Concierto: Hellfest (Clisson, Nantes) 18.06.2016

Tras un primer día repleto de sorpresas en el que, como señalábamos, los mayores aciertos se alejaron de los grandes escenarios, el segundo día del Hellfest se presentaba, a priori, como el más suave de esta edición con Twisted Sister en lo que sería su último concierto en Francia y Korn y Dark Funeral cerrando la noche. No es que la banda de Dee Snider no se merezca, por méritos propios, clausurar el segundo día de un festival como el Hellfest es que el primer día hacían lo propio los alemanes Rammstein (que nos gusten más o menos, arrastran a muchísima gente) y el tercer día cerrarían la edición, nada más y nada menos, que el inmortal King Diamond y, por supuesto, Black Sabbath precedidos de otras bandas como Megadeth, Ghost, Paradise Lost o Deicide. Si el backstage y la zona de prensa del primer día fue toda una fiesta, el segundo día no lo fue menos con Nikki Sixx y Dj Ashba, Korn paseándose a sus anchas, Lord Ahriman y Chaq Mol de Dark Funeral relajándose con sus parejas mientras atendían a cualquier fan que se acercase (Heljarmadr pasó desapercibido pero no dudaba en indignarse cada vez que un fan le acercaba para firmar un disco de los suecos en el que él no hubiese participado; o sea, todos menos el último) y Matt Tuck de Bullet For My Valentine que no dudó en hacerse ver a todas horas (desde bien pronto hasta su actuación y después de ella también) a la espera de que cualquier seguidora se le acercase y compartiese con él un rato entre cervezas, nada que objetar pero curioso…

Nuestra primera parada fue en The Altar para ver cómo se desenvolvían Cattle Decapitation presentando los temas de “The Anthropocene Extinction” (2015), uno de los grandes discos de grind del año pasado, que tras “Monolith of Inhumanity” (2012) confirma que los de San Diego están en un estupendo momento y así fue cuando Travis Ryan, tras empaparse la cabeza con su botella de agua (al más puro estilo de Randy Blythe) gritó un “What the fuck Hellfest!” y se lanzaron de lleno con “Manufactured Extinct” de su último trabajo y que sonó excepcionalmente bien, no sólo por la pericia de Elmore (espectacular durante todo el concierto), Engemann y McGraw sino por las dobles voces tan bien llevadas por Ryan. Tras la descarga de adrenalina que es “The Prophets Of Loss”, “Your Disposal” de “Monolith of Inhumanity” volvió a desatar la locura como “Circo Inhumanitas” o “Not Suitable For Life” nos dejaron bien claro que “The Anthropocene Extinction” es una maravilla que se crece en directo. Más obvias fueron “Forced Gender Reassignment”, una de las más seguidas por todo el público, como el final con “Kingdom Of Tyrants” con Dave McGraw ametrallándonos a todos y Travis Ryan gruñendo como un animal enfurecido o “Plagueborn” para dejar las cosas claras antes de abandonar exhaustos el escenario.



Tras una buena ración de grind, deathgrind o como prefiramos llamarlo (es imposible no hablar de etiquetas aunque cada vez nos guste menos), asistir a un concierto de Sixx:A.M. no es lo más recomendable, sobre todo cuando traen un disco tan sosito y prefabricado como “Prayers For The Damned Vol.1”. Hay que ser honestos, la verdad es que James Michael, Dj Ashba y Nikki Sixx fueron todo lo accesibles y cercanos que pudieron pero desde su rueda de prensa quedó claro que, como hemos dicho en muchas ocasiones, Sixx:A.M. es el juguete de Nikki Sixx y aunque éste intente que James Michael sea quien lleve la voz cantante en las entrevistas, ante un Dj Ashba tan anodino que resulta inexplicable cómo es posible que haya estado a la derecha de Rose sobre un escenario (quizá también es por eso que el imprevisible Axl le ha tolerado), lo cierto es que quien atrae todas las miradas es, inevitablemente, Nikki Sixx. Su concierto no fue tan malo como sí correcto para una banda que ocupa inmerecidamente el escenario principal tan sólo porque tiene a un Crüe como Sixx en sus filas.



“This Is Gonna Hurt” no marca, no hace herida, no duele como augura su título y aunque en directo gana en inmediatez y pierde esa pátina de producción de “Boy band” que tanto le gusta a James Michael, lo cierto es que suena a puro chicle como el single que es “Rise” y esos coros heredados de Queen, Dj Ashba se defiende como puede en una canción que parece no sentir cuando la interpreta. Pero el concierto pierde fuelle al tercer intento con “When We Were Gods” en la que Sixx:A.M. quieren sonar como Muse (ver para creer) y no paro de mirar a Sixx sobre el escenario tocando un tema tan, tan aburrido y pensar si esto es lo que quiere ahora que los Crüe lo han dejado. Como “Everything Went To Hell” o la propia “Prayers For The Damned” en la que parecen una inofensiva banda de pop de onda media. A estas alturas, el concierto ya se ha roto y perdido el pulso y si algo lo mantiene es que está Sixx sobre las tablas; la sosísima “Stars” da paso a quizá la última canción, “Life Is Beautiful”, de “The Heroin Diaries” (2007) en la que no puedo evitar pensar qué se le puede haber pasado por la cabeza a Sixx, a Nikki Sixx, para apoyarse en dos compañeros con tan poca sustancia, cómo es posible que haya dejado todo el peso sobre la espalda de Dj Ashba y alguien como James Michael; incomprensible. O, quizá y como Axl, tras una banda como Crüe y sus constante guerra de egos es lo que justamente necesita Sixx.



Tras el derroche de azúcar de Sixx:A.M. quisimos recuperar algo de fuerza con Agoraphobic Nosebleed mientras huíamos como alma que lleva el diablo de los escenarios principales y los primeros compases de “Shine On” de The Amity Affliction; esa banda de metalcore en plena caída libre tras su debut “Severed Ties” (2008) y su continuación con “Youngbloods” (2010) que no es capaz de remontar el vuelo con “Chasing Ghosts” (2012) o “Let The Ocean Take Me” (2014). No es que Agoraphobic Nosebleed sean santos de nuestra devoción y su carrera no esté repleta de altibajos, siendo “Agorapocalypse” (2009) el único de sus álbumes con el que me quedo en la última década pero huíamos de Sixx:A.M. y The Amity Affliction y los de Springfield nos dieron lo que veníamos buscando; rapidez y mala leche a todo volumen. “Bitch's Handbag Full of Money” o “Built To Grind” nos despeinaron, canciones cortas y repletas de rabia como “Pantheon Crack Torch”, un minuto de mala leche y agresividad a raudales, “Clit to Mouth Resuscitation”, “Anti-Christian” o los cuarenta y cinco segundos de “Vexed” de su debut, “Honky Reduction” (1998).

Los veinticinco segundos de “Mosquito Holding Human Cattle Prod” o la más extensa “Timelord Two (Paradoxical Reaction)” con sus tres minutos de voces rasgándose y los cambios entre Jay Randall y Kat Katz nos dieron buena cuenta de que, si bien en estudio parecen haber perdido algo de comba, sobre un escenario se lo toman tan en serio como para hacernos olvidar el circo de Sixx. “Self Detonate” y el chute de energía que es “Agorapocalypse” nos preparaban la decepcionante actuación de Fleshgod Apocalypse…



Desconozco qué puede habérseles pasado por la cabeza a unos músicos que firmaron “Oracles” (2009) o “Agony” (2011) para que, a pesar de todo su virtuosismo, hayan preferido primar su estética en directo (vestidos de época con innecesarias casacas, soprano y un órgano del siglo dieciocho de mentirijilla) y firmar un álbum como “King” que, a pesar de lo que muchos medios nos quieran vender, ha supuesto toda una decepción cuando uno comprueba que ni las canciones están a la altura, la producción y su masterización es un jodido horror y los arreglos muchas veces no casan con una banda de death metal técnico como ellos. Y así, de esa guisa, vestidos como si fuesen apariciones fantasmales, Rossi, Riccardi, Paolu, Ferrini y el maestro Trionfera aparecieron en The Temple para presentar su último álbum.

Y la verdad es que había expectación y no defraudaron cuando interpretaron “Minotaur (The Wrath Of Poseidon)” de su “Labyrinth” (2013), que siendo flojo es bastante más robusto y coherente que “King”, o la propia “Epilogue”. Pero, siendo conscientes de las limitaciones de tiempo, y las duras críticas recibidas; ¿era necesario que la mitad de tu repertorio se basase en “King” y olvidarte por completo de “Oracles”? Lo que demuestra que están hartos de las eternas comparaciones con el que, hasta ahora, es su gran obra maestra. Tan sólo recordaron levemente a “Agony” (2011) cerrando el concierto con la machacona “The Violation”, en la que pudieron meter sus arreglos sin llegar a empachar, y la épica “The Forsaking” como digno final.

El resto de la actuación se centro en su último álbum con la ‘beethoviana’ “In Aeternum”, “The Fool” sonando tan dieciochesca que se convirtió en una caricatura e hizo que muchos abandonasen la carpa cuando se encontraron una propuesta en la que la banda parecía ir por cuenta libre respecto al barroquismo de su envoltorio (eso sí, Trionfera estuvo soberbio…) y tan sólo “Cold As Perfection”, a pesar de lo lento y flojito de la composición, consiguió convencernos cuando lo que primaba era el sonido de la banda y no la voz operística de la soprano que llevan en directo y que sonó, por increíble que parezca, bastante más alto que ellos mismos. No es que no sea abierto de miras es tan sólo que el experimento de Fleshgod Apocalypse no ha funcionado y a la vista está a tenor del poco público que lograron atraer a pesar de ser un festival en el que, por horario, tan sólo tenían que competir con la última versión remozada de Foreigner y su rock clásico, tan alejado de las coordenadas de cualquier fan de death metal y que, sin embargo, sí lograron llenar la pista del escenario principal.



Dejar de ver a Entombed A.D. después de conocer en persona a Lars Göran Petrov fue todo un jarrazo de agua fría pero, como siempre en un festival así y con la justificación de que volveremos a verles en noviembre en Madrid junto a Voivod, hay que elegir y nos fuimos a ver a With The Dead con el mítico Lee Dorrian (de Napalm Death y Cathedral) al frente, Tim Bagshaw (Electric Wizard), Leo Smee (Cathedral) al bajo y nada más y nada menos que Alex Thomas (Bolt Thrower) en la batería. ¿Cómo ibamos a dejar pasar esta oportunidad?

La prueba de sonido ya fue lo bastante prometedora como para que supiésemos que el concierto de With The Dead sería uno de los grandes momentos del segundo día y no fue para menos. “Crown Of Burning Stars” cayó como una losa sobre nosotros mientras Lee Dorrian, circunspecto y dramático durante todo el concierto, haciendo gala de su morbosa mirada y su siniestra forma de arremeter frente al micrófono, levantando los brazos como embrujando la guitarra de Tim Bagshaw nos cautivó a todos. “The Cross” sonó menos pesada y más musculosa con ese riff tan clasicote, muy fiel a la versión del álbum (uno de los grandes discos de los últimos meses, por cierto) que interpretaron íntegro, sin incluir ninguna versión de ninguno de los fabulosos discos que tienen en su currículum. No hizo falta, “Nephthys” o la densísima y dramático “Living With The Dead” hicieron el resto en un concierto que no se resintió en ningún momento y que encontraría su clímax en “I Am Your Virus” o ese fabuloso final de casi nueve minutos que es “Screams From My Own Grave” y que, entre violentas convulsiones, también es capaz de encontrar la calma del ruidismo del feedback de los instrumentos entre alaridos de Dorrian que se despidió de todos nostros como la leyenda que es mientras Bagshaw y Thomas daban el golpe de gracia. Un concierto sólido, coherente y con un sonido espectacular, de un intensidad digna de los mejores Cathedral y Electric Wizard.



¿Joe Satriani en el Hellfest? Todo es posible en un festival al que, cada vez más, le gusta presumir de una variada y ecléctica propuesta más allá de la etiqueta extrema. Pero, ¿cómo salvaría Satriani el tipo en el escenario principal? Pues gracias a su simpatía y su impresionante talento. Arrancó con “Shockwave Supernova” de su último trabajo, llamado igual, “Shockwave Supernova” (2015) y continuó con su clásico “Flying In A Blue Dream”. La gente le quiere y le tiene cariño, además de infundir respeto; no olvidemos que Satriani posee un talento infinito en sus dedos y así no resultaba nada extraño a muchos otros músicos viendo el concierto desde los laterales del escenario. “Ice 9” de “Surfing With The Alien” (1987) sonó más rotunda que de costumbre (no sé si por casualidad o porque quisieron darle más ‘groove’ de cara a un festival de estas características) y no dejó de ser curioso escuchar “On Peregrine Wings” y ver cómo todos aquellos que habían hecho ‘headbanging’ y ‘walls of death’ seguían la canción. 


“Crystal Planet” tira de rapidez para romper el toque mestizo de la anterior mientras que “Cataclysmic” vuelve a ser una incursión valiente en su último álbum. “Always With Me, Always With You” sonó tan bonita como siempre en un momento en el que la lluvia hacía rato que había dejado de caer y salía el sol de la tarde, arrancó un clamor y demostró que cuando la música está bien hecha y con buen gusto es capaz de romper las barreras entre géneros. “Satch Boogie” calentó los ánimos y fue con el clásico “Surfing With The Alien” con la que Satriani terminó de meterse a todos en el bolsillo con miles de manos en alto grabando el momento con su móvil. Satriani es tan grande que resulta imposible no rendirse ante su genialidad.



La nota graciosa de la tarde fue cuando decidimos dividirnos para dos actuaciones; el que escribe decidió largarse a ver a los deathmetaleros Asphyx mientras otro valiente redactor decidía ver a Disturbed. Ni que decir tiene que al final acabamos todos viendo a los holandeses. Nada en contra de esa banda de versiones que se hace llamar Disturbed con el cargante David Draiman al frente pero su actuación fue una broma pesada con la innecesaria versión de Simon And Garfunkel, “The Sound Of Silence”, “Shout At The Devil” de Mötley Crüe con Sixx: A.M. como invitados especiales, “Baba O’Riley” de The Who con Glenn Hughes (¿por qué, Glenn, por qué?) y “Killing In The Name” de Rage Against The Machine que a estas alturas deberían prohibir que cualquier banda versionase si no están Morello o Zack involucrados. Asphyx, al contrario, no se anduvieron por las ramas con la bestia “Into the Timewastes” y Martin Van Drunen dejándose la voz desde el primer segundo o “Food for the Ignorant” de su clásico “Last One on Earth” del 92. Cuatro músicos se bastaron para crear un sonido salvaje y sólido como un muro; Stefan Hüskens es un animal en la batería y hace buenas migas con Alwin Zuur mientras Paul Bayeens lanza un riff tras otro. “Deathhammer” del álbum con el mismo nombre, mucho más rítmica y pesada, pronto se rompió con el riff de Bayeens y Van Drunen aprovechó para entrar y castigar a las primeras filas. “Asphyx (Forgotten War)” también de “Last One on Earth” o “Der Landser” nos hicieron entrar en el ecuador de un concierto que estaba pasando a toda velocidad y del que no queríamos irnos, “Wasteland Of Terror” fue una auténtica bomba con Hüskens fuera de sí y “Scorbutics” de “Death...The Brutal Way” (2009) nos demostró que hay vida más allá de “Last One On Earth” y “Deathhammer” (álbumes en los cuales apoyaron su actuación) pero no había otra mejor con la que Asphyx pudiesen rematar la jugada que con la propia “Last One On Earth” mientras Discharge contemplaban el concierto asombrados por el poderío de Van Drunen y el propio Lars Göran Petrov de Entombed A.D. ponía cara de sorpresa ante el volumen y mala leche que mostraron Asphyx en The Altar; no podíamos haber visto un concierto así con mejor compañía mientras Draiman gritaba desde el escenario principal; ¿queréis una más? ¡Dejad que os oiga, no os oigo!



Que el concierto de Hermano y todo su stoner rock de Suburban con John García (ex-Kyuss) al frente fuese uno de los conciertos más vistos del Hellfest dice mucho de aquellos artistas de los escenarios principales. No sólo resultaba imposible acercarse al escenario de The Valley sino que incluso fuera de la carpa había gente siguiéndolo que llevaba horas esperando, acampada en la hierba. No está mal para una banda que lleva hibernada desde el 2007 con aquel “...Into the Exam Room” y cuyo líder, el carismático Garcia, reparte su tiempo junto a otros proyectos. La potente “Left Side Bleeding” abrió y nos atrapó a todos, Garcia posee una voz mágica que conserva en una forma estupenda, mientras “The Bottle”, a un tempo más calmado, nos recordó por que John es quien es y a todo Kyuss. Siempre he pensado que Hermano es una banda injustamente infravalorada que no posee el reconocimiento que se merece. “5 to 5” de “Only a Suggestion“ o “My Boy” de “Dare I Say” (2004), llena de sabor y con ecos de Queens Of A Stone Age (mejor dicho, al revés) pusieron a la gente en alerta y “Our Desert Home” en pie. La verdad es que el concierto de Hermano fue todo lo que esperábamos de John García, “Kentucky”, “Manager’s Special” y “Angry American” con su fortísimo y frenético riff despidieron a un agradecido John Garcia que no dudó en mostrarse sorprendido de la respuesta del público. Hermano se merecen más, mucho más…



Tras la brutalidad de Asphyx y la honestidad de Hermano es difícil enfrentarse a un concierto de Bring Me The Horizon. Soy de los que piensan que “That’s The Spirit” (2015) fue una decepción y no puedo defenderlo pero “Sempiternal” (2013), sin embargo, sí me gustó y no creo que ninguno de los anteriores; “Thereis A Hell…” (2010), “Suicide Season” (2008) y “Count Your Blessings” (2006) reúnan más ingredientes de éxito que aquel. Además, con las cartas sobre la mesa; ni odio el metalcore, ni me cae mal Oliver Sykes ni creo que “Can You Feel My Heart” sea un horror, me puede gustar o no pero, por lo menos, es valiente y nunca renegaré de la banda y haberles visto en directo. Lo que ocurre es que lo que vimos sobre el escenario no fue a una banda de metalcore sino a una de pop desde “Happy Song” que tuvo que salirse de “That’s The Spirit” para recuperar algo de brío y malas pulgas, incluso "Go To Hell, For Heaven's Sake" sonó a chicle y tan sólo fue con “The House of Wolves” que entraron en calor y recuperaron algo de cuerpo que volvieron a perder con “Avalanche” en la que los teclados les hacen sonar en directo como si Coldplay se hubiesen pasado al metal. Por no hablar de la innecesaria introducción pregrabada de “The Best Is Yet to Come” que, por lo menos, nos trajo una buena interpretación de “Shadow Moses” que, queramos o no, ralentizó el concierto. Algo que intentaron arreglar sin éxito con “Sleepwalking” y para cuando llegó el momento de la parodiada y odiada “Can You Feel My Heart” (que, por cierto, no sonó nada mal) el concierto se había pasado entre medios tiempos. “Antivist” sí que consiguió despertarnos y hacer que todo el festival saltase ante lo que el propio Sykes se mostró sorprendido por la entrega. El remate fue “Throne” con sus arreglos de sintetizador, palmas enlatadas y colores en las pantallas o la descafeinada “Drown”. Puede que ni Oliver Sykes y Bring Me The Horizon o sus fans lo sepan pero, de seguir así, van a entrar en un callejón sin salida del que les va a costar salir a pesar de sus ventas o, a lo mejor, lo que nos espera a la vuelta de la esquina es el primer disco en solitario de Sykes y a la banda grabando discos como el último que han firmado…



Por suerte, Alan Averill "Nemtheanga" nos esperaba para demostrarnos que, como pudimos comprobar en su anterior visita a nuestro país, las salas se le quedan pequeñas a su música a pesar de que no las llene en nuestras tierras. Todavía con “Where Greater Men Have Fallen” (2014) como última referencia discográfica, Alan Averill –encapuchado y pintado, como ya es habitual en él- saltó al escenario con ese épico himno que es “Where Greater Men Have Fallen” y nos convenció a todos en cuestión de segundos. “No Grave Deep Enough” o, mi favorita del álbum, la emocional “Babel's Tower” fueron el antídoto perfecto para el exceso de colorín y confeti con el que Bring Me The Horizon habían conseguido empacharnos porque, como dice el propio Varg Vikernes; “a veces es necesaria un poco de oscuridad cuando tanta luz nos ciega…” y así disfrutamos del influjo celta mezclado con black metal de "Lain With the Wolf" o un broche de oro como “Wield Lightning to Split the Sun” repleta de dramatismo y “Empire Falls” en un concierto que se antojó corto y nos demostró las muchas caras que el black puede tener si se tiene el suficiente talento para mezclarlo en dosis justas.



En el escenario principal nos esperaba Dee Snider que a estas alturas de su carrera sabe lo que tiene entre las manos cuando dice que Twisted Sister sería capaz de machacar a Kiss en directo, lejos de todo el maquillaje y pirotecnia. Aparte de la innecesaria comparación, Dee Snider, Jay Jay French, Eddie Ojeda y Mark Mendoza son unos currantes, obreros del rock, que entraron a dejarse la vida sobre el escenario del Hellfest desde “What You Don't Know (Sure Can Hurt You)” y “The Kids Are Back” con Snider completamente poseído, fuera de sí, recorriendo el escenario y mostrando toda su energía. En sustitución de A.J. estaba Mike Portnoy que, en un discreto segundo plano (aunque parezca imposible en él), se hizo dueño de la batería y golpeó con su habitual maestría los parches hasta que fue presentado, bien entrada la actuación, por Dee Snider que aseguraba que Portnoy era el batería que A.J. Pero querría para cubrir su puesto en caso de falta.

“Burn In Hell” sonó llena de intensidad y sentimiento pero es que es una gran canción y la interpretación de Snider fue magnífica como “You Can’t Stop Rock ‘N Roll” que consiguió despertar a todos los incrédulos que no veían con buenos ojos a Twisted Sister de cabezas de cartel en una noche que lograron hacer suya como “The Fire Still Burns” para explicar por qué siguen sobre un escenario a su edad y la archiconocida “We’re Not Gonna Take It”. Mi favorita fue “The Price” dedicada al difunto A.J. Pero y es que es una balada auténticamente inmortal. Por supuesto no faltó “I Believe In Rock N’ Roll” y la consabida “I Wanna Rock” como tampoco los dardazos de un Snider que no dudó en cargar contra Judas Priest o Scorpions y sus falsas giras de despedida para asegurar que la de Twisted Sister es de verdad la última o sus burlas de Hellyeah y su country-metal; A Dee Snider hay que tomarle y quererle como es.

Pero la sorpresa vino de la mano de Phil Campbell de Motörhedad que se subiría al escenario a interpretar “Shoot 'Em Down” o “Born to Raise Hell” para recordar a Lemmy que tras “S.M.F.” fue homenajeado con una pequeña retrospectiva en las pantallas y fuegos artificiales dejando su nombre escrito en el cielo a ritmo de “Ace Of Spades”. No se me ocurre mejor forma de cerrar un día en el Hellfest y es por estos detalles que es imposible no sentir cariño por el festival galo…



Llegaba el turno de Korn por segundo año consecutivo y que esta vez no traía disco nuevo bajo ni tampoco interpretaban su debut sino que Jonathan Davis y los suyos tenían carta blanca para hacer lo que les viniese en gana y así fue. “Right Now” de “Take a Look in the Mirror” (2003) nos trajo a una banda que parece atravesar un buen momento y sonó a la perfección, como es habitual en ellos; con Munky y Head a las seis cuerdas y Fieldy y su reconocible sonido de bajo. No tardaron en desempolvar “Falling Away From Me” tras “Here To Stay” y “Somebody Someone” o sacar la gaita en “Shoots and Ladders” e interpretar “Blind” y “Twist” en un torbellino de ladridos y rastas de Davis. Tras “Y'All Want a Single” los bises no pudieron ser más jugosos; la bonita “4 U” de “Issues”, “Got The Life” y “Freak On Leash” nos dejaron a todos una sonrisa y ganas de ver qué se traen entre manos para su próximo álbum. Korn son unos supervivientes del nu metal y los noventa que están sabiendo envejecer bien.

Y, mientras unos disfrutaban de Korn, otros peregrinábamos a escenarios más modestos con Dark Funeral y su decepcionante “Where The Shadows Forever Reign”. ¿Decepcionante? Sí, porque a pesar de la bonita portada de Necrolord y la incorporación de Heljarmadr, el disco es tan serpenteante e irregular como muchos de los siniestros paisajes que pinta el emblemático artista que ilustra la portada; posee grandes canciones pero tras verdaderamente deleznables. Lord Ahriman y Chaq Mol siguen siendo grandes en directo y atraen todas las miradas con su actitud, así como Heljarmadr es un cantante estupendo (aunque su afilado tono en directo, por momentos, nos recuerde a Dani Filth) y el comienzo con “Unchain My Soul” es para quitarse el sombrero, como “The Arrival of Satan's Empire” y, por supuesto, “The Secrets of the Black Arts”. Además, tienen el excelente gusto de dejar de lado otras composiciones que ya aseguramos que en el disco no funcionaban, como es el caso de la ridiculísima “Temple Of Ahriman” y siendo así el concierto claro que funciona. “Atrum Regina” de “Attera Totus Sanctus” fue uno de los mejores momentos y Heljarmadr cumplió con creces en el difícil papel de Emperor Magus Caligula. Como “Hail Murder” fue toda una lección de black metal que nos heló de sangre con ese graznido en sus primeros compases, igual que “Vobiscum Satanas” funcionó a la perfección pero, por ejemplo, “As I Ascend” o “Nail Them To The Cross” opacaron el resultado final de un concierto en el que se empeñaron en recordarnos que venían presentando un nuevo álbum que no termina de convencer y con el que se empeñaron en despedir su actuación con el tema que lleva el mismo nombre, “Where The Shadows Forever Reign”. Por suerte, antes de abandonarnos y en penúltima posición; “My Funeral” de su “Angelus exuro pro eternus” volvió a poner las cosas en su lugar y nos recordó que Dark Funeral pueden ser todo lo grandes que quieran si se lo proponen.

Un segundo día que nos dejó derrotados pero ilusionados porque todavía faltaba lo mejor, el tercer y último día con Ozzy, Iommi y Geezer reinando por todo lo alto.


© 2016 Jim Tonic y Albert Gràcia
Fotos de © Chris Bubinas