Crítica: Soundgarden "Echo of Miles: Scattered..."

Todos recordaremos esa escena de "El club de los poetas muertos" en la cual el gran Robbie Williams, en su ya eterno papel de profesor John Keating, exclamaba "Excremento, eso es lo que pienso. No estamos hablando de tuberías, sino de poesía" ante una clase llena de chavales cuando hacía leer a uno de ellos la respuesta del autor J. Evans Prittchard ante la pregunta; "¿Cómo entender la poesía?". Para aquellos que no hayan visto la película o no lo recuerden; "Para entender a fondo la poesía debemos antes familiarizarnos con su métrica, rima y figuras retóricas y luego hacernos dos preguntas: Primera ¿con cuánto talento se ha conseguido el objetivo del poema? Segunda, ¿qué importancia tienen dichos objetivos? Una vez estas dos preguntas estén contestadas… la pregunta número uno mide la perfección del poema, la pregunta número dos mide su importancia… Si se anota la perfección del poema en la línea horizontal de un gráfico y su importancia en la vertical, el área conseguida de esta manera por el poema nos da la medida de su valor. Así, un soneto de Byron podrá obtener una nota alta en la vertical, pero una mediocre en la horizontal… ”

Y os recuerdo todo esto porque con "Echo of Miles: Scattered Tracks Across the Path" tenemos dos opciones; refugiarnos en la nostalgia de nuestros años adolescentes e intentar valorar llenos de entusiasmo el que Soundgarden se descuelguen a estas alturas con un disco de rarezas o recurrir a Prittchard, hablar de tuberías y hablar de números para darnos cuenta de que Soundgarden están actualmente muertos y nos llevan alimentando años con sobras los últimos veinte años, tanto en estudio como en directo. Desde 1996, su "Down On The Upside" (gira en la que, por cierto, estuvimos) y su separación, Cornell y los suyos han publicado "A Sides" en el 97 (que no deja de ser un grandes éxitos), otro más con "Telephantasm" (2010) y la excusa de "Black Rain", el directo "Live on I-5" en el  2011, "Live To Rise" del 2012 para la película de Marvel, un disco como "King Animal" el mismo año, el único con material nuevo y el resto un maremágnum de singles, reediciones y aniversarios totalmente inusual para un grupo como ellos. ¿Debo pensar que tras la errática carrera de Ben, la mediocre y fallida de Cornell tras "Euphoria Morning" (¡del 99!), la de Thayill como locutor de radio y padre o la espantada de Cameron a Pearl Jam para consolidarse como el gran batería que es hay un átomo de integridad en este regreso por mucho que Krist Novoselic diga lo contrario? Hablamos de uno de los grupos de la "escena Seattle" que más recopilatorios, reediciones, singles y aniversarios ha publicado con todos sus miembros aún vivos.

"Echo of Miles: Scattered Tracks Across the Path" pretende dibujar el camino de la historia del grupo a través de sus canciones menos conocidas; rarezas, descartes o temas incluidos en bandas sonoras y otros recopilatorios que tendrá poco éxito por varios motivos: el que ya las conozca no encontrará nada nuevo bajo el sol, el que no las conozca y no haya disfrutado del universo de Soundgarden hasta ahora no verá nacer su devoción o fanatismo en un disco, por ende, irregular, insostenible y opaco en algunos momentos (tanto que es únicamente entendible si lo defendemos con las sempiternas palabras "recopilación" y "rarezas") y, por último pero no menos importante (y seguramente los que compongan el grueso del público de "Echo Of Miles"), lo escuchará ese segmento que conoce a Soundgarden de manera superficial y se permitirá el lujo de reivindicar o criticar su carrera con temas que para nada la representan ni aún en la oscuridad de una "cara b". Sobre los fanáticos del grupo, esos que antiguamente se autodenominaban "caballeros de la mesa cuadrada" no diré nada porque bastante tienen con coleccionar todo lo que firma Cornell en dos décadas de auténtica sequía...

Como seguidor del grupo, pero no por ello carente de sentido crítico porque sé que pueden darnos más, claro que es un placer reencontrarse con aquel disco que todos compramos en los noventa, el "Sub Pop 200" y su "Sub Pop Rock City" que sigue sonando divertida aún hoy y es el perfecto contrapunto para poder comparar el aburrimiento en el que se ha convertido la banda sobre los escenarios en esta década, la cara b que es "Toy Box" (puro Sabbath) o la desquiciada "Heretic" del EP "Loudest Love" nos pintan a unos Soundgarden ácidos, corrosivos, potentes y chirriantes, como a un Cornell que se deja la garganta en "Fresh Deadly Roses". "H.I.V. Baby" suena como un tren  y "Cold Bitch" (del "Superunknown" y su single "Spoonman") nos demuestra que su disco del 94 podría haber dado incluso más de sí (qué poderío el de Cornell...) pero también hay naderías como "Show Me" de otro disco que, por cierto, todos compramos en aquella época; "No Alternative". Todos conocíamos "She's a Politician" y, obviamente, es una canción menor lo que no ocurre con "Birth Ritual" de la película de Crowe "Singles" (en español, "Solteros", inolvidable Matt Dillon en ella) que es una auténtica maravilla. "She Likes Surprises" (hermana menor y bastarda de "Black Hole Sun"), "Blind Dogs" y "Exit Stonehenge" ahondan en el mejor año del grupo como sorprende que "Bleed Together" no fuese incluída en "Down On The Upside" o, mejor aún, hubiesen hecho un disco más contenido y así publicado dos verdaderamente potentes.

De nuevo incluyen "Black Rain" (ahora, pensemos de nuevo; la jugada de "Telephantasm" fue esta canción como promocional), la mediocre "Live To Rise" que se encuentra entre lo peor que haya podido facturar el grupo en su historia (y no exagero, un autoplagio flagrante con el sonido más típico de Soundgarden, las horrorosas estrofas heredadas de la abominable carrera en solitario de Cornell y un estribillo aburrido y predecible) pero, aún hay más, porque igual que "Telephantasm" tenía "Black Rain" como reclamo, "Echo Of Miles" tiene "Storm", un descarte puro y duro, una canción menor por mucho que Jack Endino haya querido insuflarle vida y "Kristi" que únicamente excitará nuestros alvéolos pulmonares con todos los posibles bostezos que seamos capaces de tener en sus cinco minutos y medios de tedio.

La única forma de sostener este disco es con el fanatismo, con la nostalgia de todos aquellos que crecimos con el grupo y seguimos suspirando con sus discos de los noventa pero creo que todos esperábamos más de Soundgarden incluso en un disco de rarezas porque quizá no era su momento y sí el de demostrar que pueden seguir componiendo material que no esté tan muerto y helado como el que muestra la portada de "King Animal".

© 2014 Jack Ermeister