Crítica: Bush "The Sea Of Memories"

Corría el año 94 y a Bush les metieron en el saco alternativo, en el despectivo apartado de "post-grunge", una etiqueta bastante estúpida (como todas) pero que define bastante bien los restos del naufragio en el que se convirtió aquel movimiento que tantos buenos momentos nos ha proporcionado. Es verdad que las potentísimas guitarras llenas de distorsión, mezcladas con las fáciles melodías pop del grupo, las ligeramente pesimistas/existencialistas letras de Gavin Rossdale y su voz (acompañado del físico de éste y de un público y una crítica hambrientos por encontrar a los próximos Nirvana) hicieron el resto. Tampoco mentiríamos si afirmamos que les vino bien; en poco tiempo comenzaron a vender millones y a hacer interminables giras.

Pero el mercado se saturó y, de la noche a la mañana, conforme todos estos grupos "post-grunge" intentaban evolucionar y cambiar (algo bastante lógico y honesto, por otra parte), las discográficas estaban más interesadas en encontrar a otros Oasis (la muerte de Cobain marcó el final de una época y a ésta le siguieron todo tipo de modas a cada cual más tonta y todas auspiciadas por la prensa musical internacional que se empeñaba en encumbrar a cualquiera y sembrar la polémica) y Bush murieron en su tercer disco "The Science of Things" (1999) en el que coquetearon con nuevas sonoridades (la música electrónica parecía la gran salvadora) y esto no sentó demasiado bien a los pocos fans que le quedaban al grupo después de tres años de sequía.

Luego llegó un apático nuevo disco llamado "Golden State" (2001), la separación y el consabido recopilatorio por parte de la discográfica. Bush estaban acabados y Gavin lo intentó de nuevo bajo una nueva formación llamada Institute (que sonaba razonablemente bien), un disco en solitario llamado "Wanderlust" (2008) entretenido pero sin fuerza y ahora vuelven con "The Sea Of Memories" (2011) para intentar recuperar el ritmo y su lugar en la actualidad.

No te voy a engañar, no han inventado la rueda pero por lo menos los ecos grunge se han disipado lo suficiente como para evitar toda crítica pero también, por desgracia, para que pierdan parte de su identidad y, sin embargo y al mismo tiempo, suenen más frescos y originales que nunca, todo un contrasentido. Las guitarras potentes siguen ahí y, lo mejor de todo, la voz de Rossdale que no ha perdido su característico tono que a todos nos enganchó a mediados de los noventa. Olvidémonos de la tontísima (por simple) portada del nuevo álbum y vayamos al contenido. 

Anteriormente llamado "Everything Always Now" y ahora "The Sea Of Memories" ("El mar de los recuerdos"), el quinto disco de Bush está producido por Bob Rock y suena bien a pesar de que éste fue el productor que devoró a Metallica y a otros tantos buenos grupos que se confiaron en sus manos (¿Cómo es posible que produjese el "Dr.Feelgood" de los Crüe y luego a un grupete adolescente como The Moffatts?) pero ahora debe estar en estado de gracia ya que Mötley Crüe y Offspring han decidido trabajar con él para sus próximos álbumes en un momento en que Rubin es el gurú a seguir. Tampoco había por qué alarmarse, Bush no son Metallica, Bon Jovi ni Crüe, no tienen tanta personalidad ni presencia pero el que hayan fichado a Rock es suficiente como para entender lo que quieren; vender.

"The Mirror Of The Signs" es un comienzo potente e intenso como para un buen disco de retorno, la voz de Gavin susurra y te lleva hacia un estribillo demasiado lento pero suficiente como para enganchar. A "The Sound Of Winter" ya la hemos podido escuchar en directo y mejora la nota final, nos devuelve a los Bush de los noventa pero más calmados, no se han olvidado de las distorsiones de las guitarras pero ya no son potentes quintas llenas de cuerpo sino rasgueos con los que intentan crear atmósferas llenas de sentimiento, con un tono melancólico. Por un lado es preferible este cambio de tercio ya que no se han estancado pero uno no deja de echar de menos canciones como "Little Things" que aunque eran muy obvias sonaban fantásticas. Eso sí, el video es malísimo y su comienzo parece el hermano pequeño de "Yellow" de Coldplay (ver para creer).

"All My Life" es el adelanto que el grupo ha querido regalar a sus fans a través de internet, un bonito medio tiempo con un sonido muy diferente al resto, quizá por eso han querido que sea lo primero que se conozca de su nueva obra, a modo de ruptura con el pasado. "Afterlite" me recuerda al tipo de fraseos utilizados en "The People That We Love (Speed Kills)" pero el tema consigue levantar el vuelo justo en el estribillo convirtiéndose en una de los mejores, es todo un single en potencia, quizá deberían habernos dejado conocer este nuevo disco con una canción así como promoción, se pega poco a poco. En "All Night Doctors" llega la gran sorpresa, piano y voz acompañados de brochazos de distorsión, una de las mejores del nuevo disco. "Baby Come Home" podría haber sido incluida en cualquiera de los discos anteriores mientras que "Red Light" es la que suena más fresca e innovadora de todo el conjunto. "She's A Stallion" baja el nivel y es que cuando un grupo quiere copiarse a sí mismo ya se sabe...

Si la segunda cara de este disco prometía algo diferente con "All Night Doctors" o "Red Light"; "I Believe In You" nos devuelve a los Bush de toda la vida, aquellos de "She's A Stallion" o "Stand Up" que tampoco es mala pero no aporta nada al álbum. "The Heart Of The Matter" suena increíble pero no deja de ser un tema flojo bajo una buena producción, aprobada por los pelos gracias a la carismática voz de Rossdale. "Be Still My Love" nos dice adiós con un bostezo en un disco en el que uno tiene la constante sensación de ver buenas maneras que no terminan de cuajar, en el que se agradece el esfuerzo y las ganas pero que no convence, si lo llegan a sacar Foo Fighters habrían vendido millones y tocarían ante miles de personas pero son Bush y les veremos en directo unos pocos nostálgicos en Noviembre y allí sí que no habrá canción mediocre alguna.

© 2011 Capitán Koons