Cuando un artista es incapaz de cerrar la boca e intentar dejar huella con supuestamente incendiarias declaraciones es porque no puede dejarla con su propia música. Durante estas últimas semanas, Noel Gallagher no ha parado de intentar provocar tocando viejos palos como el de Oasis y su reunión por dinero, Liam Gallagher y la disolución de Beady Eye o los contínuos escaqueos de su hermano para no pagar la pensión de su hija, Morrissey, tocar o no en Glastonbury, reavivar la polémica de U2 sobre regalar música o cualquier cosa que se le pase por la cabeza mientras amigos suyos como Johnny Marr aseguraban que el próximo disco de Noel Gallagher's High Flying Birds sería el mejor de la carrera del hermano mayor de los Gallagher. A estas alturas es imposible no adjudicarle a Noel el lugar que se merece en las últimas dos décadas de pop, tiene buen gusto y una habilidad innata para componer grandes melodías, tiene talento pero eso no quiere decir que siempre acierte y si en su primer disco tras Oasis, "Noel's Gallagher High Flying Birds", nos demostraba que se había guardado bajo la manga un puñado de singles resultones, en "Chasing Yesterday" tendrá que acudir al baúl de los recuerdos de Oasis con "Lock All The Doors" o intentar el acercamiento a nuevas sonoridades como "The Mexican" que, lejos de resultar divertidas como debieran y así proclame la prensa inglesa, aburren tras la primera estrofa. Pero, antes de que te lleves las manos a la cabeza, resaltemos lo positivo de "Chasing Yesterday" que es mucho; es un buen segundo disco (para un artista que lleva ya tiempo en esto, todo hay que decirlo), supone un paso más allá (no sabemos en qué dirección o si es una escapada sin rumbo y a la desesperada) y una pequeña evolución (más de lo mismo) que confirma la buena salud compositiva de Noel (tras cuatro años de sequía) aunque, y ya no puedo seguir estirando de donde no hay y me hagáis caer de nuevo; se eche de menos la sal y la pimienta que Liam aportaba en Oasis y, por qué no, la sensación de tocar en un grupo y no estos High Flying Birds que no son otra cosa que una banda de acompañamiento sin entidad ni trascendencia. Una puta banda de acompañamiento que sólo queda bien sobre el papel y serigrafiada sobre el parche del bombo.
Y es que cuatro años son muchos para volver con este disco tan tibio bajo el brazo en el que Noel dice disfrutar del proceso de producción como si éste fuese Alan Parsons tras los mandos de la grabación de "The Dark Side of the Moon" (1973) y producir un "Chasing Yesterday" con unos colores tan básicos y paliduchos requiriese algo de experiencia o habilidad y así ocurre, una producción plana y en ocasiones oscura en la que a veces las canciones se ahogan y los arreglos en vez de estallar y adornar, colorear (para que me entendáis), se "apaisajan" con el resto de los instrumentos. Incluso las canciones más barrocas suenan igual de simples y aburridas que las más sencillas pero quizá no debiéramos cargar las tintas contra la producción cuando lo que simplemente ocurre es que no hay canciones, aunque sea inevitable pensar que quizá, sólo quizá, un poquito más de inteligencia en el estudio habría hecho despegar algún que otro tema. No, no estoy exagerando, tened en cuenta que hasta los singles de este "Chasing Yesterday" suenan a todo menos a singles, lo que me lleva a pensar que la mano de Dave Sardy en el anterior álbum fue más que necesaria y el productor no se limitó a ayudar a Noel sino que utilizó algo de su varita en una profesión que cada vez está más devaluada por culpa de esos músicos que, sin ninguna pericia, se dedican a autoproducirse; como es el caso...
Supongo que, si eres fan de Oasis, a estas alturas querrás cogerme del cuello y pegarme pero déjate llevar y házme caso; pincha este disco mientras lees esta crítica y no te quedará otra opción que darme la razón. Si al final de ésta sigues pensando que el disco de Noel es el mejor álbum de este año, que le sitúa a la altura de los más grandes, que es un paso más que digno y que su momento creativo de gloria no pasó hace quince años, quizá y sólo quizá podamos tomarnos una cerveza juntos porque, aunque te duela, la carrera de Noel está a la deriva y esto es sólo música, ahora respira...
Abre el disco o sitúa el cursor sobre la carpeta que lo contiene (menudo fan estás hecho si has elegido la segunda opción...), como prefieras; haz que suene "Riverman" y siente esa guitarra. ¿No la has escuchado antes? Sí, claro que sí. Es la misma acústica que has escuchado hasta la saciedad en todos y cada uno de los discos de Oasis. ¿Es bueno? Seguramente creas que sí porque interpretarás que es una seña de identidad pero no, no lo es. Es un artista copiándose a sí mismo y descubrirás que lo único bueno de "Riverman" es el puente y su bajo en el que parece que todo va a despegar pero Noel remata con un estribillo tristón y un "hey, hey, hey" en el que seguramente no habrá sabido qué escribir. La guitarra solista aquí, sin embargo, sí es grande pero, craso error, nos lleva a otro puente con un saxo y tardaremos en recuperar algo de pulso. Aún así es una canción bonita, típicamente inglesa con algún tinte interesante. ¿Pasamos a la siguiente? Hazme caso.
"In The Heat Of The Moment" es un robo pero, aunque Damon Albarn se pueda enfadar, el ritmo dominante lo lleva el bajo y eso es inusual para los Gallagher tan acostumbrados a tirar de su Gibson ES o sus Epiphone semihuecas. ¿Sientes el bajo? Bom, bom, bom, bom.. Lo único que sobran son esas insoportables campanas. ¿Nadie le dijo a Noel que las campanas son propias de los ochenta? Por favor... Con todo y con eso es bastante más interesante que la siguiente, "The Girl with X-Ray Eyes". No tengas miedo, vamos a escucharla. ¿Te das cuenta de una cosa? Es la canción equivocada porque está en el lugar equivocado y seguramente Nick Hornby te lo podría explicar mejor que yo pero situar esta "The Girl with X-Ray Eyes" en tercer puesto es todo un bajón para el disco a pesar de que contenga quizá el mejor estribillo de todo él. Situarla más adelante habría supuesto descubrir una piedra preciosa, en tercer lugar es todo un escollo a salvar. Aún así, ¿te gusta, verdad? Claro, porque los arreglos de cuerda son un autoplagio de Oasis.
Pasemos sin miedo a "Lock All the Doors". Aquí sí, aquí es donde te crees que me estoy equivocando porque ese comienzo con tanto rock 'n' roll es matador, ¿verdad que sí? ¡Nadie había pasado una púa a contrapelo por la sexta cuerda y te crees que la velocidad te va a despeinar! Hazme un favor, canta conmigo durante los dos primeros compases la canción "Morning Glory" de "(What's the Story) Morning Glory?" del 95. Siento el "coitus interruptus", estas cosas pasan cuando escuchas mucha música y no dudaba, ni por un segundo, de que tú, querido lector, ya habías reparado en ello...
¿Te queda algo de ánimo? Escuchemos juntos "The Dying Of The Light" que supone otro auténtico bajón y con él se anuncia el final del disco. ¿A la quinta canción? Sí porque, mira, si pasas a la siguiente te darás cuenta de que "The Right Stuff", por mucho que Noel quiera compararla con los Rolling Stones y a pesar de que meta un saxo, es auténticamente infumable (no hay nada de "Under My Thumb" en ella, que no te engañen) y si unes ésta y "The Dying Of The Light" te darás cuenta de que llevamos más de diez minutos tediosos que no funcionan en disco y mucho me temo que tampoco lo harán en directo sin arrancar bostezos o hacer que las barras se inflen de servir cervezas cuando el público aproveche para ir a los aseos y así evite la parte central del concierto.
Como aburrida es la intro de "While the Song Remains the Same", escúchala conmigo, sin miedo... Setentera y con sonido stoniano en algunas ocasiones pero se vuelve lánguida en las estrofas y verás que lo único excitante ocurre en el minuto tres (adelántalo, hazme el favor) en el que parece que se va cernir sobre nosotros alguna descarga eléctrica que se ve tamizada por, de nuevo, el aburrimiento más absoluto. ¿Te das cuenta de que acaba como comienza? ¿De verdad crees que esto es lo mejor que puede hacer Noel? Vamos a por la siguiente, no suframos escuchando de nuevo las mismas canciones.
Sí, el comienzo te recuerda a un riff de Queens Of The Stone Age y muchos, incluídos él mismo, la comparan con T-Rex de Marc Bolan pero te voy a contar por qué... Porque hay algunos paletos que cuando escuchan un cencerro (el instrumento, ¿lo conoces?) en una canción no pueden dejar de mentar a Bolan y el glam en vano y, por mucho que Noel meta arreglos de metales y algún que otro coro, esta estupidez de "The Mexican" no suena ni a Richards ni Jagger, ni a Bolan ni a Homme y lo sabes.
A ver, ya estás cansado de leerme y, aunque sabes que tengo razón, tu pequeño corazoncito inglés pertenece a los hermanos Gallagher y nunca vas a darme la razón pero, si me acompañas hasta el final, verás como no todo es malo. "You Know We Can't Go Back" suena como debería haber sonado todo el disco, ésta sí es vibrante y tiene gancho, animada y sería capaz de levantar a cualquier fan de Oasis. De nuevo el bajo es el protagonista y es refrescante escuchar a Noel en este registro. ¿Por qué no ha hecho algo parecido antes? Y, para confirmar mi teoría, tienes "Ballad of the Mighty I" en la que.... ¡Sorpresa, sorpresa, el bajo vuelve a ser quien lleve la voz cantante! Esto quiere decir que Noel debería olvidarse de experimentos, de rasguear con desgana su guitarra y de verdad experimentar lo que supone estar en un grupo y no en estos High Flying Birds de mentirijilla. Además, en "Ballad of the Mighty I" cuenta con la ayuda de Johnny Marr y, aunque sea toda una labor de investigación escuchar su guitarra y creer entender que ha sido tan decisiva en la canción como el propio Noel asegura, posiblemente haya dotado de algo de frescura a la canción o a la grabación, quién sabe...
Un disco entretenido, de dos escuchas, fácilmente olvidable y en el que se plantean caminos interesantes para un posible álbum en el que, por fin, Noel nos calle la boca a todos o, mejor aún, en el que él mismo la cierre y, por una vez, entendamos que cuando un Gallagher calla es porque tiene algo interesante que decir con su música, como antiguamente. No te preocupes, estas cosas pasan hasta en las mejores familias.
© 2015 Piero Bambini