Concierto: The Rolling Stones (Madrid) 25.06.2014

SETLIST: Jumpin' Jack Flash/ You Got Me Rocking/ It's Only Rock 'n' Roll (But I Like It) / Tumbling Dice/ Angie/ Like a Rolling Stone/ Doom and Gloom/ Out of Control/ Honky Tonk Women/ You Got the Silver/ Can't Be Seen/ Midnight Rambler/ Miss You/ Gimme Shelter/ Start Me Up/ Sympathy for the Devil/ Brown Sugar/ You Can't Always Get What You Want/ (I Can't Get No) Satisfaction/

Todos estamos de acuerdo en que el logo de la lengua más famoso de la historia del Rock es también una gran
empresa que factura millones y millones de dólares al año, también que los septuagenarios miembros de la banda más grande de la historia amasan grandes fortunas y que, como dice el propio Richards, él y Jagger a estas alturas de la vida se ven únicamente sobre los escenarios pero también hay que ser muy necio para creer que el único interés es ganar más dinero exprimiendo el mismo repertorio noche tras noche. Con más de cincuenta años tras sus espaldas, los Rolling Stones vuelven a salir de gira con la espada de Damocles que para su público significa quizá presenciar la última gira de un grupo que significa mucho más que cuatro acordes y buenas canciones, que simboliza un estilo de vida y cuya historia y vida es ya parte de la mitología popular y del panteón del Rock. Es cierto que los años no pasan en balde para nadie pero ellos parecen haber hecho un pacto con el diablo y si la gran duda de esta gira era saber si el mismísmo Keith Richards habría superado sus problemas de salud y malos hábitos y sería capaz de recordar e interpretar las canciones de siempre. Jagger se cuida y es el miembro más en forma, también es cierto que las exigencias de su personaje y su papel le hacen imposible el descuido y mientras Richards prefiere seguir sacudiéndole al tabaco y el vodka, Jagger vive de ensaladas y de exigentes tablas de ejercicios en el gimnasio pero la voz y la actitud también están intactas. Watts sigue siendo un señor tras la batería y verle tocar en un estadio transmite la misma calma que verle en un club de jazz donde seguramente se sienta más a gusto sólo que aquí sacude los parches de manera enérgica en “Jumpin’ Jack Flash” o “Honky Tonk Women”. Ron Wood sigue aportando la misma frescura que hace veinte años y, a pesar de su ya característica actitud relajada con sempiterno pitillo en los labios, no debemos olvidarnos de que es la columna vertebral de las guitarras en los Stones junto a un Richards con el que juguetea, entrando y saliendo ambos de las canciones, hilvanando “licks” y fraseados a golpe de riffs logrando el característico sonido destartalado o avejentado de los Stones (ese que todos buscan y nadie es capaz de lograr), en el cual parece que todos van a lo suyo mientras que lo que está pasando es una comunión tan perfecta que cada uno de los músicos puede entrar y salir de la canción divirtiéndose y haciendo que sus instrumentos dialoguen con aparente facilidad y sin que se resienta la melodía. Por no hablar de la histórica presencia de Mick Taylor en algunas canciones, miembro de la banda entre 1969 y 1974, entre Brian Jones y Ron Wood (que, sorprendentemente, pasó por Madrid hace meses, tocando en una salita con aforo para apenas una centena ante el despiste de fans de los Stones)

Y es que el mal tiempo sobre la capital auguraba una velada histórica como la del 82 en Madrid sólo que esta vez con tintes de despedida. ¿Cuántas veces más podremos ver a los Stones sobre un escenario? Que nadie se lleve a engaños, el que no estuvo la noche del veinticinco de Junio en Madrid fue porque no pudo. Un escenario de cuarenta metros de ancho con cuatro pantallas de trescientos veinte metros con cuatro torres que escupen doscientos diez mil watios contra cincuenta y cuatro mil asistentes que no dudaron en agotar las entradas a pocas horas de su puesta a la venta colapsando la venta y convirtiendo la compra en un caos. ¿Quién en su sano juicio sería capaz de perderse una noche así? Tras una más que prescindible apertura de Leiva como telonero que no sólo demostró que un escenario de esas dimensiones le viene grande sino enorme y logró la dudosa hazaña de convertirlo en la verbena de un pueblo con un sonido y un repertorio mediocre gracias a una presencia escénica y voz casi nulas además de la prescindible participación de Ariel Rot para acabar tan desafortunada participación. Después de media hora de espera y una introducción, Watts toma asiento y suenan las primeras notas de “Jumpin' Jack Flash” y el griterío y la emoción se apoderan del estadio Bernabéu. Ahí están Richards (con bandana jamaicana y gafas de sol) y Wood sobre las tablas mientras Jagger aúlla: "I was booooooooooorn in a cross-fire hurricane and I howled at my ma in the driving rain” y el público se le une con “But it's all right. Im jumpin' jack flash!” y son esos segundos de histerismo, de caos en el cual uno no sabe dónde mirar y se siente sobrepasado, cuando uno entiende que la esencia del Rock N’ Roll se encuentra ahí y que es tan fugaz que es imposible capturarla o entenderla pero también que es tan poderosa como para hacer que más de cincuenta mil almas se concentre en las mismas palabras: “jumpin' jack flash, it’s a gas” pero, no contentos con eso, empalman con la caliente “You Got Me Rocking” y el clásico instántaneo “It's Only Rock 'n' Roll (But I Like It)” en el cual bailaron hasta los camareros. “Tumbling Dice” nos lleva de la mano a “Exile On Main St.” con Wood al slide y el despreocupado ritmo, Gram Parsons sonreía desde el cielo. Primer punto de inflexión del concierto con “Angie” que conserva toda la emotividad en la garganta de Jagger y la sorprendente elección, vía redes sociales por parte del público, de “Like A Rolling Stone” de Dylan como elección (interpretada por primera vez en once años) que suena como debe sonar con Jagger a la armónica y todo el público coreando “How does it feel, how does it feeeeel?”

La más reciente y publicada en su recopilatorio “GRRR!” (2012) es “Doom And Gloom” que, aún sonando con menos descaro que en el estudio, se integra perfectamente entre los clásicos del grupo mientras que la gran sorpresa es “Out Of Control” rescatada de “Bridges To Babylon” y cuyo in crescendo sigue causando el mismo efecto efervescente que en el 97. “Honky Tonk Women” convierte el estadio en un bar gracias a su blues y las calientes animaciones en las pantallas mientras Richard y Wood/ Wood y Richards parecen pasárselo en grande junto con Watts. Es el momento de las presentaciones y Jagger, como gran maestro de ceremonias, deja a su némesis, Richards, para el final que es el que se lleva la mayor ovación. Y es que mientras el propio Jagger genera cierta distancia a pesar de sus bromas, su constante interactuación con el público y su actitud, a Richards le basta una calada o un acorde para levantar la simpatía del respetable. La rootsy “You Got The SIlver” con Wood y “Can't Be Seen” son las elegidas por el guitarrista para ser interpretadas en cierta intimidad antes de la catarsis que es “Midnight Rambler” con la histórica presencia de Mick Taylor a su Les Paul. Para los amantes de las guitarras, debo recalcar el hecho de que hasta ese momento el arsenal de los Stones no se limitó a la icónica “Micawber” por parte de Richards e incluso de su Telecaster Sunburst llamada “Sonny” sino que por sus manos y las de Wood pasaron Stratos, Telecaster, Gibson Les Paul, Firebird o Junior por citar sólo algunas.

“Miss You” nos lleva a su faceta más bailable, más disco, con el vibrante bajo de Darryl Jones y sus "slips" para desembocar en una “Gimme Shelter” tan épica o más que de costumbre y esas magníficas guitarras. Pero la verdadera protagonista fue Lisa Fischer cuando se adentro entre el público sobre la enorme pasarela que se internaba en la pista y desató la locura con su poderosa garganta, dejando pequeño a Clare Torry en "The Great Gig in the Sky". "Start Me Up" dio nuevos bríos a un concierto que se nos escurría entre las manos como si en vez de hora y media llevasen diez minutos, consiguió que el estadio vibrase de nuevo como si todo volviese a empezar y, tras un pequeño descanso, un bosque en llamas en las pantallas y "Sympathy for the Devil" con ese comienzo ya clásico en el cual el que no cantó es porque no quiso; "Please allow me to introduce myself, I'm a man of wealth and taste, I've been around for a long, long year, stole many a man's soul to waste" y el estallido en "Pleased to meet you. Hope you guessed my name, oh yeah" y todo el estadio jaleando el solo con: "who, who, who, who!" y Jagger quitándose el largo abrigo de pelo rojo con el que había salido a escena.


Pero todavía quedaban ases en la manga con "Brown Sugar" con Bobby Keys y Tim Ries a los metales soplando como si el mundo se fuese a acabar, el coro de Jorcam de la comunidad de Madrid cantando un "You Can't Always Get What You Want" que nos elevó al cielo con ese mantra que se repite una y otra vez y la histeria colectiva con "(I Can't Get No) Satisfaction" y Mick Taylor de nuevo en el final de fiesta y las luces encendidas. Son dueños del mejor repertorio del último siglo y de la marca más famosa del Rock, parafraseándoles a ellos mismos en "It's Only Rock 'n' Roll (But I Like It)", son sólo los Stones pero me gustan. Aquellos que les critican ahora después de haberles visto en los ochenta son aquellos que fueron denostados por aquellos que asistieron a conciertos en los setenta e incluso en los sesenta, el pacto con el diablo sigue vigente; ¿dónde estarás tú cuando seas bisabuelo? Seguro que no sobre un escenario antes más de cincuenta mil almas y eso no esta premiado ni con todo el dinero del mundo. Muy grande, demasiado.

© 2014 Jim Tonic