Crítica: Black Cilice “Banished From Time”

Son contadas las ocasiones en que me siento así de seducido por la magia de un artista en un mundo en el parecen haberse perdido las ganas de escuchar un álbum y darle tiempo a sus canciones para que estas terminen imbricándose con nuestras propias experiencias vitales. Esto, que puede parecer muy pedante, es la materia de la que se componen los sentimientos; esa décima de segundo en la que escuchamos una sucesión de notas y nuestra vello se eriza, nuestra respiración se acelera y creemos estallar por dentro o, por el contrario, somos transportados a otros lugares, tal es la magia de la música. Cada vez es más difícil porque el propio ritmo de nuestras vidas ha convertido el arte (y casi todo lo esencial para que nuestra alma sobreviva en un mundo voraz) en poco menos que comida basura que consumimos sin deleite, tan sólo como saciante. En el caso que nos ocupa, Black Silice; poco importa el músico portugués que está tras las canciones y del cual no desvelaremos su nombre por respeto y porque no viene al caso (además de porque el black metal es el caldo de cultivo perfecto para que cientos de chavales expriman su sensibilidad en soledad y creen extrañas pero bellas canciones con una estética que poco o nada tiene que ver con el momento o el lugar pero que trascienden culturas y conectan con nuestras entrañas y además lo secreto siempre posee un indudable encanto) pero sí que os diré que “Banished From Time” es quizá el disco más primario y sin embargo que más profundo me ha calado en el último año. Un álbum básico (muy básico, mucho) y crudo en su concepción, poco original en su estética y manido en una producción pobre pero buscada que, por el contrario, sabe llegar al corazón del oyente gracias a unas canciones que, como “Timeless Spectre”, son un torbellino de negrura y mala leche; un viaje con una guitarra y una batería que suenan como si centrifugasen nuestra alma y una voz, a veces casi inaudible, que entre ecos y alaridos parece venir de otro tiempo para llevarnos lejos, muy lejos.

Tan sólo tres discos, “A Corpse, A Temple” (2011), “Summoning The Night” (2014) y “Banished From Time” (además de un buen puñado de splits, EPs y demos) le han bastado a Black Silice para convertirse en el secreto mejor guardado de los amantes de ese black mezclado con un poquito de death y esa actitud tan atractiva del arte por el arte, del artista que crea sin tener en cuenta nada más que sus propias necesidades pero posee todo el magnetismo de lo que es verdaderamente genuino. “On the Verge of Madness” y prosigue el ritual; honestamente hay poco diferencia en el desarrollo de las canciones (lo mismo que entre sus tres primeros álbumes) pero esa rabia, esa frustración y ese dolor son los que nos hacen entender “Banished From Time”, ese destierro del propio tiempo por el que parece clamar en cada canción y que hace que los veinte minutos de duración de ambos temas se pasen en un santiamén y uno se quede embobado admirando la magnífica portada o el constante vaivén de los surcos del vinilo siendo recorridos por una aguja que parece estar desgarrando al propio intérprete.

No soy amigo de las producciones low-fi, me explico; son pocos los casos en los que creo que forman parte del envoltorio y suelo pensar siempre que tal o cual canción ganaría enteros si la voz estuviese más alta o doblada, si la presencia de las guitarras, el bajo o la voz, si los arreglos e incluso el sonido de la reverberación de la sala o esa tos y baquetazo o esa entrada a destiempo hubiesen sido corregidos o, por el contrario, magnificados. Pero en “Banished From Time” todo suena como debe sonar porque soy incapaz de entender “Possessed by Night Spirits” o “Channeling Forgotten Energies”en una mezcla cristalina. Temas que necesitan espacio para respirar y el ambiente malsano de este álbum para dar de sí todo lo que pueden.

Porque “Boiling Corpses” suena como una marcha imperial y su batería es primitiva y así es como debe ser mientras la canción parece acelerarse por segundos hasta terminar convertida en una espiral de emociones cuya latencia de su guitarra nos dejará aún en tensión y, si pinchamos de nuevo el vinilo, entenderemos que la inicial “Timeless Spectre” y su grito de guerra no son más que la continuación perfecta de un álbum que puede atraparnos en un bucle si nos descuidamos.

Editado y publicado por Iron Bonehead Productions, merece la pena hacerse con una copia de “Banished From Time” o cualquiera de los anteriores y saber que con ello estamos apoyando a un artista para que este nos siga regalando obras de semejante calibre. Puede que no haya inventado nada nuevo pero esto, amigos míos, es arte y poco importa de dónde procede sino a dónde nos lleva.



© 2017 Jim Tonic