Crítica: Chrome Division “One Last Ride"

Quizás porque Shagrath siempre ha dejado bien claro que Chrome Division son un pasatiempo y le concede el espacio que se merece, quizá porque el quinto álbum de la banda está destinado a ser el último y con el que cierren su carrera, quizá también por el regreso de Eddie Guz o simplemente y, como ellos mismos se pavonean; las canciones de Chrome Division nacen de la auténtica espontaneidad y la alegría de vivir el momento, que “One Last Ride” (2018) entra tan bien y sabe tan refrescante porque, como insiste el propio Shagrath, este no es un proyecto ideado para hacer dinero sino para pasarlo bien con sus amigos sobre el escenario e interpretar la música que le apetece. Y es que no es de extrañar que muchos músicos se alejen de las bandas que les han dado la fama, la gloria y, por qué no, también el dinero para, cuando se han convertido en pesados monstruos con una gran maquinaria detrás, buscar el favor del público alejados de los focos y sobre escenarios de unas dimensiones que les permitan saborear de nuevo lo que más aman, lejos de los grandes montajes, festivales, nervios e histerismos de sus seguidores. Así, Shagrath, parece dejar con gusto las labores vocales a Guz (con quien grabaron “Doomsday Rock 'n Roll” en 2006 y “Booze, Broads and Beelzebub” en 2008) y se cuelga la guitarra al hombro, sin maquillaje alguno o arreglos sinfónicos tras de sí, para interpretar canciones de hard rock directas al hueso, de esas que a uno le gusta poner a todo volumen en el coche y que no exigen mayor esfuerzo que una cerveza en una mano y el puño al aire de la otra.

Desde el sabor a Western de “Return From The Wastelands”, Chrome Division, ponen los pistones a trabajar con “So Fragile” y la ya sorprendente mutación de Shagrath con esa guitarra más propia de Backyard Babies que cualquier cosa nacida bajo la sombra de Noruega, un estribillo contagioso y la voz bañada en Bourbon de Eddie Guz, Chrome Division no buscan la cuadratura del círculo; no quieren romperte la cabeza con imposibles arreglos o desarrollos, no hay complejidad alguna, tan sólo reventar los altavoces a través de los que hagas sonar su viscoso bajo y las guitarras de Shagrath y Karlsen, en perfecta comunión. Algo que demuestran en el vacilón comienzo boogie de “Walk Away in Shame”, pronto transformada en un hard rock callejero o la heavy y macarra “Back In Town”, una oda al alcohol (algo que repetirán en “We Drink”), sin prejuicios de por medio ahora que nos ha tocado vivir la mojigatería propia de estos tiempos, hasta sonar como unos ZZ Top cargados hasta las cejas en “You Are Dead To Me” y dar cera en “The Call”, sonando más que nunca a Velvet Revolver en su riff inicial. Una primera mitad de un álbum repleto de influencias, como puedes leer, que aceptan sin rubor y parecen disfrutar, logrando el más difícil todavía cuando transmiten esa misma sensación a todo aquel que se acerca a este disco y lo pincha. Un álbum que tiene mucho de lo que nos gusta a los fans del rock en general y que asume, sin prejuicios, lo ya descubierto por otros.

“I’m On Fire Tonight” es un buen single pero gana muchísimo cuando la interpretan en español, “Esta noche va a quemar”, y suena aún más polvorienta, divertida y etílica, digna de “Abierto hasta el amanecer”. La más flojita puede ser “Staying Until the End” en comparación con “This One Is Wild” que suena como una fiesta o la propia “One Last Ride” en la que el estribillo a coro le da un toque especial. Caso aparte es la mencionada “We Drink”, con un comienzo que arranca en un compás más cercano al doom para terminar convertida en un speed con aires de rock ‘n’ roll que haría sentirse orgulloso al propio Lemmy, una de las grandes sorpresas de una recta final que necesitaba algo más de energía y supieron imprimírsela para cerrar con una final e instrumental ”Towards The Unknown”, la única que puede presumir de arreglos, que sirve de despedida con tubo de escape incluido, que por algo se llaman Chrome Division y se han ganado el aplauso.

“Doomsday Rock 'n Roll” (2006) o “Booze, Broads and Beelzebub” (2008) me siguen pareciendo algo superiores, pero “One Last Ride” es el grandísimo adiós de una banda honesta, sin fuego de artificio alguno, que se dedicaba a hacer rock y pasarlo bien. No pasará a la historia, pero servirá de banda sonora a un verano que ya empieza a asomar sus rayos y que despediremos con la gira de Chrome Division por nuestro país. Oportunidad única para decirle a Eddie, Shagrath, Damage y Tony lo grandes que son mientras suenan las canciones de “One Last Ride”. No te lo pierdas, que luego vendrán los lloros y avisado quedas…

© 2019 James Tonic