la banda en Europa suele comenzar sus conciertos de día y ello resta impacto visual a la puesta en escena.

De cualquier forma, “Where The Streets Have No Name” suena igual de bien que siempre (quizá más estática, menos dinámica en esta gira), es verdad que falta ese clásico fogonazo que alumbra todo el estadio para una canción que nació para ser interpretada en un recinto sin techo, al aire libre, pero no seré yo el que se queje de escucharla en directo cada vez que asisto a ver a U2 en directo. Bono está en buen estado (que nadie se espere a aquel chaval de Red Rocks, el de “Rattle And Hum” o al del 93) y cada vez estoy más harto de esa caterva de supuestos fans que parecen disfrutar despellejando cada paso que el irlandés da. ¿Acaso sois vosotros los mismos que hace treinta años? O, por el contrario, esa generación que desconoce a U2 y cree que son los de “Vertigo”, esos para los que canciones como “Like A Song…” o “Promenade” con completas desconocidas y no saben de la relevancia que la banda tuvo en los ochenta o noventa y cómo esta ha afectado a la música que ellos actualmente digieren o cómo revolucionaron la puesta en escena en una época en la que el resto de bandas seguía creyendo que una lona y dos focos eran más que suficientes y ahora ha degenerado en una oleada de “bandas de arena” con el mismo espectáculo y las mismas pantallas, proyecciones, en definitiva recursos...

Tras la bonita metáfora de todos aquellos lugares donde las calles no tienen nombre, llegan las dudas espirituales, la constante búsqueda del alma en “I Still Haven’t Found What I’m Looking For”, esas dudas e insatisfacción vital o el sufrimiento emocional de una relación en la que no se puede vivir con o sin esa persona, "With Or Without You". Es verdad, los tres singles que abren un álbum millonario en ventas han sonado mil veces y acusan de ese desgaste pero no nos olvidemos de su grandeza, de aquella noche en las que pinchamos aquel disco y comenzaron a sonar por primera vez; da igual si fue en su año o para un adolescente están sonando ahora por primera vez.

Otra cosa que me llama la atención es la calidad de las letras escritas por Bono en “The Joshua Tree” mientras escucho “Running To Stand Still” ese brillante retrato de aquellos que corren demasiado para no llegar a ningún sitio a causa de las drogas, esa canción que nunca debería haber desaparecido del directo y, menos aún, en esa mágica unión con “Bullet The Blue Sky” (uno de los grandes momentos de la noche, como siempre), un contrapunto magnífico, como ocurre también “Until The End Of The World” (pena que no se interprete en esta gira), son temas que crecen en un concierto, cuando respiran y los músicos llegan a disfrutar con su propia interpretación.


Y llega el momento de la verdad, “Red Hill Mining Town”, y su nueva versión de mano del Record Store Day, llevada al directo. Podría ser crítico, muy crítico pero también quiero ser sincero y honestamente suena digna, con un tempo más lento –como todas- pero correcta. Mi cabeza dice todo lo contrario, la versión en directo no está a la altura pero mi corazón me dice otra cosa muy distinta así que no puedo negarme y la canto hasta quedarme afónico mientras a mi alrededor nadie parece conocerla o les da completamente igual. Es una canción que requiere de un gran esfuerzo vocal y la voz de Bono ya no es la que era pero la salva como puede (la bajada de tono de The Edge y Adam es obligada si queremos que Bono llegue sin problemas) y, por fin, se cumple el sueño -más o menos- de escucharla en directo. Como “In God’s Country” y sus preciosas estrofas; “Desert sky, dream beneath the desert sky.The rivers run but soon run dry. We need new dreams tonight. Desert rose, dreamed I saw a desert rose. Dress torn in ribbons and bows. Like a siren she calls to me...” ¿Quién es capaz de escribir algo así actualmente? o esa “Trip Through Your Wires” con Bono soplando la armónica; una canción menor -desde luego- pero evocadora de un álbum, de una época. Tras un coqueteo con "Spanish Eyes" es el momento del emotivo homenaje a Greg Carroll que, lejos de lo ocurrido con "Red Hill Mining Town", suena bien con ese final que todos hemos cantado una y otra vez; "Oh great ocean. Oh great sea. Run to the ocean. Run to the sea"

Pero el punto álgido de la noche para muchos fans llega tras una introducción con un fragmento de la serie de los cincuenta “Trackdown” (en concreto el episodio treinta, “The End of the World", de 1958) utilizado como crítica a Trump y Bono tomando el escenario disfrazado como Robert Mitchum en “La noche del cazador” (1955) de Charles Laughton, un recurso que el irlandés confiesa haber creado basándose en el personaje que escribió Flannery O’Connor en su novela “Sangre Sabia” (1952), que adaptó al cine John Houston, y le sirve como máscara para interpretar una canción que asegura sufre cantando y parece ser el porqué de que U2 no la haya interpretado en treinta años. Bono, dado a los personajes y calzarse sus botas para evitar que sean las mismas que las de Paul Hewson, se vestirá de “Shadow Man” para aullar versos que funcionan mejor de noche; “His head it felt heavy as he cut across the land. A dog started crying like a broken hearted man. At the howling wind” y engola la voz; “At the hoooowling wind” completamente metido en su papel durante la oscura y dura “Exit”. Según Adam Clayton, una canción demasiado oscura que no encaja con la banda (por la mente de ambos quizá sobrevuele los terribles acontecimientos acaecidos en 1989 cuando el psicópata Robert John Bardo aseguró haber asesinado a la actriz Rebecca Schaeffer porque “Exit” de U2 se lo había susurrado...)

Particularmente, adoro la oscuridad de la canción, la electricidad que desprende o la intensidad general que fue capaz de sumergir a todo un estadio olímpico en el corazón gótico sureño de una norteamérica en la que no sólo habitan los personajes de Flannery sino también los de Harper Lee, el espíritu de Mitchum rondaba Barcelona pero también Atticus Finch, por desgracia, un enfermo como Bardo y esas manos que pueden amar pero también matar. ¡Pero estos son los U2 con los que muchos hemos crecido!

Para acabar ese viaje por la Norteamérica de las luces y las sombras, del amor y el odio en blanco y negro con mucho grano, de los vendedores ambulantes, el calor sofocante y los caminos polvorientos, de las armas pero también de la fe de mano de unos músicos que parecían predicadores en los ochenta, nada mejor que “Mothers Of Disappeared”, una canción difícil para un estadio por su falta de tensión y su tono, más parecido a un rumor; a una coda, que a un final por todo lo alto como sería necesario en un evento de estas características frente a decenas de miles de personas.

Pero, aunque la odisea norteamericana de estos cuatro irlandeses acaba, prosigue la de su carrera con “Miss Sarajevo” en ese último tramo del concierto que quieren dedicar al futuro y Bono entiende de manera inteligente que pertenece a las mujeres dedicándoles el single de aquel proyecto con Brian Eno en el que quizá fue la última vez que U2 sintieron cierta libertad creativa o ese éxito que fue “Beautiful Day” tras la que se sucedieron las insufribles “Elevation” y “Vertigo” (por favor, que se las ahorren, hay decenas de canciones esperando a ser rescatadas del olvido y el concierto sufre un bajón tremendo de calidad con ellas) que, a pesar de todas las críticas que contínuamente leo, inexplicablemente allí todo el mundo cantó y bailó como si fuese el fin del mundo. Una recta final que evidencia el poco calado de la carrera de U2 en las últimas dos décadas cuando uno compara "Bullet The Blue Sky" o "Exit" con una descafeinada versión de “Ultraviolet (Light My Way)” en la que deciden rendir tributo a todas esas mujeres que han luchado por el cambio e inexplicablemente sitúan a la misma altura a Isabel Coixet y Marie Curie, una grandísima canción cuyo momento de esplendor fue en el ZooTv Tour, o la desgastadísima “One”, tras el recuerdo a Mandela, que parece haber perdido todo su significado como final de una noche en la que decidieron despedirse con "The Little Things That Give You Away", una nueva canción que supongo que incluirán en "Songs Of Experience" y es directamente prescindible.

Podría ser especialmente cáustico con la banda con la que he crecido, criticar su aparente falta de dirección en la actualidad y lo mucho que esperaba de ellos en unos años en los que han preferido cantar una nadería como “Vertigo” dejando atrás las bonitas metáforas y el esfuerzo literario de las canciones que pueblan “The Joshua Tree” o toda la ironía del ZooTv pero mucho me temo que esa pequeña frustración como oyente tiene mucho más que ver conmigo que con ellos y no es justo. Agradecido del viaje en el tiempo, de la piel de gallina, de los recuerdos y de reencontrarme con Bono, The Edge, Adam y Larry, nada que objetar como ejercicio de nostalgia a pesar de que The Edge diga que no es tal sino un esfuerzo por traer a la vida unas canciones que siguen sonando igual de bien y gozan de actualidad. Actualmente parece que un estadio lo llena cualquier artista pero el secreto no es tal sino meterte en el corazón de la gente cuando vuelven a sus casas…


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(Foto AGENCIA EFE)