Concierto: The National (Madrid) 31.10.2014

SETLIST: Don't Swallow the Cap/ I Should Live in Salt/ Mistaken for Strangers/ Bloodbuzz Ohio/ Sea of Love/ Afraid of Everyone/ Squalor/ Victoria/ I Need My Girl/ This Is the Last Time/ Ada/ Slow Show/ Pink Rabbits/ Conversation 16/ Sorrow/ England/ Graceless/ Fake Empire/ Mr. November/ Terrible Love/ Vanderlyle Crybaby Geeks/

Sabes que algo grande esta a punto de ocurrir cuando ves a la gente corriendo por los pasillos, cuando sientes esa excitación en el ambiente, cuando las hordas de niños que han visto a The Kooks se quedan callados y siguen canciones como "Sea Of Love" o incluso guardan silencio durante la imposible "I Need My Girl" ante ocho mil personas, sabes que algo grande ha tenido que ocurrir cuando ves crecer a un grupo que da el salto y deja de tocar en salas para llenar una plaza de toros y, más tarde, un palacio de deportes (lo que fuera de nuestro país se conoce como "arenas") y devoran una noche con una propuesta no apta para todos los públicos. Lo de los hermanos Dessner, Devendorf y el alto Berninger es digno de estudio y de regocijo para todos aquellos que aman la música. Sus canciones no nacen de la necesidad de éxito, muchas de ellas no son fácilmente radiables y, sin embargo, cubren ese espectro que va desde el indie al pop o el rock, llenan el hueco de los mejores R.E.M. o Tindersticks y miran de frente a Nick Cave y los suyos con historias mucho más cercanas a los proscritos o asesinos en serie del australiano, The National hablan de ti y de mi, de la incapacidad para llevar un relación, de la necesidad de tener a alguien que no conviene al lado, del amor, de los celos, de las infidelidades, de las borracheras, de los remordimientos, de los complejos dilemas existenciales cotidianos; nunca ser normal ha tenido tanto glamour, gracias a ellos.

The National volvían de nuevo presentando el extraordinario "Trouble Will Find Me", ese disco que todo el mundo se apresuró a criticar y ahora todos callan y asienten porque crece dentro de uno, un álbum que se muestra inmenso con cada escucha y contiene grandes canciones con vocación de clásico dentro del repertorio de los de Ohio y se pasaban de nuevo por España cuando hacía menos de un año que habían tenido su gran puesta de largo pero esta vez dentro de un insulso festival apadrinado por Sony y aquí es donde debemos hacer crítica del Mad Live! 2014. Aquello no fue un festival sino un concierto de The National con una purrela de grupos con una propuesta tan diferente y con un orden tan absurdo en el cartel que parece que la posición de cada uno se jugó a los dados. El puesto de merchandising repleto de material de The Orwells, ni rastro de material de The Kooks, Mando Diao o el resto de grupos y tan sólo dos modelos de camisetas de The National. Los grises hicieron lo que pudieron mientras los tweets de las pantallas del evento decían que lo de Belako había sido de órdago, ¿de verdad alguien puede creerse algo? Pero lo de Mando Diao fue un insulto al buen gusto, entiendo que haya chavales que les hayan visto por primera vez y se entretuvieran con el dantesco espectáculo que se organizó en el escenario pero cualquiera que haya seguido de cerca la carrera de los suecos tuvo que alucinar con el mal estilo de su nueva y última reencarnación. Para resumir podemos decir que aparecieron en el escenario vestidos de blanco y armados con guitarras Shecter (nada en contra de esta genial marca de instrumentos, pero alguien que entienda un poco sabrá lo chocante que es ver a los de Börlange con una de éstas al cuello), y una actitud más propia de un grupo de Madchester que de la sobriedad sueca de la que antaño hacían gala para transformar su repertorio en una verbena con tintes de orquesta de hotel de verano, con Björn Dixgard y Gustaf Noren sin camiseta, alargando canciones como "Gloria" o "Dance With Somebody" hasta el último estertor para terminar marcando el ritmo con el culo y saltar por el escenario rapeando en algunas ocasiones o haciendo un dueto extraño y sin sentido en español con Zahara en "Sweet Wet Dreams". ¿De verdad han quedado para esto Mando Diao? ¿Dónde están sus influencias de los sesenta o setenta, su actitud, sus guitarrazos y su apariencia cool y elegante sobre las tablas? La próxima vez que alguien les aleje de la sangría o les quite los discos de los Happy Mondays del camerino, por favor.

Para colmo del dislate y tras Cycle y The Kooks, a los organizadores no se les ocurre otra cosa que, antes de la salida de The National, poner a todo el pabellón a cantar Raphael o Leiva, por suerte la iniciativa fue poco seguida por el respetable, creo que todos aquellos que no nos vimos influidos por el espíritu del vino o la cerveza sentimos de nuevo vergüenza ajena. ¿Tenemos que decir que nos gustó Mando Diao después de haberles visto en dos ocasiones siendo completamente lo opuesto a su versión hortera de aquella noche? ¿Tenemos que decir que el evento en general fue una maravilla y un ejemplo de originalidad y buen gusto con la gente pendiente de las pantallas por si publicaban su tweet y entraban en el sorteo de un smartphone? Fue un espectáculo de tercera, una nochevieja cutre y fuera de fecha en la que no faltaron animadores y animadoras, petardos y petardas. 

Se apagan las luces, resuena el estruendo de una tormenta, "Riders In The Storm" de The Doors es la introducción y no veo una mejor apertura que el piano de Manzarek y la voz de Morrison mientras The National toman el escenario, es en ese momento cuando temo por la pista y creo que todos los críos que han ido a ver a The Kooks no seguirán el concierto de Berninger y los suyos pero me equivoco; The National son recibidos en mitad de un griterío ensordecedor y un mar de aplausos que hacen sentir que juegan en casa y que el concierto, incluso antes de que las dos parejas de hermanos ocupen su posición y se cuelguen sus instrumentos, ya tiene un claro ganador. "Don't Swallow the Cap" arranca acelerada y con la voz de Berninger aún no caliente, suena infinitamente más rápida que en el disco y nos damos cuenta que tras la aparente calma de las canciones del grupo, en el escenario hay tensión y rabia que se traducen en el nervio de Bryce Dessner a la guitarra y Berninger que se arranca gritando algunas de las partes más emotivas de los temas y se olvida su voz de tenor y allí el que no cantó "I'm not alone, I'll never be. Into the bone, I'll never grieve" es porque no quiso.

"I Should Live in Salt" desplegó sus alas sobre el público y nos sumergimos en "Trouble Will Find Me", resuena magnífica cuando Berninger sube el tono "I should leave it alone but you're not right. I should live in salt for leaving you behind". La siguiente en caer como una losa es "Mistaken For Strangers" que añade tensión de manera súbita al concierto pero nada como una rápida y contundente "Bloodbuzz Ohio" para calentar el ambiente y es que vale su peso en oro escuchar en directo a Matt cantar aquello de: "I was carried to Ohio in a swarm of bees. I'll never marry but Ohio don't remember me", el trabajo a las seis cuerdas de los hermanos Dessner es magnífico  como el de los hermanos Devendorf en la base rítmica que gana enteros en directo sonando aún más cruda que en disco. El ambiente sigue caldeándose gracias a la urgencia de "Sea Of Love" coreada por todos los asistentes y, de nuevo (como ocurrió en "Mistaken For Strangers") vuelve a subir la tensión gracias a la sombría y desoladora "Afraid Of Everyone" con una letra que haría temblar a cualquier coloso de la música popular: "With my kid on my shoulders I try not to hurt anybody I like but I don't have the drugs to sort. I don't have the drugs to sort it out. Sort it out…" Vamos a "Boxer" con una rápida "Squalor Victoria" y convierten el pabellón en una iglesia gracias al relativo silencio de los asistentes durante "I Need My Girl" y vuelta de lleno a "Trouble Will Find Me" con la pegadiza "This Is The Last Time". De nuevo a "Boxer" con "Ada" y una coda final soberbia de Sufjan Stevens que les ayuda durante todo el concierto, un invitado de auténtico lujo.

Tras "Slow Show" dedican "Pink Rabbits" a sus hijos, los cuales estaban en casa disfrazados de Halloween y hacía tres años que no coincidían con ellos en una fiesta tan norteamericana como esa. Se percibe cierto cansancio por parte del grupo tras años de interminables giras, discos e incluso un documental pero es que la gira de "Trouble Will Find Me" se ha alargado más de lo que ellos esperaban, son las concesiones del éxito... ¿Qué decir del binomio "Slow How"/ "Pink Rabbits"? Una auténtica maravilla, deliciosas ambas en directo. La gran sorpresa para mí llega con "Conversation 16", una canción que no pensé que escucharía en directo viendo que el grupo no la había tocado en sus últimas noches, es pop en estado puro, magnífica y sorprendente el ver a todo el público canturreando: "I was afraid, I'd eat your brains 'Cause I'm eeeeeevil". El concierto encara la recta final y nos disparan a traición "Sorrow"; densa, espesa, para paladear, sólo para gourmets. Amanece con el piano de "England" y recuperan más cuerpo aún con "Graceless". ¡Por dios, esos versos "Is there a powder to erase this?Is it dissolvable and tasteless? You can't imagine how I hate this" son pura genialidad y todo un placer poder cantarlos en un concierto! "Fake Empire" suena épica y es cantada al unísono por todos -si quedaba algo de garganta y fuerzas, claro- y se arrancan con "Mr. November" que tiene que volver a empezar porque Matt ha roto el micrófono de tanto golpearse la cabeza con él pero es que no parará durante todo el concierto. 

Bebe y tira las botellas al aire, arroja y castiga el soporte del micro y lo arroja contra el suelo, se golpea el pecho y resuena por todo el pabellón los golpes que se da en la cabeza. Pero la locura, la locura máxima llega con "Terrible Love" y esa tormenta de electricidad que sacude a todo el público y, para colmo, Matt se mete entre las primeras filas, por los laterales, sube a los palcos mientras el personal de seguridad hace lo imposible para que la gente le deje avanzar y el cable del micro no se enrrolle. Aplausos, caras de felicidad y una última sorpresa, desenchufan los instrumentos y Matt, sin micrófono y a gritos termina encaramado a la valla de seguridad de las primeras filas mientras arenga con el puño y entona "Vanderlyle Crybaby Geeks" completamente a capella; "Man, it's all been forgiving. Swans are a swimmin', I'll explain everything to the geeks, I'll explain everything to the geeks, to the GEEEEEEEEEEKS…" y el que no se emocionó es porque, simple y llanamente, no tuvo corazón…

© 2014 J.Cano
Fotos de @NananaEva, 
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