Crítica: Stratovarius "Destiny"

Difícil se presenta repasar y recorrer la discografía de Stratovarius sin detenerse en su "Destiny" (1998), una parada obligatoria al estar delante de uno de sus mejores y más valorados discos de power, tanto por sus seguidores más acérrimos como por la crítica especializada. Posiblemente tanto Tolkki como Kotipelto  estuvieran atravesando en aquel momento por una fase en la que no eran ni medio conscientes del poder compositivo que tenían cuando se juntaban a hacer música. No era la primera vez que lo hacían, estos son de los que repiten las hazañas; dos veces antes ya habían operado de manera similar gestando sendas obras maestras como eran "Episode" (1996) y "Visions" (1997). Parecía que sus recursos eran ilimitados y que sus fuentes inspiratorias jamás se secarían, tenían un don y una gracia especial para hacer prácticamente y sin despeinarse un disco de un nivel altísimo año tras año; del 94 al 98 no tuvieron un sólo segundo de descanso, desde "Dreamspace" hasta "Destiny" todo fue un sin vivir por la música y la pasión.

"Destiny" llegaba tras el exitoso "Visions", disco este último que les catapultó definitivamente al Olimpo del power. "Visions" fue el disco que les puso en su sitio, con el cual se hicieron realmente conocidos a nivel mundial, abandonando de una vez y para siempre el underground oscuro e inmundo. "Episode" fue un primer simulacro, aunque canciones como "Black Diamond", "Paradise" o "The Kiss Of Judas" fueron las causantes de que Stratovarius se posicionaran en un estamento superior y privilegiado. "Destiny" no hizo otra cosa que mantenerles en el nivel que habían alcanzado sus dos predecesores; es cierto que algunos (los más torpes) quisieron ver en él determinados elementos progresivos con los que hasta ese momento la banda no había coqueteado, pero nada más lejos de la realidad. No quiero entrar en debates tontos sobre si un tema es ó deja de ser progresivo, aunque soy de los que pienso que una canción de 10 minutos no es para nada sinónimo de ser progresivo. "Destiny" como canción es una obra maestra, un tema que te adentra en los sueños que siempre construyen Tolkki y de Koltipleto, donde el buen cantante finés no deja de lapidarnos con una de sus frases más emotivas y dolorosas que jamás haya cantado: "Yo podré manejar mi vida, tú podrás controlar la tuya... pero jamás tu Destino"...

"S.O.S." te engancha desde el primer segundo, cuando los coros y las fantasiosas guitarras de Tolkki deciden atraparte y hacerte prisionero guiado por su armonía y su  estridente delirio. Es uno de los singles más alucinantes que tienen, una de las canciones más maravillosas que jamás hayan escrito; podríamos posicionarla a la mima altura que su "Hunting, High And Low" del perfeccionista "Infinite" (2000). Señoras y señores, aquí no hay trampa ni cartón, "S.O.S." tiene todos los ingredientes que tiene que tener cualquier gran tema de power metal; armonía, melodía a raudales, estrofas cortas y estribillos con sin fin de elementos pegadizos y épicos . Con "No Turning Back" retroceden un par de años al pasado, al sonido "Episode", haciendo un tema menos lírico que los dos primeros y al contrario mucho más rápido y solvente, un tema que transcurre en un abrir y cerrar de ojos gracias a la potente guitarra y el explosivo doble bombo heredado de la época más añeja y con mayor solera de "Father Time" o de "Will The Sun Rise?".

Los adornos y los elementos más pomposos vuelven a aparecer cuando cae la otoñal "4000 Rainy Nights", mientras que "Rebel" es un salto al vacío, una caída al abismo más perturbado y desequilibrado conducido por los irracionales teclados de Johansson y los desdichados parches de Jorg Michael; dos de los mejores músicos del mundo con sus respectivos instrumentos, como bien queda plasmado y acreditado en este tema. "Years Go By" no te deja indiferente, no es una balada más, tiene un componente exponencial de sensibilidad al que no estamos acostumbrados; estamos frente a una preciosa canción que desprende dulzura y sentimiento por todos sus costados, un tema hecho con el alma y el corazón, con un Kotipelto cantando sin titubeo alguno, de forma muy seria y directa, muy seguro en todo momento de sí mismo y de su capacidad vocal.

"Playing With Fire" es un himno, un pura sangre que cuenta con el factor sorpresa  y novedoso con el que estos cinco pedazo de músicos  siempre tratan de sorprendernos tema tras tema y álbum tras álbum. Siempre se puede complicar todo un poquito más, todo tiene una vuelta de tuerca si Stratovarius está por le medio y enredando entre sus entresijos; la más simple de las canciones la convierten de la forma (aparentemente) más sencilla en arte e ingenio, que se lo digan sino a "Venus In The Morning", una composición que en cualquier otro grupo sonaría simplona y anodina, pero que una vez desmenuzado y cocinado por el talentoso quinteto suena a gloria bendita.

"Anthem Of The World" es otra de las grandes, un corte al que tendríamos que adjudicarle el calificativo de excepcional y extraordinario. Se convierte sin querer en una de las joyas más valoradas y con mayor versatilidad de "Destiny", gracias a su carácter hímnico y épico, ya que contiene en su haber los mejores estribillos del disco, donde Kotipelto se dedica simplemente a cantar como los ángeles, regalándonos siempre y en todo momento de su voz limpia y aguda; todo un don con el que los dioses han querido premiarle. Tolkki por su parte se convierte en un máquina perfecta de hacer riffs, le ha tocado la difícil labor de convertirse en el ejecutor y en el verdugo del aburrimiento y de la linealidad con el que siempre parece que está jugando el power metal...y os puedo asegurar que la cumple con creces.

La espídica "Cold Winter Nights" es la encargada de poner el punto y final a un grandísimo álbum así como la encargada de escribir el epílogo a una de las épocas más fructuosas de uno de los pocos grupos que se han atrevido a tratar a la música de tú a tú.



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