Concierto: Bruce Springsteen (Madrid) 17.06.2012

SETLIST: Badlands/ No Surrender/ We Take Care Of Our Own/ Wrecking Ball/ Death to My Hometown/ My City of Ruins/ Spirit in the Night/ Be True/ Jack of All Trades/ Youngstown/ Murder Incorporated/ She's the One/ Talk to Me (con Southside Johnny)/ Spanish Eyes/ Working on the Highway/ Shackled and Drawn/ Waitin' on a Sunny Day/ Apollo Medley/ The River/ Because the Night/ My Love Will Not Let You Down/ The Rising/ We Are Alive/ Thunder Road/ Rocky Ground/ Born in the U.S.A./ Born to Run/ Hungry Heart /Seven Nights to Rock (Moon Mullican)/ Dancing in the Dark/ Tenth Avenue Freeze-Out/Twist and Shout (The Isley Brothers)/

Asistir a un concierto de Bruce (porque los que le amamos nunca lo hacemos por su apellido o por su apodo, "El Boss", sino que le tratamos por su nombre de pila como si le conociéramos personalmente y nos tomásemos unas cervezas con él cada viernes) es algo mucho más importante que asistir a un simple concierto; es una comunión con el Rock, una cita ineludible con un amigo de verdad, una celebración de la vida de la cual salimos renovados espiritualmente y a todos aquellos que esto les parezca exagerado quizá, el mejor remedio, sería asistir a una de esas noches en las cuales Bruce te hace sentir parte del espectáculo creando una conexión inexplicable con todos y cada uno de los miles y miles de personas que abarrotan los estadios de sus giras. 

Nuestro décimo concierto de Bruce no podría haber sido mejor. Después de publicar un disco rupturista, a nuestra manera de ver, como "Wrecking Ball" (2012) quizá más oscuro que los anteriores, mas innovador en cuanto al uso de las bases rítmicas y con unas letras durísimas que sesgan en dos la actual situación económico-social en la que estamos todos envueltos por culpa de esta maldita crisis, se ha enredado de nuevo en una gira mundial en la que sus conciertos vuelven a pasar de las dos horas y media e incluso, en algunos, rozas las tres horas y media. Por no hablar de la gran falta sobre las tablas que supone la pérdida de Clarence Clemons; un músico y un amigo imprescindible para entender el sonido de Bruce tanto en estudio como en directo. Así, pues, Bruce se presentaba en Madrid, con gran expectación aunque, como ya se sabe con él, con todas las papeletas para dar otro concierto histórico, lleno de fuerza, ganas y energía. Sí, me gusta Bruce Springsteen y a ti, que lees esta crónica, te gustará mucho más cuando termines de leerla.

A Bruce se le quiere en todo el mundo pero hay una conexión especial con España y lo sabemos ambas partes, tanto él como nosotros. Desde el mítico concierto de 1981 en Barcelona en el cual se cuenta que el propio Bruce se quedó pasmado por la respuesta de un público con ganas de más y más tras una situación política asfixiante, pasando por el antológico de 1993 en Madrid en el cual miles de espectadores no dejaban que se fuese del escenario o la grabación del DVD de "The Rising" en Barcelona. Bruce es tan español como norteamericano y cada vez que pisa nuestro suelo (que, por suerte, es muy a menudo) él siente que está de vuelta en casa y nosotros que ha venido nuestro amigo. Cuando algunos dicen que el Rock ha muerto es porque nunca han estado en los alrededores del estadio en el que Bruce va a tocar. La expectación y la inquietud se palpan en el ambiente, la excitación por verle crece y crece y, ni aún ya dentro del estadio, sentados o apiñados en la pista, la gente no liberará toda esa emoción contenida hasta que Bruce, nuestro Bruce, salga al escenario con su Fender Telecaster o Esquire colgada al hombro y nos jalee él a nosotros y Max sacuda el primer baquetazo. Entiende a sus fans y nos da lo que queremos en todo momento, ninguno como él para calentar su propio concierto. ¿Para qué teloneros?

Aún de día y con media hora de retraso, toman el escenario Garry Tallent, Nils Lofgren, Max Weinberg, Roy Bittan, Little Steve y Bruce, sin concesión alguna interpretan un "Badlands" que anuncia una noche épica y todos, todos los allí reunidos la cantamos. Sin respiro, "No Surrender" como un torbellino y la primera de "Wrecking Ball" , "We Take Care Of Our Own" que suena aún más impactante en directo que en estudio pero es con "Wrecking Ball" en donde el concierto alcanza unas cotas de emoción insospechadas. Llevamos tan sólo cuarto de hora y ya hemos llegado al primer estadio del clímax, Jack Clemons sopla como si se fuese a acabar el mundo y los constantes cambios de ritmo dejan con ganas de más a todo el estadio que canta al unísono; "And hard times come, and hard times go" porque es verdad que los malos tiempos han llegado pero también que se irán, ¿y qué mejor manera de exorcizarlos que cantando ese mantra con Bruce?

El toque irlandés llega con "Death To My Hometown", una de las más celebradas del último disco y volvemos a otro clímax con "My City Of Ruins". "¿Estamos echando de menos a alguien?" -nos pregunta Bruce. "Esta es una canción de holas y adiós, de aquello que perdemos pero queda para siempre. ¿Estamos echando de menos a alguien?" y el clamor de la gente le hace saber que sí. La canción se desarrolla muy diferente a como lo hacía en la gira de "The Rising" y en la parte central, Bruce vuelve a intervenir; "Si vosotros estáis aquí y nosotros también, puede que ellos también estén aquí. ¡Que escuchen nuestros golpes!" y se hace el silencio en el escenario para que todos (ellos y nosotros) hagamos todo el ruido posible con nuestras manos y, por un momento (por un sólo momento) Danny y el gigante de Clarence parecen estar de vuelta entre nosotros, brotando de nuestras palmas.

Después de emocionarnos, nos dispara con un "Spirit In The Night" que sabe a gloria, la calmada "Jack Of All Trades" dedicada a todos aquellos que, en estos momentos, están luchando. Se arranca un "Youngstown" surgido del mismísimo infierno y hace un guiño a sus incondicionales con "Murder Incorporated" y "She's The One". La nota divertida llega con "Talk To Me" cantada a dúo con Southside Johnny; "Cuando tienes enfrente de ti a una mujer guapa tienes que suplicar" y Bruce no duda en imitar a Barry White para divertirnos a todos.

No nos da tiempo a respirar, baja entre su público y arranca un cartel. "Spanish Eyes", una auténtica primicia procedente de "The Promise" pero en esta montaña rusa que es un concierto de Bruce, el ritmo vuelve a subir con "Working On The Highway" y la rítmica "Shackled and Drawn". No nos da tiempo a recuperarnos cuando se cuelga la guitarra acústica y entona una festiva "Waitin' on a Sunny Day" en la que un niño del público toma el protagonismo y canta el estribillo. Es tiempo de soul y Bruce maneja el registro con la ayuda del coro. El tiempo pasa rápido y ya llevamos una veintena de canciones cuando el escenario se torna azulado y dedica "The River" a Nacho Hurtado y su familia. "Está en nuestras plegarias", es increíble la cantidad de sentimientos que uno llega a sentir cuando la escucha en directo pero la intensidad seguirá subiendo con un "Because The Night" que hace que todos nos dejemos la garganta en el estribillo, la noche es para los amantes, sí, pero ésta es de Bruce y él lo sabe. Pone la directa con "My Love Will Not Let You Down" y la coreadísima "The Rising" para bajar las revoluciones con "We Are Alive" y la inmortal "Thunder Road".

El concierto roza lo sobresaliente a pesar de los constantes fallos de sonido y acoples pero el tren de la E Street Band va tan pasado de vueltas que no repara en ellos, "Rocky Ground" gana enteros fuera del disco y "Born In The U.S.A." levanta a todos de sus asientos, la canción más antipatriótica de todas las escritas, la más malinterpretada de todo el repertorio de Bruce corona una noche mágica. "Born To Run", mi décimo "Born To Run" y uno de los mejores, no puedo parar de cantar y mirar a Bruce como golpea su Telecaster. Parece que todo ha acabado, que ha sido un sueño pero no, "Hungry Heart" y todos somos amigos de Peter por esta noche, la cantamos y seguimos los divertidos movimientos de Bruce hasta "Seven Nights A Rock" y un acelerado "Dancing In The Dark" en el que parece que las cuerdas de su guitarra se vayan a romper contra el soporte de micro como si de un slide se tratase. En "Tenth Avenue Freeze-Out" vuelve a hacer aparición "el gran hombre" y la música vuelve a detenerse mientras decenas de imágenes de Clarence son mostradas en las pantallas, en silencio de nuevo y únicamente con nuestros aplausos. ¿Puedes oírnos, Clarence? Abandonamos el estadio y suena "Twist And Shout" entre gritos de histerismo. Hace hora y media que el concierto de Bruce ha acabado, todavía me zumban los oídos tras más de tres horas y media de buena música, creo que soy feliz y sí, Clarence nos sonríe, de eso no hay duda, debe estar orgulloso, como Nacho.

© 2012 Jack Ermeister