Crítica: Ænigmatum "Deconsecrate"

Tengo que reconocer que el debut de los de Oregón, “Ænigmatum” (2019), atrajo mi atención lo suficiente como para que esperase con ganas este segundo álbum, “Deconsecrate”. Para todos aquellos que no los conozcan, la banda practicaba una suerte de blackened death metal que llamaba la atención por sus melodías y capacidad técnica, pero lo logrado en este nuevo álbum supera con creces mis propias expectativas. Ænigmatum han crecido en poco menos de dos años a unos niveles que, manteniendo su esencia, cuesta reconocer a una banda tan joven cuando a su mezcla de ennegrecido death hay que sumarle progresivo e incluso grind, primando -eso sí- la melodía y, cómo no, su habilidad instrumental. Bajo la enigmática portada de Ivory Crux y repitiendo con Julian Silva en la producción. “Deconsecrate” se abre con el caos controlado de "Forged from Bedlam", como carta de presentación, y el oyente habitual se percatará del cambio sufrido, mientras que el casual alucinará con la nitidez de la grabación y cómo los músicos clavan la interpretación, en un disco en el que todo suena brutal, pero bajo una técnica apabullante. Kelly McLaughlin muestra una garganta profunda y rasgada, mientras él y Lundgren desatan una tormenta eléctrica en el pulso de sus guitarras, sobre un ondulante y trabajadísimo bajo de Rush y un batería de matrícula de honor como Williams. Una canción mayúscula, con un riff monstruoso que nos atrapa desde el primer segundo.

 

"Undaunted Hereafter" y “Fracturing Proclivity” muestran esa mezcolanza entre death, black y grind, en un álbum en el que hay tanta riqueza de influencias, tanto gusto por el detalle y mimo en el acabado que se convierte en una maravilla para el oyente. Canciones grandes, con naturaleza de monstruos gigantescos, introducciones épicas y torbellinos cuando la banda entra a degüello, "Disenthralled", con riffs que recuerdan a la grandeza noruega pero también a los Death de Schuldiner más complejos. Por otro lado, cuando Ænigmatum quieren oscuridad no hay quien les gane, “Fracturing Proclivity” muestra influjo oriental en sus guitarras, pero también negrura y un toque de grind cuando la banda se encabrita, y cierto regusto a los Opeth más brutales y enrevesados. Esta es la magia de la música, la magia de una banda que se lo curra y punto.

 

“Floods Within a Splintered Cortex” no es más que un interludio que hilvana ambas partes y da inicio a “Larker, Sanguine Phantom”, tan brillante como las anteriores, mostrando la brutalidad de unos músicos que no olvidan la sensibilidad y el arreglo por buscar la agresión, el bajo de Rush toma el protagonismo hasta que se une la batería de Williams para crear tensión en un largo pasaje y llevarnos a "Despot Of Amorphic Dominions" y descubrirnos que todo encaja como un puzle, que un disco como “Deconsecrate” no puede ser fruto del azar sino del trabajo, que cuando concluyen con “Animus Reflection” no es porque les sobrase una composición o no supiesen dónde colocarla sino que el álbum entero posee cohesión y una estructura tan pensada como cada uno de sus riffs.

 

Desconozco si Ænigmatum continuarán por esta senda y se convertirán en los gigantes que están llamados a ser o, por el contrario, perderán fuelle con el paso del tiempo. Lo único que sé es que “Deconsecrate” es uno de los mejores discos de metal de este año, junto con Dvne, y ya por eso tienen todo mi respeto. La clara constatación de que la suerte es tan sólo un empujón, que detrás hay tanta constancia y tesón, como talento…


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