Crítica: Interpol "El Pintor"

Complicado no dejarse llevar por la emoción, tras casi una docena de escuchas desde su publicación en streaming por NPR, y no mostrarse entusiasmado ante el nuevo trabajo de Interpol. Han sido cuatro años muy largos y más aún si tenemos en cuenta que su último disco, el homónimo "Interpol" (2010), no cubrió la expectativas de propios y extraños pero hay que hacer el ejercicio de mantener la cabeza fría y analizar el nuevo disco del grupo. Atrás quedó Carlos Dengler y quizá muchos le lloremos y eternamente echemos de menos su alargada figura y rictus circunspecto, la estética alemana de su primera época y su forma seca y contundente de tocar el bajo, sumada a la voz de Banks, la guitarra de Kessler y el ritmo cuadriculado de Fogarino que, al fin y al cabo, fueron los auténticos pilares sobre los que se cimentaron la música de los neoyorquinos pero es absurdo echarle en falta a estas alturas porque Interpol llevan ya mucho tiempo andando sin él aunque "El Pintor" sea su primer disco sin el bajista. Cuatro años en los que muchos llegamos a dudar de la continuidad del proyecto y cuál sería el siguiente paso del cuarteto, ahora convertido en trío. Grabado en los Electric Lady Studios y los Atomic Sound de Nueva York y producido por el propio grupo con la ayuda de James Brown y el trabajo de nuestro viejo conocido Alan Moulder en las mezclas, "El Pintor" (acrónimo del nombre del grupo), se siente a ratos más sólido que su anterior entrega aunque al acabarlo uno tenga la sensación de que Interpol están enfrascados en una batalla a medio camino en recuperar su esencia más que nunca y encontrar una dirección tras el callejón sin salida al que llegaron en su anterior álbum, el bajo -tocado por el propio Paul Banks- pierde la gravedad resonante de Dengler para sobrecargarse de fuzz en ocasiones, como en "Everything Is Wrong", o desaparecer por completo en la mezcla de canciones como "Anywhere" o "Same Town, New Story". A todos aquellos que piensen que lo complicado de sustituir en un grupo son la guitarra o la voz, les recomendaría escuchar los tres primeros discos de Interpol y pincharse en vena éste último para apreciar lo necesario del bajo y sus líneas en la base rítmica, no basta con subir el volumen al resto de instrumentos para opacar el resultado, me sorprende que Moulder -tan amigo de resaltar los graves y conceder importancia a la base además de darle brillo- haya mezclado este disco.

Por contra, la guitarra de Kessler, como demuestran la inicial "All The Rage Back Home", "My Desire", el autoplagio de "Anywhere" o la, sin embargo bonita, introducción de "Same Town, New Story", brilla con luz propia a lo largo y ancho del álbum pero por el protagonismo otorgado no por la genialidad de éste. Y es que en ocasiones el resultado llegue a ser ligeramente cargante cuando nos damos cuentas que está jugando cromáticamente con las mismas notas de un fraseo (para muestra un botón en la anteriormente mencionada "Same Town, New Story" y "My Blue Supreme") mientras que Fogarino, como él mismo nos ha recordado en multitud de ocasiones, se limita a marcar el ritmo cuadriculado y marcial de una caja de ritmos en las diez canciones del disco, once si tenemos en cuenta "The Depths".

En "El Pintor", tras la inicial alegría de volver a escuchar la voz de Banks, echo de menos una "canción-río" tan típica del grupo y con la que nos introduzcan en el disco, a cambio tenemos "All The Rage Back Home" que comienza con calma y pronto cambia el ritmo; "And we went over again, my head about, oh the feeling… She said you don't need time" para llegar a un estribillo en el que, aunque hay intensidad y sea acertado, nuestro corazón neoyorquino pide más aún; "I keep falling, maybe half the time, maybe half the time". Encontramos casi todos los elementos reconocibles del grupo y, a pesar de ser una de las que ya hemos escuchado hasta la saciedad junto con "Ancient Ways", no es lo mismo escuchar la canción de manera independiente que integrada dentro del contexto del álbum. Las segundas voces y los arreglos nos intentan hacer llegar al clímax mientras el tema se deshace entre las manos por culpa de un horroroso "fade out" totalmente indigno de un grupo como Interpol en pleno 2014. Es cierto que odio que las canciones no acaben, que se desvanezcan, pero nunca podría haberme imaginado que Interpol dejaría el final de la primera canción sin un acople de Kessler o un platillazo de Fogarino y lo peor de todo es que harán lo propio con el final de "Twice As Hard". 

Ahora es el momento en el que el lector piensa que no amo a Interpol y lloro desconsoladamente mientras escribo, que soy un esnob porque justifico mi crítica al grupo de sus entretelas en base a los finales de dos canciones pero tengamos en cuenta que lo que tenemos entre las manos no es una maqueta, ni el disco de un grupo de segunda división sino todo un artefacto, un producto tras el que hay mucha gente involucrada, muchas horas de trabajo, dinero e ilusiones. Me sorprende que nadie se percate de que un grupo tan joven como Interpol -y con tanto por demostrar justo ahora- sea incapaz de justificar su posición en primera línea, no sólo con unas composiciones dignas sino también trabajadas hasta la extenuación. No es que dos canciones acaben en "fade out" y se me tache de maniático de la producción, es que "Same Town, New Story", "My Blue Supreme" y "Everything Is Wrong" acaban con idéntico arreglo en la mezcla final y esto, sumado al poco estimulante trabajo de Kessler desde el punto de vista técnico, nos hacen a la idea de lo que nos podremos encontrar en "El Pintor". Buenas ideas pero canciones que no terminan de romper.

Fogarino clava el comienzo de "Ancient Ways"y volvemos a escuchar a Interpol haciendo de sí mismos, nada que objetar, como sus propios imitadores no tienen rival, algo de cuartelillo hay que otorgarle a "El Pintor" y es que las atmósferas son ligeramente intensas pero no crudas a pesar de ser supuestamente un trío, con todo lo que ello implica en el formato básico del mismo; pero por mucho que lo sean, siguen teniendo dos guitarras y de trío tan sólo tienen los vídeos y las fotos promocionales. La introducción de Kessler en "My Desire" es lo mejor de la canción y, hasta el momento, de todo el minutaje, el cambio de tono y la dramática subida de tensión con la voz doblada de Banks hacen que la canción gane enteros como el ritmo machacón de "Anywhere" pero atrás quedó la fuerza de "Our Love To Admire" (2007) y temas como "The Heinrich Maneuver" o "Mammoth". "El Pintor" también tiene grandes momentos como "Same Town, New Story" con esa capacidad ensoñadora que nos lleva a la madrugada y Banks es capaz de cargarse con todo el peso del mundo sobre sus hombros. "My Blue Supreme", sin embargo, es totalmente prescindible y llega un punto en el cual creemos estar asistiendo a la segunda parte de "Same Town, New Story" por culpa de la guitarra de Kessler. No pasa nada, un poco de fuzz en el bajo de "Everything Is Wrong" (¡anda, si suena un bajo y en primer término!)  y algo remotamente parecido a energía en el estribillo pero no, no termina de arrancar.

"Breaker 1" recupera la atmósfera opresiva de los mejores Interpol y acierta en el blanco, se escucha a un grupo que intenta madurar a pesar de que la canción no esté precisamente entre lo mejor de su producción pero la repetición mántrica de Paul Banks consiguen su efecto hipnótico mientras que "Tidal Wave" (prescindiendo de Brandon Curtis y con la ayuda de Roger Joseph Manning, Jr), a pesar de los vaivenes, naufraga y parecen tan sólo cuatro minutos de búsqueda o de espera con un estribillo predecible -según se mire- hasta la final "Twice As Hard" injustamente situada en última posición que, a pesar de su ritmo cansado y el incómodo final ya comentado, sí que cierra "El Pintor", por lo menos, de manera digna (quizá también gracias a esa atmósfera creada por los arreglos de Rob Moose) a no ser que tengas "The Depths" y esos incómodos e innecesarios cuatro minutos aporten menos que más al resultado final del disco, en los cuales apreciamos que Kessler sigue en sus trece y la canción carece por completo de emoción.

Ahora que todo el mundo tiene un crítico en su interior, que todos somos expertos conocedores de la obra de Ian Curtis y tras el anonimato de una web tenemos más huevos que Lester Bangs y más conocimiento que Chuck Klosterman juntos, es fácil deshacerse en elogios con "El Pintor" pero seamos sinceros, es un disco de transición. Nos puede doler porque son Interpol pero; ¿qué canción les pedirás en directo "Tidal Wave" o "Untittled", "Slow Hand", "Evil" o "My Blue Supreme"? Que encuentren pronto el camino de vuelta antes de que nos larguemos el resto y sólo queden los incondicionales...

© 2014 Jim Tonic