Crítica: Lieutenant "If I Kill This Thing We're All Going to Eat for a Week"

Si celebrases una fiesta; no querrías que Nate Mendel asistiese. En mitad de una noche salvaje, Nate Mendel sería el tipo adecuado para cortarle el rollo al mismísimo Charlie Sheen. Si alguna vez quisieras presentarle un chico a tu hermana, querrías que fuese Nate Mendel porque resultaría tan inofensivo como un jerbo y lo único que podrías decir de él, como mucho, es que es "un buen chico". Estaba claro lo que nos esperaba en "If I Kill This Thing We're All Going to Eat for a Week", no me imaginaba a Mendel escupiendo fuego maquillado como Gene Simmons o moviéndose como David Lee Roth sobre un escenario pero pese a ello, tampoco podía imaginarme que tuviese tan, tan poca sangre corriendo por sus venas. Habrá quienes quieran defender este álbum y argumentarán -contra viento y marea- que es justo lo que Mendel deseaba hacer, alejado de los focos de Foo Fighters, que es una buena colección de canciones (¡qué gracia me hace esta expresión!) sin complicaciones, simplemente un divertimento. No, no, no, qué coño; es un aburrimiento cantado de manera lánguida por alguien que, si no fuese el bajista de Foo Fighters, nunca habría podido publicar un disco en solitario de haber continuado con Sunny Day Real State y, si algo más nos confirma, es que Grohl eligió a Nate Mendel y a William Goldsmith (la sección rítmica de la mítica banda seminal del emo y paradigma del hardcore más emocional del sello Sub Pop), dejando a un lado su solvencia musical, por su personalidad poco problemática. El pobre de Goldsmith le salió rana a Grohl durante la grabación de "The Colour And The Shape" (1997) y éste actuó con todo ese "buenrollismo" que le caracteriza; grabando al completo todas las partes de William a la batería mientras éste se encontraba fuera de la ciudad unos días y despidiéndole de manera indirecta por teléfono (como hizo con su amigo Franz Stahl) para fichar al cargante mercenario que es Taylor Hawkins pero Mendel es el perfecto bajista de estudio, tan modosito que nunca pondrá inconveniente alguno cuando se le pida tocar una u otra parte y quizá incluso te pida perdón si te mira dos veces directamente a los ojos. Tengo esta idea en base a que ha sido el único miembro de Foo Fighters desde el 96, el único que no suele conceder entrevistas, aquel cuyo papel en el documental "Back And Forth" (2011) aporta tantísimo como el del conserje del estudio de grabación, su escasísima presencia escénica (tras haber asistido a más de media docena de conciertos del grupo desde su primera gira por clubs) y en el estudio de grabación (donde Dave le dice qué fraseos debe aprender y cuáles no) y, por último, este "If I Kill This Thing We're All Going to Eat for a Week" cuyo poso, una vez ha sido escuchado al menos una docena de veces, es igual o superior a que Mendel nos hubiese entregado un disco vírgen; completamente vacío.

Un desaguisado que comienza con "Belle Epoque", quizá la más pegadiza, con una melodía propia del post-grunge/ indie más noventero; aquel que se defendía a sí mismo porque eran tan auténticos que les gustaba estar lejos de los focos. "Belle Epoque" no funciona mal, por lo menos tiene estribillo y, aunque la voz sea monótona, es la más entretenida. "The Place You Wanna Go" es un medio tiempo (tampoco es una novedad porque en este disco todo es un medio tiempo) y sus guitarras están más trabajadas; colabora Chris Shiflett (que tampoco es un virtuoso pero tiene más gracia que Mendel) y el estribillo nos demuestra lo mal que se defiende Mendel con los falsetes, la verdad es que su forma de cantar deja mucho que desear a lo largo y ancho de todas las canciones. Por increíble que parezca, Page Hamilton toca en "Believe The Squalor" pero no sabemos dónde esta su característico estilo y, por supuesto, desconocemos si es que todos los participantes en este disco (Joe Plummer de Modest Mouse a la batería, el propio Page de Helmet, Chris Shiftlett de Foo Fighters o Toshi Kasai, quien produce el disco junto a nuestro protagonista) han decidido someterse a la languidez de Mendel o, en pleno bajón de tensión, han sido incapaces de enseñar algo de su personalidad en el álbum. "Believe The Squalor" es tristona y evocadora, suave y melancólica, más propia del pop inglés más lluvioso y gris que de un chaval de un pueblecito de Washington como es Richland. "Rattled" con la ayuda de Kate Mendel es la más movida de todo el álbum y jugará con sus cambios entre estrofa calmada y estribillo acelerado pero una vez nos encontramos con el primer subidón pronto nos damos cuenta de que la canción es predecible y aburrida, junto a "Belle Epoque" sería el single más claro de este "If I Kill This Thing We're All Going to Eat for a Week".

"Prepared Remarks" es tediosa, lineal y evidente desde el primer segundo, la salva de la quema Toshi Kasai con su sintetizador y las palmas pero una sensación que nos acompaña en ella y no nos dejará en todo el disco es la de que Mendel es pésimo a la hora de componer las melodías vocales y parece un niño que inventa según la estrofa se va desarrollando, apenas sin respirar o hacer pausas, cantando sin descanso melodías que se hilvanan unas con otras como cuando tu hermano pequeño tararea. "Some Remove" es una balada -como si nos hiciese falta bajar tanta emoción- y no es lo peor del disco, podría haber sido una cara B de cualquier disco de Foo Fighters si la cantase alguien con más energía, por lo menos Dave Grohl. 

¡Llega la fiesta y estáis todos invitados con "Sink Sand", lo malo es que sólo dura unos segundos! Mendel romperá la emoción constantemente con su rasgueo de acústica hasta deformar por completo la canción y dejar fuera de lugar los arreglos de Kasai y la trompeta de Keith Douglas, una auténtica pena. "Artificial Limbs" es otra balada; dos en un disco de diez canciones en el cual la tónica general es el medio tiempo. directamente prescindible aunque al final se anime un poco y sea de nuevo Kasai el que arregle el estropicio. ¿Alguien podría imaginarse un disco de Mendel completamente acústico? "Lift The Sheet" cerrará haciéndonos desear no volver a escuchar "If I Kill This Thing We're All Going to Eat for a Week" más de un par de veces a menos que seas muy fan de Foo Fighters, tengas que escribir una crítica o quieras un disco anodino que suene de fondo mientras duermes o mueles café comprado en alguna tienda que favorezca el comercio justo.

Tanta intrascendencia asusta, es incluso aburrido habiéndolo escuchado hasta la saciedad, imposible sacar una canción que funcione realmente bien como single o se quede en tu cabeza, no hay ni una sola estrofa o estribillo salvables por la sencilla razón de que todo es tan gris que podría mimetizarse hasta con el ruido de fondo de tu habitación. Mendel ha tardado doce años en publicar tras "The Fire Theft" (2003), por favor, que no se vuelva a repetir; hay tantísimos grandes artistas esperando su momento que abruma que alguien tan corriente y moliente malgaste la oportunidad reservada a otros. Perfecto para aquellos con la tensión alta, se la bajará de un plumazo.

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