Crítica: Trivium "Silence In The Snow"

Cuesta enfrentarse a un nuevo disco de Trivium tras dos fiascos como "In Waves" (2011) y, más en concreto; "Vengeance Falls" (2013), cuya única virtud es tocar fondo en el camino iniciado en el anterior "In Waves" y ser el punto de inflexión de lo que está por venir, sobre todo tras un gran disco como "Shogun" (2008) pero el silencio del grupo acerca de la grabación de este "Silence In The Snow", así como el cambio de productor, dejando a un lado, por suerte (todo hay que decirlo), a David Draiman de Disturbed por Michael Baskette, y definitivamente la participación de nuestro idolatrado Ihsahn (que colabora con la apertura, "Snøfall") nos hacían conservar algo de ilusión por el nuevo trabajo de Heafy y los suyos pero es que a veces, como ocurre con Machine Head, uno empieza a sentir que más que una señal de identidad, ese constante cambio intentando encontrar su propio estilo o esos cambios en cada álbum, no son la señal de una búsqueda sino la evidencia de una pérdida; la de su propia identidad, de ese disco que les resucite definitivamente y les haga saltar a las grandes ligas porque, después de "Shogun", Trivium parecen completamente perdidos y desnortados. Aquel del 2008 era uno de esos álbumes que cualquier amante de la música, sin necesidad de ser fanático de los de Orlando o del metal en particular, podía amar y llegar a disfrutar gracias a sus canciones, su ejecución o su sonido. 

Pero lo cierto es que "Snøfall" es ligeramente decepcionante porque no es más que una introducción enlatada de la melodía de "Silence In The Snow", el single que verdaderamente abre su disco homónimo. Melódica y fácil, demasiado fácil, con un estribillo carente de emoción, un riff principal que nos recuerda a los In Flames más blandurrios y, por desgracia, una más que evidente influencia de David Draiman en la modulación de Matt Heafy e incluso el tono de Geoff Tate por increíble que pueda parecer. "Blind Leading the Blind" recupera cierta emoción con unas guitarras, unos cambios de ritmo épicos en su desarrollo y unas voces demasiado edulcoradas (¿por qué recuerda tanto Matt al insoportable Michael Poulsen en algunos momentos? Puede parecer una locura pero ese tono...), aún con esas; "Blind Leading the Blind" resulta uno de los punto álgidos del disco con un video que, según Heafy; es "un poco extraño" y representa la actitud de sus propios fans (aquellos que quieren nueva música ante esos otros que no paran de quejarse por la evolución del grupo y reivindican sus primeros discos) y la de la banda, ajena a todas esas críticas. Pero entonces; si no les afectan las críticas, ¿por qué grabar un videoclip con semejante mensaje?

"Dead And Gone" abre con un riff oscurísimo y prometedor. En ella nos damos cuenta de algo que será la tónica general de las mezclas del disco; a lo largo y ancho de "Silence In The Snow" escucharemos por primera vez el bajo de Paolo en primer término y se agradece, no siempre enmarañado tras las guitarras de Heafy y Beaulieu pero, por contra, la batería ha perdido cierta presencia (nunca sabremos si es debido a la reciente incorporación de Mat Madiro y su poca insistencia en ello durante el proceso de posproducción) y las voces, melódicas y más empachosas que nunca, son las protagonistas de todas y cada una de las canciones. El solo de "Dead And Gone" es una pequeña maravilla, muy dinámico y fresco pero dura segundos y de vuelta al estribillo lo que termina por lastrar el trabajo de esas guitarras y el magnífico riff con el que abrían.

"The Ghost That's Haunting You" hunde sus raíces, aún más, en la melodía vocal haciéndoles perder la identidad, ¿esto es Trivium? Pero no hay nada que no arregle un canción como "Pull Me From the Void" y su ritmo trotón con Madiro dándole duro al doble bombo y unas guitarras estupendas; son canciones como éstas las que les hacen tomar cierta distancia de un disco como "Vengeance Falls". Hasta aquí, la primera mitad del disco se muestra un tanto irregular, con algunos grandes momentos salpicados de buenas intenciones pero con demasiadas canciones fallidas.

"Until the World Goes Cold" irrumpe de buena manera en la segunda mitad; suena bien, las guitarras dobladas en los solos, el riff con esos staccatos entrecortados tan de moda en el metal actual y el doble  bombo rugiendo a doble velocidad, es un intento demasiado forzado; pero la melodía del estribillo es pegadiza. ¿Es lo que espero de Trivium? No pero, por lo menos, se pega como un chicle. Algo que no logra "Rise Above the Tides" y unas guitarras muy poco imaginativas con la, de nuevo y más engolada que nunca, voz de Heafy. Soy de los que piensan que tiene un buena garganta y ha ido mejorando con el tiempo pero hay momentos en los que termina por saturarme su tono y las influencias de terceros. Los primeros segundos de "The Thing That's Killing Me" nos hacen creer que van a arrasar gracias a su ritmo y vertiginosos riffs pero ese puente, más cercano al metalcore más adolescente que otra cosa, tan sólo nos lleva a un estribillo facilón que dejará poca huella en nosotros, como ocurre con la aburridísima "Beneath The Sun" y tan sólo "Breathe In the Flames" en el cierre es capaz de elevar el disco donde debería haber estado desde el principio; una pequeña maravilla, sucia y con varias partes bien definidas que lo mismo te arrastran a kilómetros de velocidad como te hacen subir al cielo con un buen solo final. Pena del tratamiento de las voces.

"Silence In The Snow" no es un mal álbum y es claramente superior a los dos anteriores; en él se pueden adivinar buenas ideas y el sonido es cristalino sin dejar de ser contundente, hay canciones repletas de grandes melodías y Heafy está en un estupendo estado de forma pero falla la composición y la dirección general, en definitiva; todo aquello necesario para haberlo convertido en ese gran álbum que Trivium busca desde hace ya siete años. Quizá esa contención de la que presumía Corey Beaulieu cuando aseguraba que su silencio en las redes sociales ante la grabación del álbum que nos ocupa era porque no querían asemejarse al resto de bandas que publican fotos de ellos mismos trabajando en el estudio  afirmando que grababan su mejor disco es porque tanto a él como a Heafy, a lo mejor, lo que les faltaba era esa ilusión tras las últimas dos entregas y les sobraba la certeza de saber que, ni mucho menos, estaban ante el mejor álbum de Trivium y ese tipo de actitudes, sumadas a la falta de inspiración, son las que dan forma a discos como "Silence In The Snow", entretenidos pero carentes de chispa. Tendremos que esperar para saber si éste es el punto de inflexión hacia algo mucho mejor o lo máximo a lo que nos tenemos que conformar, esperemos que no.

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