Crítica: Cadaver "Edder & Bile"

No es ningún secreto que Cadaver (Neddo, mejor dicho) es uno de los grandes secretos de la fría Noruega, no para el aficionado al metal extremo, sino para el gran público; ese que prefiere posar en Instagram con cervezas y vinilos de colorinchis pero con el que luego hablas en privado y no saben, es todo envoltorio. Ningún problema, Cadaver, además un marasmo de EPs, debutó con "Hallucinating Anxiety" (1990), el sobresaliente "...in Pains" (1992), la brutalidad que es "Necrosis" (2004) y ahora, Neddo, se marca un disco como "Edde And Bile" (2020) junto al simpático Dirk Verbeuren (que lleva prestando sus servicios tras los parches desde 2004), en el que, además de invitados de lujo Jeff Becerra (Possessed) o Kam Lee (Massacre, entre muchos otros), puede presumir de uno de los lanzamientos de este año, al que todos estamos deseando dar puerta, en el que hay tanta despreocupación por quitarle seriedad a todo (desde las letras, hasta su horrenda portada) como un disco de metal repleto de composiciones efectivas, a un grandísimo nivel, con una instrumentación acertada y técnica, con Verbeuren en un estado de forma impresionante y una producción, Adair Daufembach, plenamente efectiva que logra redondear en contundencia al trabajo de Neddo y Dirk, conformando un producto sólido, en el que nunca bajan la guardia, repleto de clichés (es verdad, no lo niego) pero tan acertados, con tan buen gusto, que "Edde And Bile" entra de un tiro y produce auténtico placer cuando es escuchado.

 

La matanza comienza con “Morgue Ritual” y Verbeuren sin respiro, golpeándonos sin piedad, dejándose la piel, la voz rota de Neddo y su guitarra. ¿Qué más puedo pedirle a un disco de metal? Death metal a mil revoluciones, sonando terriblemente bien, tan afilado como para acercarse al cáustico black pero sin perder sus señas de identidad. “Circle of Morbidity” cuenta con el mítico Jeff Becerra, de nuevo es una auténtica agresión sónica, Verbeuren no da muestras de agotamiento, su batería suena precisa y con una pegada increíble, mientras Neddo y Becerra se alternan, mientras que “Feed the Pigs” con Kam Lee, gruñendo como un perro rabioso y, cómo no, Dirk marcando el tempo con fiereza, se convierte en un puñetazo directo a nuestra nuez. Me gusta “Final Fight” por el cambio de compás, por su melodía, su inmediatez y cómo se parece desatar la furia en su puente, como “Deathmachine” o “Reborn”, parecen pisar el acelerador aún más, mientras que en “The Pestilence” se acercan a un death más clásico. Siete canciones entre las que, honestamente, no encuentro un solo signo de debilidad, en las que no nos dan tregua alguna, y sólo hay ganas de grabar un buen disco de metal. "Edde And Bile" cierra el círculo del álbum en su octavo corte, Verbeuren suena tan sobrado que parece una auténtica caja de ritmos mientras que Neddo parece calmarle en las estrofas y cantar con más rabia y desprecio que nunca.

 

Y es que en “Years Of Nothing”, volvemos a la melodía, al blackened death para terminar emputeciéndose pasándose de vueltas, con Neddo ejecutando un disonante solo más propio de Slayer que de Cadaver, y una más pausada, profunda y pesadísima “Let Me Burn” en la que el riff de Neddo parece contener los arrebatos de Dirk y un riff en el que sentimos el espíritu de Hanneman pero, esta vez sí, un solo más melódico y un final crujiente y atmosférico. Un álbum perfecto para acabar el año y olvidarlo o darle muerte a ritmo de buen death metal, puede que estos doce meses no hayan sido los mejores para nadie, incluida la propia industria musical, pero para los aficionados está siendo un auténtico vergel de buena música. "Edde And Bile" se merece entrar, sin ningún tipo de reserva, entre los mejores discos de metal de este 2020.


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